@GARA_iiriondo

«Se están creando condiciones aquí para desbloquear el proceso»

Hasier Arraiz (Gasteiz, 1973) es el máximo representante del Consejo Nacional de Sortu, formación que esta misma semana ha cumplido un año de legalidad. Pasó una primera parte de ese año metida en la vorágine electoral de EH Bildu y otra parte organizando la propia constitución del partido, que terminó de aflorar en febrero en Iruñea.

Hasier Arraiz. (Raul BOGAJO / ARGAZKI PRESS)
Hasier Arraiz. (Raul BOGAJO / ARGAZKI PRESS)

Se ha cumplido un año desde la legalización de Sortu, ¿qué balance hace de este periodo?

La verdad es que en la plaza pública llevamos aproximadamente cuatro meses, desde el congreso del 23 de febrero. Desde octubre la mayor parte del tiempo lo empleamos en el debate interno de constitución, de desarrollo interno y de como Sortu se ensambla en EH Bildu. Qué espacio nos corresponde a nosotros y cuál a la coalición.

¿Cuáles son esos espacios?

Hacemos una apuesta clara por EH Bildu para una acumulación de fuerzas que pretendemos que además de institucional sea también social. Poder institucional no es lo mismo que poder social y nosotros queremos el poder institucional para crear más poder social, no al reves. Y, por otro lado, entendemos que el papel de Sortu tiene que ser de motor, de iniciativa y de propuesta en todos los espacios donde estemos trabajando las y los militantes de Sortu.

¿Han conseguido ya implantación en todo Euskal Herria?

Hemos concluído tras el proceso de creación de Sortu la primera fase de nuestro desarrollo organizativo y somos moderadamente optimistas, porque hemos conseguido constituir Sortu en algunas localidades donde la izquierda abertzale no tenía hasta ahora estructuras políticas. Eso sí, todavía hace falta mucho trabajo de fortalecimiento organizativo, porque nosotros aspiramos a que Sortu sea el espacio político de encuentro para todas y todos los independentistas y socialistas de Euskal Herria.

Ha habido algunas críticas públicas al proceso de debate...

El proceso de debate para la creación de Sortu fue sensiblemente mejor que otros debates realizados anteriormente, pero no podemos caer en la autocomplacencia y en el conformismo. Todavía estamos muy lejos del modelo participativo, de esa nueva cultura política, que queremos crear. No obstante, entendemos que eso también será un proceso y lo haremos paso a paso, porque los grandes cambios en las organizaciones políticas no suceden de un día para otro.

El momento político actual está marcado por el bloqueo del Estado al proceso de normalización y por la recentralización. ¿Hay forma de superarlo?

Hay que olvidarse de un escenario de bilateralidad con el Estado, porque éste no tiene ninguna voluntad para ello. Su actitud de bloqueo con respecto al proceso de resolución del conflicto no es coyuntural, ni depende de este gobierno o aquel. La actitud de bloqueo por parte del Estado es estructural, ya que obedece a su propia esencia antidemocrática. Y creemos que ese bloqueo se endurecerá más cuanto más avance Euskal Herria en el proceso soberanista.

¿Y cuál es la respuesta a dar?

Por un lado, tener claro que el Estado traduce su creciente debilidad política en un mayor nivel de violencia que ejerce, sobre todo, contra los sectores más comprometidos con el proceso de cambio político y social.

No es un gran consuelo...

Por eso digo que eso es un lado, el otro es que hay que saber que se están creando las condiciones para el desbloqueo del proceso, porque cada vez más sectores sociales y agentes políticos en este país, la mayoría ya, hemos llegado a la conclusión de que la puerta de Madrid está cerrada a cal y canto y compartimos el diagnóstico y la determinación de que solo tendremos futuro como pueblo si somos capaces como pueblo, tanto de responder a las agresiones de los estados, como de construir alternativas en lo político y en lo social.

¿Cómo pretenden hacer eso?

Tenemos que tejer grandes alianzas, acuerdo amplios que faciliten un escenario de compromisos multilaterales y que hagan avanzar el proceso soberanista. Ese es nuestro gran reto. A veces se nos tacha de maximalistas, se nos acusa de que para buscar acuerdos de salida tendemos a ir siempre hasta al punto de llegada. Para Sortu la soberanía no es el punto de llegada, es el camino a recorrer. No entendemos el derecho a decidir como un objetivo estático allá en la lejanía, sino que creemos que hay que entenderlo de forma dinámica. Planteamos hacer acuerdos en Euskal Herria entre agentes políticos y sociales para realizar pequeños ejercicios de soberanía en el día a día. Decidamos aquí qué queremos hacer en este tema concreto, frente a ese otro problema que compartimos, al margen de lo que digan Madrid o París y en ese camino utilicemos las instituciones actuales, con todas sus carencias, para tomar dichas decisiones y hagamos día a día Euskal Herria un poco más soberana con las decisiones que aquí, entre vascos y vascas, tomemos

Esa apuesta por la unilaterilidad en los pasos coincide con lo que decía Arnaldo Otegi desde la cárcel en una reciente entrevista...

