Andoni Louzau Bustamante
Subflubiala Ez plataforma

Bajo la ría... también está la playa

Sepultadas estos días bajo la prescindible verborrea de la campaña electoral, permanecen ocultas muchas de las amenazas reales que condicionan la vida cotidiana de la ciudadanía vasca. Entre ellas -una más- está el proyecto de construir un túnel subfluvial bajo la ría para «aliviar» el tráfico de vehículos a motor privados.

Cuando la mejor información científica disponible nos advierte alarmada sobre la gravedad de la crisis climática; cuando todo el mundo conoce la relación entre incremento de la circulación de vehículos, y aumento de consumo de combustibles fósiles es igual al aumento de la contaminación y de los gases de efecto invernadero, aparece la Diputación de Bizkaia para abanderar un proyecto de «más carreteras, más cemento, más movilidad insostenible».

De los mismos «genios» que profetizaron que la Supersur (una autopista famosa porque solo la usan… los escasos conductores que se equivocan) era un megaproyecto (léase despilfarro) absolutamente imprescindible para «descongestionar» el tráfico rodado de Bizkaia, surge ahora esta genialidad de «aligerar» el tráfico, construyendo una autopista bajo la ría.

En un contexto de contracción económica, obligada por los propios límites biofísicos del planeta; en un territorio acribillado de carreteras y de tráficos innecesarios; con un medioambiente en el Gran Bilbao tan enfermo (y patógeno) como la abandonada Osakidetza, todo lo que se le ocurre al tándem PNV-PSOE -contradiciendo sus débiles y ocasionales soflamas ecologistas- es: «Más (mucho más) de lo mismo».

Es cierto que a nadie puede extrañarle que Imanol Pradales -hasta hace poco Diputado foral de Infraestructuras (y exaccionista de la constructora Sacyr)- empeñado como está, en cementar la reserva de la biosfera de Urdaibai o en construir un TAV chu-chu entre nuestras capitales, tenga esta irracional querencia por cementar los bajos de la ría. Pero que con la grave crisis ecosocial que padecemos, el modelo de transición que las instituciones vascas propugnen y financien sea incrementar la movilidad privada, es peor que un crimen, es otra estupidez.

Desde la Plataforma Subflubiala Ez, un colectivo formado por pensionistas, mujeres, vecinos afectados, y una mayoría de esperanzadora chaval ería, hemos decidido plantar cara a esta sinrazón.

Lo que está en disputa, no es únicamente una macroobra innecesaria y molesta; un sinfín de polvo y camiones; una merma considerable del parque de Artaza; una alteración grave en la vida del Instituto y la Escuela Pública de Romo; o unos vecinos que verán su entorno degradado para siempre. Siendo todo eso cierto (y evitable), lo que fundamentalmente nos mueve a oponernos a este dislate es su carácter de perjuicio social para esa inmensa mayoría de personas que, vivan donde vivan, van a ver su presente y su futuro hipotecados por unos pésimos gestores que se obcecan en apagar el fuego de una movilidad y un transporte insostenibles, añadiendo gasolina en forma de más autopistas.

Hasta la propia Diputación de Bizkaia, en una de las escasas ocasiones en que no consigue ocultar la realidad, ha reconocido, en sus estudios previos, que esta obra aumentaría un 30% el tráfico de coches…, lo cual no parece muy aconsejable, ni aquí, ni ahora.

Por otro lado, cualquiera sabe que ese presupuesto inicial de 450 millones de euros (como siempre, más que duplicados para cuando se acabase la obra) estarían mucho mejor invertidos en mejorar y promover el uso del transporte público, así como en reducir el número de vehículos privados en las carreteras y, por ende, las emisiones. Lo que implicaría inversiones, pero en otras infraestructuras, como la mejora de las redes ferroviarias y de autobuses y la optimización de horarios y conexiones para hacer el transporte público más atractivo. O en incentivar la movilidad activa, esto es, andar y usar la bicicleta, mediante la creación y mejora de infraestructuras seguras para peatones y ciclistas. Esto incluiría carriles bici, caminos seguros a la escuela, y la pacificación del tráfico en las áreas urbanas.

Igualmente –y sin ánimo de abusar- nos atreveríamos a recordar a estos «genios» de la Diputación, la elemental conveniencia de buscar una mayor integración entre la planificación urbana y la movilidad, favoreciendo la creación de entornos urbanos que reduzcan la necesidad de los actuales desplazamientos largos, facilitando de paso modalidades de transporte más sostenibles.

Y, para acabar con el capítulo de sugerencias, apuntaríamos que con el 3% de ahorro -por no tener que recompensar a ningún afiliado o comisionista– se podría incluso financiar alguna campaña de educación y sensibilización ciudadana dirigida a promover el cambio cultural hacia esos modos de transporte más sostenibles. Ez horregatik.

En resumen: si es usted de los que consideran un derecho inalienable poder llegar -en su coche particular- a la otra margen de la ría, empleando algunos minutos menos, hágase un favor: utilice el bote o el transbordador. Vivirá más años y más tranquilo.

Y si, por suerte, no fuera así, puede considerar la posibilidad de unirse a nosotras para conseguir una Bizkaia con menos cemento, menos vehículos privados y menos contaminación. Le prometemos que no se va a aburrir.

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