Ramón SOLA
Iruñea

Indicadores de un modelo de administración en caída libre

Los anuncios de recortes se han convertido en el pan de cada día en Nafarroa, en una escalada que no tendrá fin por el momento. Pero a su vez ese adelgazamiento continuo de la Administración y de sus capacidades convierte cada vez más al herrialde en un mero sucedáneo de lo que UPN afirmaba que era.

Sanidad. Pierde más de un 10% en dos años

En 2010 el Gobierno navarro aún presumía de contar con una sanidad puntera, pero la curva ha virado radicalmente. Osasunbidea gozaba entonces de un presupuesto de 1.036 millones de euros, que ahora son solo 914 a la espera de los últimos recortes. La tijera se ha metido incluso hasta en detalles como los autobuses para trasladar a enfermos de cáncer o las cocinas hospitalarias. Además, el Ejecutivo de Yolanda Barcina sí aplica el pago de medicamentos decretado por Madrid, sin mostrar el rechazo expresado por Lakua.

Educación. Mil profesores menos

Tras renunciar a renovar los contratos de 250 profesores en el curso anterior, los sindicatos denuncian que el Gobierno navarro pretende renunciar ahora a otros 700 docentes, a cambio de subir horas lectivas y aumentar ratios de alumnos por clase. El presupuesto de algunos centros se ha reducido hasta en un 30%. El pulso está en el aire después de los tres días de huelga a finales del pasado curso. Y todo ello a manos de un gobierno que ha presumido siempre de contar con dos universidades.

Paro. Se rompió hasta la barrera de los 50.000 

La cifra de 40.000 desempleados era una barrera sicológica inasumible en Nafarroa, pero la crisis no solo se llevó por delante ese dique, sino también el de los 50.000. Y eso que el buque insignia, Volkswagen, aguanta bien los embates de la crisis. Con el alivio de las contrataciones veraniegas, el volumen de personas sin empleo se ha reducido a 48.813, pero la deriva es crítica: en los últimos doce meses han engordado la cola del paro 7.113 navarras y navarros, lo que supone un incremento del 17,06%.

Instituciones. Barcina también anuncia rebajas

La presidenta del Gobierno navarro acaba de hacer un anuncio desconcertante con su apuesta por «adelgazar» las instituciones navarras, en la línea de lo planteado por el PP a nivel estatal pero en contradicción con su presunta apuesta por el autogobierno. Parece que Yolanda Barcina estaría dispuesta incluso a promover una reducción del actual Parlamento, formado por 50 miembros (por comparar, la Cámara de Gasteiz tiene 75 y la Asamblea de la Comunidad de Madrid, 129). En paralelo, el Gobierno monocolor de UPN asegura que hincará el diente desde ya a la reducción del mapa local de Nafarroa, idea que hasta ahora había sido liderada por su socio del PSN con un plan que contemplaba suprimir aproximadamente la mitad de los municipios y los concejos. Hay otra polémica asegurada.

Transportes. El TAV, apuesta única y exclusiva

Aunque su caso sea asemejable a los de Hondarribia o Foronda, el aeropuerto de Noain se muestra cada vez más prescindible. En el primer trimestre perdió un 15% de viajeros y un 91% de mercancías respecto al mismo periodo de 2011. El Gobierno de Nafarroa se vuelca exclusivamente en el TAV, cuyas obras siguen adelante por su cuenta y, sobre todo, por su riesgo, dado el elevado crédito solicitado para paliar la parálisis de la inversión estatal. Una inversión que contrasta además con la existencia ya de conexiones férreas rápidas con Madrid y Barcelona, que atraen incluso a muchos viajeros de zonas limítrofes.

Deportes. La élite navarra se queda huérfana

La desaparición de las ayudas de la Administración navarra -bien directa o bien vía patrocinadores- es la principal causa del derrumbe fulminante de los dos equipos navarros con más éxito a nivel europeo, ambos de balonmano: el San Antonio ha renunciado a la plaza en Liga Asobal y el Itxako ha perdido casi todo su plantel y quizás desaparezca. El Gobierno de Nafarroa ha retirado incluso la ayuda ya comprometida a Osasuna (1,4 millones de euros). Todo ello contrasta, por otro lado, con la apuesta por asumir el próximo inicio de la Vuelta a España, que cuesta 1,5 millones, en una operación a todas luces más política que económica. Y la guinda la pone la imposibilidad de acabar el mastodóntico Navarra Arena, para 10.000 espectadores.