Myriam Cordón Martínez

La ignorancia violenta

Soy de Barcelona y vivo en Iruñea desde hace un par de años, los mismos que llevo estudiando euskera. Mis padres son navarros y yo me he criado en Catalunya. Mi bagaje cultural se caracteriza por la riqueza que siempre acompaña a la diversidad cuando tu vida transcurre entre varios mundos.

Vivir en Barcelona y la educación que allí he recibido, me ha enseñado a respetar a las personas, no por su procedencia, no por su aspecto, no por su lengua materna, no por su color de piel, no por su edad, no por su género, no por el lugar donde han nacido, no por su orientación sexual, no por su nivel de ingresos, ni tan siquiera por su ideología.

Vivir en Barcelona me ha dado la oportunidad de saber que cada cual puede ser y hacer lo que le dé la gana, sentirse de donde le dé la gana y hablar en la lengua que le dé la gana siempre y cuando respete al otro. Porque en eso consiste la libertad. Me costó mucho tiempo aprender a escribir correctamente el catalán y el gobierno de entonces, aunque yo no comulgara con su política, me ayudó en su momento a aprender la lengua propia del que también considero mi país. Gracias a las clases de normalización lingüística a las que asistí de manera gratuita, pude licenciarme y más tarde encontrar un trabajo acorde con mi formación. Sin intención de establecer comparaciones, creo que aquí no lo hubiera conseguido.

El gobierno de Navarra no está haciendo lo mismo por su gente. No la está respetando, ni está ayudando a sus jóvenes a labrarse un futuro digno. El euskera no es un privilegio sino un derecho, una forma de vivir, un sentimiento… Es la historia de millones de seres que nos precedieron y que nos dejaron como herencia la oportunidad de elegir quienes somos y quiénes queremos ser en el futuro. Por eso, como catalana y como vasca que soy porque me da la gana, exijo a la Sra. Barcina, a quien pago a través de mis impuestos, que deje de robar, de mentir y de criminalizar a los ciudadanos de esta tierra. Una tierra que existía mucho antes de que ella llegara y que seguirá luchando por la preservación de su cultura, a pesar de la violencia que se ejerce a diario contra ella desde las instituciones que pretenden imponer la ignorancia como única lengua.

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