Coincidimos en su planteamiento y en que Sortu tiene que ser un agente proactivo en la búsqueda de esos acuerdos. Y el protagonismo tiene que ser compartido. Pasos unilaterales desde Euskal Herria compartidos por múltiples agentes vascos.

¿Movimientos de este tipo requieren un cierto nivel de acuerdo con el PNV?

Desde la Conferencia de Aiete hasta hoy el PNV se ha dedicado a dar cobertura al inmovilismo del PP y a enfriar las condiciones que se habían creado en la sociedad vasca para la resolución democrática del conflicto. Esta actitud obedece a su miedo a perder posición política. Ahora que el PNV se ha dado cuenta de que la puerta del gobierno de Madrid está cerrada, también para ellos, parece que se muestra dispuesto a mirar hacia Euskal Herria. El PNV a día de hoy sabe que si tiene verdadera voluntad para recorrer el camino de la resolución integral del conflicto político, cuenta con la mano tendida de la izquierda abertzale para hacer juntos, de forma acordada, el camino a la soberanía

Sortu habla de proceso y soberanía, y el PNV parece más preocupado por pactos de estabilidad ¿Hay algún punto de encuentro?

En lo social es difícil que coincidamos, porque el PNV defiende un modelo que es el que nos ha traído hasta la actual situación. Sin embargo, como he dicho antes, está la posibilidad de practicar ejercicios de soberanía en el día a día, tomando decisiones desde Euskal Herria al margen de las órdenes que lleguen de fuera.

Si el PNV tiene problemas de gobierno, UPN está en la cuerda floja. ¿Debe dimitir Yolanda Barcina?

Por supuesto. Pero más allá de esto, ahora hay una oportunidad histórica en Nafarroa para acabar con el régimen que instauró UPN en el poder y que es el que ha permitido crear muchas yolandas barcina en los últimos treinta años, con un nivel de corruptela e impunidad constante, que creemos que está llegando a su fin. Superar esta situación es una reclamación que por democrática es profundamente sentida en amplios sectores de la sociedad navarra y a la que hay que atender haciendo un ejercicio de responsabilidad política. Sortu considera que existe alternativa a UPN y que por primera vez ésta no pasa por el PSN.

¿Por qué?

Porque el PSN se ha autoexcluído de ser alternativa en Nafarroa, porque en el día a día está dando oxígeno al gobierno de UPN.

¿Entonces?

La alternativa en Nafarroa pasa por articular alianzas amplias entre fuerzas políticas de izquierda y abertzales y estamos convencidos de que hay condiciones para conformar un gobierno progresista y soberanista en Nafarroa como instrumento para la construcción de dicha alternativa.

Recientemente el Foro Social hizo doce recomendaciones. ¿Y ahora qué?

Esas recomendaciones pueden servir para, paso a paso, ir trazando una hoja de ruta hacia una resolución integral del conflicto. Podemos dar pasos llegando a acuerdos entre distintos agentes sobre cada una de esas recomendaciones.

¿Se está trabajando en la búsqueda de esos acuerdos?

Más despacio de lo que quisiéramos pero se está haciendo

Una de las situaciones más dolorosas de estos momentos es la de los presos. El Estado lo condiciona todo a la disolución de ETA. ¿Qué se puede hacer?

La situación de los presos es paradigmática de la posición del Estado con respecto al conflicto y a Euskal Herria. Es una muestra palpable de la política de venganza de un Estado antidemocrático. El Estado no va a moverse por propia voluntad. Vamos a tener que forzarle a ello. Y la única forma de hacerlo es que una mayoría social vasca ejerza un nivel de presión tan fuerte que se le haga insoportable al Estado. Por ejemplo, la legalización de Sortu no fue voluntaria sino porque era insoportable no hacerlo. En el caso de los presos la presión va a tener que ser más fuerte. Hoy, la prioridad, es hacer insoportable al Estado la dispersión de los presos. Ese es el primer paso para cambiar las cosas y que cuanto antes puedan empezar a volver a casa.

¿Qué opina del Plan de Paz y Convivencia presentado por el Gobierno de Urkullu?

En primer lugar creemos que su presentación obedece a que el PNV ya se ha dado cuenta de que no puede esperar nada de Madrid. El plan puede tener cosas mejores o peores, pero el problema es que no aborda las causas y el origen del conflicto, y sin esto, todo queda desnaturalizado. Si no explicas que hay un conflicto no se entiende de dónde provienen las distintas violencias. Hoy se siguen vulnerando derechos humanos. No se puede partir, como hace el PNV de que hay que consolidar la paz, porque todavía no hay paz.

¿Es posible hacer un diagnóstico común del origen del conflicto entre todos los partidos?

Creo que sí. Como también es posible que algún día podamos contar la verdad de los sucedido, aunque sean muchas verdades. Pero si no se aborda todo eso con profundidad es difícil abordar lo que ha pasado y que no caigamos en la tentación maniquea de hablar de vencedores y vencidos. Y vemos que un lugar donde se podía trabajar, como es la Ponencia, está neutralizada desde el exterior por el PP, que tiene atados a PNV y PSE.