Etxerat asegura que el hecho «no tendría la menor importancia» de no haber estado precedido por «la campaña siempre activa contra familiares, amigos y allegados de presos». A su juicio, las «acusaciones, afirmaciones tendenciosas e incluso denuncias encabezadas» por el delegado del Gobierno en la CAV, Carlos Urquijo, «encontraron amplio eco en determinados medios de comunicación» y presentaron a Artola, «y con ella a todos nosotros y nosotras», como «objetivo a erradicar».
«Estos son los motivos que nos llevan a entender que el ataque de hoy no es un hecho sin importancia, ni mucho menos aislado, y que forma parte de un tejido viciado en la criminalización y persecución de nuestra asociación y de nuestra condición de familiares de represaliados vascos». Etxerat asegura de que continuará, «pese a presiones y amenazas», con su labor de «denuncia de las vulneraciones de derechos sufridas tanto por nuestros familiares represaliados como en carne propia».