@zalduariz
Barcelona
Elkarrizketa
Albert Sales
Miembro de la campaña ‘Ropa Limpia’

«Se ha optado por un modelo que genera esclavitudes, tanto aquí como en Bangladesh»

Profesor de Ciencias Políticas y Sociales en la Universitat Pompeu Fabra (UPF), el sociólogo Albert Sales es uno de los principales impulsores de la campaña ‘Ropa Limpia’ en el Estado español desde el año 2005. La tragedia de Bangladesh no ha hecho más que dar razón a lo que denuncian desde hace años.

Albert Sales
Albert Sales

La tragedia de Bangladesh puso de manifiesto unas condiciones laborales que llevan años denunciando. ¿Cuáles son?
Con la tragedia de Bangladesh, de lo que se ha hablado mucho es del tema de la seguridad, pero nosotros trabajamos un espectro más amplio. Hablamos de derechos laborales en el sentido de horas de trabajo, de salario y, sobre todo, de libertades sindicales y de la capacidad de los trabajadores y trabajadoras de organizarse para defender sus derechos. La situación en la industria de la confección es estructuralmente grave, pero Bangladesh es quizás donde la situación es más extrema.

¿El acuerdo suscrito por algunas de las mayores marcas tendrá efectos reales o es una operación de maquillaje?
El reciente acuerdo tiene, en cierta forma, algunas innovaciones que son interesantes. Por ejemplo, que las empresas se responsabilicen económicamente de las indemnizaciones de trabajadores y trabajadoras y se comprometan en el futuro a que estas indemnizaciones sean exigibles. Eso significa automatizar esta responsabilidad; ya no es una cuestión voluntaria. Pero tiene muchas limitaciones, es evidente. De hecho, nadie obliga a las empresas a firmar el acuerdo más que su propia necesidad de mantener una reputación corporativa en condiciones después de una tragedia que ha puesto de manifiesto un tema del que todo el mundo había oído hablar, pero que no era tan evidente.

Resulta curioso que al hablar de la tragedia apenas se nombraba a marcas concretas y que, cuando se ha firmado el acuerdo, no han tardado nada en aparecer sus nombre públicamente...
De hecho, han tenido que morir mil y pico personas para que grandes medios del Estado español se atrevan a criticar al Corte Inglés abiertamente, aunque es fácil de comprender si uno ve quién pone la publicidad en los medios. En otros casos, como el de Inditex, tienen un gran poder corporativo que es capaz de limitar cualquier crítica y potenciar todo lo positivo, al final acabamos pensando que menos mal que existen hombres como Amancio Ortega para tirar adelante el país. Sea como sea, cuando pasó la tragedia, muchos medios se contuvieron de decir marcas; pero la cuestión era evidente, nuestros colegas de Bangladesh pudieron documentar muy bien la presencia de estas marcas.

Volviendo a las condiciones salariales, las empresas muchas veces se escudan señalando que pagan el salario mínimo legal. Ustedes prefieren hablar de salario digno. ¿Por qué?
El salario mínimo legal no da de sí en muchos lugares, empezando por el Estado español. En Bangladesh el salario mínimo no supera los 30 euros mensuales, por lo que no da para nada. Los sindicatos bengalíes hablan de un salario digno de 102 dólares al mes y la campaña ‘Asian Floor Wage’, que pretende calcular los salarios mínimos de diferentes países asiáticos en base al precio de la cesta básica, está hablando de que serían necesarios unos 140 euros para que una familia de 4 personas viva con cierta dignidad. Por lo tanto, son salarios que condenan a la persona a la miseria y a seguir siendo extremadamente pobres a pesar de estar trabajando entre 10 y 12 horas diarias durante seis días a la semana.

En realidad, ¿supone mucho para las grandes multinacionales elevar el salario y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores?
Hay cálculos que sitúan el coste laboral en un 3% del coste final de la pieza de ropa. Por lo tanto, no es un tema de coste, sino de relaciones de poder. En el fondo, en un contexto de mucha pobreza donde hay una cola enorme de personas dispuestas a trabajar por cualquier salario, mantener unos salarios muy bajos permite imponer unos ritmos y una disciplina que de otro modo no serían tan fáciles de imponer.

La mayoría de la ropa fabricada en países asiáticos se vende después en grandes superficies comerciales, por lo tanto, ¿se puede decir que este sistema también va en detrimento del sector comercial local de los países desarrollados?
No hay más que fijarse en cómo han colonizado las grandes cadenas de moda los centros de las grandes ciudades. Hay una homegeneización cultural y del comercio. No hay que olvidar, además, que estas cadenas de distribución están basadas en la precarización laboral. La mayoría de estas grandes firmas tienen muchos problemas laborales en el sector de la venta al público, con denuncias de estrategias antisindicales. En el fondo, es un modelo por el que se ha optado y que nos genera unas esclavitudes, tanto aquí como en Bangladesh.