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Barcelona

Un supuesto caso de espionaje enrarece la política catalana

La revelación de que una reunión entre la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, y la exnovia de un hijo de Jordi Pujol podría haber sido grabada por encargo del PSC ha destapado un supuesto caso de espionaje en Catalunya que podría afectar a partidos políticos, jueces, fiscales y empresarios.

El líder del PSC, Pere Navarro, cuyo partido habría encargado espiar a Alicia Sánchez-Camacho. (Quique GARCÍA/AFP)
El líder del PSC, Pere Navarro, cuyo partido habría encargado espiar a Alicia Sánchez-Camacho. (Quique GARCÍA/AFP)

A los casos de corrupción que, igual que en el Estado español, amenazan con llevarse por delante a parte de la clase política tradicional, en Catalunya se les ha sumado en los últimos días un supuesto caso de espionaje entre partidos que ni los escritores de novelas policíacas osarían imaginar. Todo estalló el 11 de febrero, cuando ‘El Mundo’ afirmó que la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, se reunió en julio de 2010 con la exnovia de Jordi Pujol Ferrusola, uno de los hijos del expresident Jordi Pujol, para explicarle que realizó varios viajes con su expareja a Andorra cargando grandes sumas de dinero en billetes de 500 euros. Pero el plato fuerte de la noticia no era ese, sino la afirmación de que el PSC contrató a una agencia de detectives privados para grabar aquella reunión.

Comenzó entonces el tira y afloja entre políticos, que ha llevado, por un lado, a Sánchez-Camacho a denunciar a la agencia responsable del supuesto espionaje, llamada Método 3; y por otro, al exsecretario de organización del PSC, José Zaragoza –a quien se apunta como responsable del encargo de espionaje–, a querellarse contra la publicación madrileña.

Pero mientras tanto, el supuesto caso de espionaje no ha hecho más que aumentar y alcanzar mayores dimensiones. El propio Zaragoza ha admitido ya contactos con Método 3, pese a negar cualquier tipo de espionaje a otros partidos, y los medios de comunicación no han tardado en hacerse eco de una coincidencia: la detective de la agencia Elisenda Villena, que ha admitido haber recibido encargos de seguridad por parte de los socialistas catalanes, es la hermana de la asesora jurídica del PSC, Anna Villena.

Y mientras unos ponían el foco en el PSC, otros destacaban que la misma agencia había sido contratada por otros partidos políticos. Sin ir más lejos, también por el propio PP, que contrató sus servicios para demostrar que un militante de ERC habría amenazado de muerte al líder de los populares catalanes en Barcelona y hermano del actual ministro de Interior, Alberto Fernández Díaz.

Espionaje generalizado

Pero el juego de detectives no parece quedarse entre el PP y PSC, según aseguró ayer ‘La Vanguardia’, que abrió el periódico con el titular ‘Políticos de distintos partidos fueron espiados en Catalunya’. Citando fuentes policiales, el diario catalán aseguraba que Método 3 «ha desarrollado no una sino varias operaciones de espionaje en el restaurante La Camarga –donde se citaron Sánchez-Camacho y la exnovia del hijo de Pujol– y en otro conocido local que como el anterior suelen ser frecuentados por dirigentes y directivos empresariales».

‘El País’ recoge hoy el guante de ‘La Vanguardia’ y asegura que «Interior investiga decenas de informes sobre el espionaje político catalán». Según el rotativo madrileño, un expolicía y antiguo trabajador de Método 3 habría entregado a la Policía los archivos de audio de la reunión de Sánchez-Camacho, «así como decenas de informes sensibles que manejaba la agencia de detectives privados y que incluyen investigaciones a responsables políticos, empresarios, jueces y fiscales».

A la espera de sacar alguna conclusión clara, si es que llega, la sociedad catalana observa con estupefacción este presunto espionaje entre partidos políticos, que amenaza con convertirse en un particular ‘watergate’ catalán. Mientras tanto, apenas nadie habla de los billetes de 500 que supuestamente sacaba del Estado Jordi Pujol Ferrusola, ni de que, precisamente, esta fuese una de las informaciones con las que el propio diario ‘El Mundo’ se convirtió en protagonista de la última campaña electoral catalana.