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Baiona

La Policía dijo que Anza no estaba en el hospital en el que apareció

«Las zonas sombrías». Es el título del dossier de ocho páginas que hoy publica ‘Le Journal du Pays Basque’ y en el que se analiza exhaustivamente el caso de Jon Anza, militante de ETA desaparecido en abril de 2009 y cuyo cadáver se encontró en una morgue de Toulouse once meses después. Cuando sobrevuela el riesgo de que el caso se dé por archivado, el reportaje aporta nuevos datos que ponen de relieve nuevas fallas en la investigación policial y judicial.

El rotativo ‘Le Journal du Pays Basque’ publica en su edición de hoy un extenso dossier en el que aborda «Las zonas sombrías» del caso de Jon Anza. Este trabajo periodístico llega cuando se acrecientan las sospechas de un cercano cierre de la investigación referente a la extraña muerte y desaparición durante casi un año -desde abril de 2009 hasta marzo de 2010- del militante vasco.

A lo largo de ocho páginas, ‘Le Journal du Pays Basque’ repasa tanto lo acontecido durante esos once meses como las posteriores investigaciones, vuelve a plantear algunas de las interrogantes que siguen sin respuesta y revela nuevos datos que cuando menos ponen en duda la versión oficial.

Destacan entre ellas ciertas lagunas en la investigación y el papel jugado por la Subdirección Antiterrorista (SDAT). El 20 de mayo, el agente de Baiona Franck Ayçoberry solicitó por fax que se comprobara en los hospitales entre la capital labortana y Toulouse si había algún paciente llamado Jon Anza o si alguna persona sin identificar correspondía a la foto que se adjuntaba.

Desde Toulouse respondieron que no había habido «ninguna admisión en los establecimientos de Rangueil, Purpan, Larrey y Psy Marchand». Esta nota fue remitida por correo electrónico por otro agente policial llamado Julien Decoux. Sin embargo, en el dossier judicial están recogidas todas las peticiones a centros hospitalarios y sus correspondientes respuestas, salvo las de Toulouse.

Los autores del reportaje periodístico se preguntan cómo explica Decoux las respuestas negativas de los hospitales respecto a una cuestión que no les ha sido preguntada. También subrayan que el mensaje es remitido a Baiona dos horas después de recibir la petición de Ayçoberry.

«¿Cómo ha hecho para recorrer todos los hospitales en dos horas, teniendo en cuenta que los hospitales no ofrecen ese tipo de información ni por teléfono ni por fax?», cuestiona ‘Le Journal du Pays Basque’. Lo cierto es que ese día, el 20 de mayo de 2009, el cuerpo de Jon Anza se encontraba en la morgue del hospital Purpan.

Oposición y total rechazo

Otro elemento sorprendente sucede en el juzgado de Toulouse. El 4 de mayo de 2009, los servicios jurídicos del hospital pidieron al ayudante del fiscal Renaud Soubelet que investigara la identidad de un paciente que había sido hallado inconsciente.

Desde el juzgado se afirma que dos días después se remitió un fax a la comisaría de Toulouse para poner en marcha las pesquisas. Sin embargo, dicho documento no aparece por ninguna parte. El 12 de marzo de 2010, tras la identificación de Jon Anza en la morgue, los policías hallaron el fax original en el juzgado.

Durante esos meses, las preguntas del hospital siempre recibieron la misma respuesta: «Los policías investigan». Finalmente se demostró que nunca se instó a la Policía a investigar. Soubelet fue trasladado a Cayenne, la capital de la Guayana francesa.

El reportaje de ‘Le Journal du Pays Basque’ también aporta nuevos datos que ponen cuando menos en duda las afirmaciones de que la Policía desconocía la pertenencia de Anza a ETA y que, por tanto, no podían conocer su paradero porque no era objeto de seguimiento.

El rotativo recuerda que ya se encontraron sus huellas en un zulo en Senpere en 2008, pero revela además que el nombre de Anza ya apareció en la documentación incautada a un militante de la organización armada en 2003. A lo largo de las ocho páginas, el dossier aborda el caso desde sus diferentes perspectivas en un intento de arrojar luz sobre las aún innumerables incógnitas.