El Gobierno de Perú ha decretado el estado de emergencia en tres provincias de la región de Cajamarca (norte), después de los graves disturbios producidos ayer, y que se saldaron con la muerte de al menos tres personas y en los que otras 21 resultaron heridas.

El ministro de Justicia, Juan Jiménez, ha informado de que el estado de emergencia de 30 días rige en las provincias de Celendín, Hualgayoc y Cajamarca, y restringe el derecho de reunión, la inviolabilidad de domicilio y el libre tránsito de las personas.

Jiménez ha hecho un llamamiento a la calma a la población trsa  los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes opuestos al proyecto minero Conga, de la estadounidense Newmont.

«Es una situación que se le ha escapado de las manos a los que dirigen las protestas en (la región) Cajamarca», ha acotado Jiménez, citado por TeleSur.

Por su parte, el ministro de Energía, Jorge Merino, en declaraciones ofrecidas a la prensa local desde la localidad de Piura (norte), ha afirmado que en Cajamarca «se está demostrando que hay elementos agitadores que sin tener argumentos fomentan la violencia», pero ha recalcado que pese a esto, las autoridades quieren «nuevamente apostar por el diálogo».

Al parecer, el presidente peruano, Ollanta Humala, realizará la declaratoria del estado de emergencia «en las próximas horas» y estará vigente durante 30 días, prorrogables en caso de que persistan las circunstancias que han dado lugar a la misma.

Los disturbios se desataron alrededor de las 13.30 horas de ayer (20.30 horas en Euskal Herria), cuando las 2.500 personas que protestaban contra el proyecto minero Conga llegaron al municipio de Celendín, ubicado en la provincia homónima.

Al parecer, un grupo de personas, supuestamente pertenecientes a la Confederación General de Trabajadores de Perú (CGTP), accedieron los edificios institucionales de Celendín, entre ellos el Ayuntamiento y la sede del Ministerio Público, y quemaron muebles y documentos.

La Policía intervinó para desalojar los locales, lanzando bombas lacrimógenas y disparos al aire. En respuesta, los manifestantes lanzaron los fuegos artificiales reservados para las fiestas patronales.