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Ciudad del Vaticano

La Iglesia entra en el periodo de Sede Vacante al hacerse firme la renuncia de Ratzinger

La Iglesia Católica no cuenta, desde las 20.00, con ningún Pontífice. A esa hora se ha dado por concluida la etapa de Joseph Ratzinger, por lo que la Iglesia se encuentra ahora en periodo de Sede Vacante, que concluirá cuando el cónclave de cardenales decida a su próximo sucesor.

Joseph Ratzinger saluda a sus seguidores en la que ha sido su última aparición pública como Pontífice. (Filippo MONTEFORTE/AFP)
Joseph Ratzinger saluda a sus seguidores en la que ha sido su última aparición pública como Pontífice. (Filippo MONTEFORTE/AFP)

Benedicto XVI, 265 sucesor del apóstol San Pedro al frente de la Iglesia, ha dejado de ser papa, tras un pontificado que comenzó el 19 de abril de 2005, cuando fue elegido sucesor de Juan Pablo II.

La Iglesia Católica ha entrado, por tanto, en el periodo de Sede Vacante, tras hacerse firme la renuncia de Joseph Ratzinger al papado. La Sede Vacante, es decir el interregno que va desde que fallece o renuncia un papa y se elige el sucesor, ha comenzado a las 20.00, y concluirá cuando el cónclave de cardenales haya elegido el 266 sucesor del apóstol Pedro.

El gobierno provisional de la Iglesia pasa a manos del cardenal camarlengo, cargo que ostenta el secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone.

Último acto público de Benedicto XVI

Benedicto XVI se ha asomado, minutos antes de las 20.00, al balcón central del palacio de Castel Gandolfo para saludar a las miles de personas reunidas en la plaza, en el último acto público de su pontificado.

Joseph Ratzinger, que ha llegado en helicóptero a Castel Gandolfo desde el Vaticano, ha saludado a los miles de fieles que le esperaban delante del palacio apostólico donde se alojará en su nueva etapa como papa emérito.

«Estoy muy feliz por estar aquí entre vosotros, circundado de la naturaleza y vuestra simpatía, que agradezco, así como vuestra amistad», ha dicho en medio de una fuerte ovación.

«No seré más el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica a las ocho de esta tarde. Seré un simple peregrino, que inicia la última etapa de su peregrinación en esta tierra», ha agregado el Papa alemán.

Ratzinger ha llegado a Castel Gandolfo, a una treintena de kilómetros al sur de Roma, procedente del Vaticano a las 17.24, 17 minutos después de abandonar el pequeño Estado.

Allí ha sido recibido por el cardenal Giuseppe Bertello, presidente del Governatorato del Vaticano (ente que gestiona el pequeño estado, del que depende la Villa Pontificia de Castel Gandolfo); el arzobispo Giuseppe Sciacca, secretario del Governatorato; el obispo de Albano, diócesis a la que pertenece la villa, Marcello Semeraro; el director de la Villa Pontificia, Severio Petrillo; la alcaldesa del pueblo, Milvoa Monachesi, y el párroco, Pietro Diletti.

A las ocho de esta tarde concluirá un papado que comenzó el 19 de abril de 2005, cuando el cardenal alemán Joseph Ratzinger fue elegido sucesor de Juan Pablo II.

Cuando se materialice su renuncia, Benedicto XVI recibirá el título de Papa Emérito o Romano Pontífice Emérito, vestirá con la sotana blanca simple y los zapatos marrón que le fueron regalados en su viaje a León (México). El anillo del Pescador será «anulado», es decir, rasgado con una raya o una cruz con el fin de que quede «inutilizable» y permanecerá en el Vaticano. El Vaticano ha cerrado la cuenta de Twitter @Pontifex, al menos hasta que se elija al nuevo Pontífice.

El pasado 11 de febrero, Benedicto XVI comunicó su decisión en latín ante el consistorio para la canonización de los mártires de Otranto. «Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que mis fuerzas, debido a mi avanzada edad, no se adecuan por más tiempo al ejercicio de mi Ministerio. Con total libertad declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005», anunció en ese encuentro.

El Pontífice se acoge así al Código de Derecho Canónico al renunciar en libertad y adoptar su decisión con plena «lucidez» sin que exista, según el Vaticano, ninguna enfermedad en curso que haya influido en su decisión.

Como Papa, enfrentó problemas de la Iglesia, como los abusos sexuales y la reforma del Banco Vaticano.