La explosión registrada en la sede central de Petróleos Mexicanos (Pemex) ha causado al menos 33 muertos y 121 heridos, según el último balance ofrecido por el director de la empresa pública, Emilio Lozoya Austin. Los fallecidos son 20 mujeres y 12 hombres, mientras que de los 121 heridos 52 aún siguen ingresados en hospitales de la capital mexicana.

Por su parte, el ministro de Gobernación Miguel Ángel Osorio, ha afirmado que «se están utilizando todos los recursos de las autoridades para investigar y conocer las causas del siniestro. Esperaremos el resultado de los peritajes y con transparencia lo daremos a conocer».

En la rueda de prensa que ha ofrecido, Osorio no ha querido hacer comentarios sobre la posibilidad de que se haya tratado de un atentado y ha pedido a los periodistas esperar al peritaje que se está realizando.

El alto funcionario ha precisado que en las investigaciones participarán «expertos nacionales e internacionales».

«No escatimaremos esfuerzo alguno para rectificar esta situación. Cumpliremos la instrucción del presidente de mover hasta el último escombro para cerciorarnos de que no hay personas atrapadas», ha dicho Osorio.

Interrogado sobre las causas de la explosión, el titular de Gobernación ha rehusado contestar al considerar que sería «irresponsable» por su parte, al tiempo que ha instado a los medios de comunicación a no especular sobre las mismas.

Las primeras hipótesis de las que se han hecho eco los medios de comunicación, sin confirmación oficial, hablan de la posibilidad de que la explosión se haya debido a un calentamiento del sistema eléctrico del complejo de Pemex.

Osorio ha confirmado que en la sede central de Pemex trabajan cerca de 10.000 personas.

Por su parte, el presidente del Sindicato de la Unión Nacional de Técnicos y Profesionales Petroleros, Moisés Flores, ha detallado que la deflagración se produjo en una de las calderas del sótano debido a la falta de mantenimiento.