Aritz INTXUSTA
IRUÑEA

Las bajas entre agentes de la Policía Municipal de Iruñea se disparan a causa de la presión

Los datos del tercer trimestre de 2012 indican que el absentismo laboral en la Policía Municipal de Iruñea resulta alarmante. Las bajas duplican la de las otras áreas municipales y la suma de las faltas equivale a que 66 policías no trabajen un solo día.

Agentes de la Policía Municipal de Iruñea. (Jagoba MANTEROLA/ARGAZKI PRESS)
Agentes de la Policía Municipal de Iruñea. (Jagoba MANTEROLA/ARGAZKI PRESS)

Los datos del pasado año en cuanto a bajas laborales en la Policía Municipal de Iruñea demuestran que algo no anda bien en el cuerpo. El absentismo laboral no para de crecer y, desde 2009, las bajas han crecido un 50% mientras que entre los demás funcionarios del Ayuntamiento el número de ausencias justificadas al trabajo descendía notablemente. Así, con los últimos datos que se disponen (del tercer trimestre de 2012), la ausencia justificada de policías locales a su puesto de trabajo asciende al 13,5%. Mientras tanto, las sanciones que están recibiendo los agentes por presuntas insubordinaciones resultan sumamente llamativas. Bajo el mandato de Simón Santamaría, una mala contestación a un superior puede suponer ocho días de empleo y sueldo.

Santamaría, exmilitar nacido en Larache, Marruecos, ha sido criticado los últimos años bajo la acusación de dirigir el cuerpo con mano de hierro y haberlo «militarizado». En parte, esto lo ha conseguido siendo implacable con las sanciones a los agentes que consideraba más díscolos. Las sanciones son aplicadas por tres de los agentes más cercanos a Santamaría y que constituyen el Comité de Auditoría, organismo que en la comisaria de Monasterio de Irache se le conoce como «La Fundición».

Disciplina a rajatabla

La presión que ejercen Santamaría y La Fundición es realmente notable a tenor de algunas sanciones. Por ejemplo, un agente fue castigado con 15 días de empleo y sueldo por «causar daños (rasponazos) a un casco» de moto. Sin embargo, las sanciones más comunes son por desobedecer órdenes o quejarse por el trato recibido. En este punto, la incorrección en el trato a un superior se castiga con ocho días y desobedecer una orden supone de ordinario nueve días sin trabajo.

Esto ha generado un clima de tensión que ha dejado rastro en documentos oficiales, así se han registrado sanciones de 15 días por «amenazar a un superior con denunciarle en el juzgado por mobbing sin tener un motivo para ello» (este policía en cuestión recurrió el castigo impuesto y el recurso ha sido admitido). En otra ocasión, se sancionó con 15 días de empleo y sueldo por «hacer acusaciones falsas contra un superior».

Es en esta situación irrespirable en la que se enmarca el último escándalo del Cuerpo, en el que se intentó encarcelar a una agente que puso una multa de tráfico a un alto cargo de la ciudad y denunció a Santamaría por quitar la sanción.

Los resultados de este régimen tan duro tienen un coste severo para las arcas municipales, que se aprecia en que cada vez son más los agentes que piden la baja. En este sentido, en los tres primeros trimestres de 2012 los agentes han faltado al trabajo en 9.130 ocasiones. Es decir, es como si 66 agentes no hubieran ido a trabajar un solo día al trabajo.

Aunque puede llegar a ser comprensible que debido a la peligrosidad relativa del puesto de policía haya más bajas que en otras áreas municipales, lo cierto es que la media del resto de trabajadores del Ayuntamiento es menos de la mitad. Asimismo, buena parte de las bajas de los agentes se deben a motivos sicológicos.

Bildu y Aralar han solicitado que se investigue a fondo qué es lo que ocurre en el cuerpo que dirige el exmilitar, pero UPN se cierra en banda, negándose a tocar un cuerpo del que se ha valido para represaliar con dureza al movimiento popular.