@zalduariz
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Alternativas energéticas

La percepción negativa sobre las grandes compañías eléctricas ha crecido a lo largo de una crisis en la que la factura de la luz no ha hecho más que crecer. Resulta difícil escapar completamente de su circuito, pero poco a poco van construyéndose diversas alternativas. Las cooperativas de energía verde Som Energia y Goiener son dos claros ejemplos.

‘Huerto solar’ en Milagro, un tipo de instalaciones inviables con la legislación actual. (Juan Carlos RUIZ/ARGAZKI PRESS)
‘Huerto solar’ en Milagro, un tipo de instalaciones inviables con la legislación actual. (Juan Carlos RUIZ/ARGAZKI PRESS)

En los últimos meses el mercado energético español ha estado en boca de todos y no precisamente con demasiada alegría. Al constante aumento de la factura de la luz –ha crecido más del 70% desde 2007– y la expansión de la pobreza energética –hogares que no pueden satisfacer sus necesidades energéticas por motivos económicos–, se suma una reforma energética que se carga de un plumazo la opción de la energía renovable.

Todo esto junto a la creciente sensación –agravada tras la manipulación de la subasta de diciembre– de que las cinco grandes eléctricas disgrutan de privilegios y tratos de favor fuera de lo normal. Y es que resulta difícil entender cómo el déficit tarifario –lo que supuestamente debemos a las eléctricas por la diferencia entre el coste de producción de la energía y su precio de venta– sigue creciendo mientras la factura también crece, al tiempo que las cinco grandes –Iberdrola, Endesa, Gas Natural, Red Eléctrica y Enagás– obtuvieron en 2013 un beneficio conjunto de 6.828 millones de euros. ¿Quién dijo crisis?

Todavía desconocidas para el gran público, existen diversas cooperativas de energía verde que, humildemente, tratan de hacer frente al oligopolio energético. Una de las pioneras en el Estado –en Europa hace tiempo que funcionan varias– es Som Energia, creada en 2010 en Girona y que cuenta, a día de hoy, con más de 13.000 socios, la mayoría en los Països Catalans, pero también en otros lugares, incluida Euskal Herria. En 2011 echaron a caminar las dos patas del proyecto: la comercialización de energía 100% renovable y la producción propia de energía.

La primera, que no entraña gran dificultad, se basa en la compra en el mercado llamado ‘pool’ de los kilowatios necesarios para satisfacer la demanda de los socios. Para garantizar que la cooperativa es 100% renovable, Som Energía adquiere posteriormente los certificados de garantía de origen de productores de energía exclusivamente renovable. Es también un cambio muy sencillo para el consumidor –que sigue pagando el mismo precio por la luz–, pero no menor, ya que la porción de la factura destinada a pagar a la comercializadora irá a parar a una cooperativa de energía verde, en vez de a una gran compañía.

La producción propia resulta ya más complicada, sobre todo a la vista de las últimas regulaciones estatales. Durante sus dos primeros años de vida, Som Energia invirtió más de tres millones de euros en diversas plantas fotovoltaicas, con la vista puesta en llegar algún día a cubrir toda la demanda de los socios con producción propia. Sin embargo, las regulaciones puestas en marcha por el Gobierno del PP, con especial mención para la última reforma energética, penalizan de forma drástica tanto la producción de energía renovable como la autoproducción doméstica, por lo que Som Energia se ha visto obligada a dejar en suspenso nuevos proyectos. Así lo explica también Andoni Romeo, miembro de Energia Gara, el grupo territorial de Som Energia en Nafarroa, quien señala que llevan tiempo buscando proyectos de producción de energia, pero que no paran de encontrarse con dificultades legales.

También desde Euskal Herria

Siguiendo la estela de iniciativas como Som Energia, pero con el foco puesto en Euskal Herria, en 2012 arrancó, después de meses y meses de intenso trabajo, Goiener. La primera idea de esta cooperativa fue comenzar por la generación de energía, pero las restricciones ya comentadas lo hicieron imposible –aunque confían en establecer acuerdos con pequeños productores de energía verde–. Por ello, se volcaron en la comercialización, con un sistema exactamente igual al de Som Energia, aunque Alex López, miembro de Goiener, destaca que la riqueza generada por esta cooperativa se queda, en forma de impuestos y de empleos –de momento uno, pero este año dos más– en Euskal Herria.

Según explica López, ya son más de 1.300 socios y el objetivo para este 2014 es llegar a 5.000, incluyendo ayuntamientos y empresas. De momento, ya han conseguido que Bera se convierta en socio-colaborador –tienen conversaciones con unos 15 municipios– y han firmado un convenio de colaboración con el Grupo Ner y su veintena de empresas.

Todo con el objetivo de cambiar un mercado energético que está «manipulado», en palabras de López. «Las grandes compañías controlan ahora mismo la oferta y la demanda de energía, es decir, controlan todo, la producción, la distribución y la comercialización. En la distribución es imposible entrar y en la producción, con la nueva legislación, es muy difícil, pero si conseguimos quitarles de las manos el consumo de energía, es decir, la comercialización, lo tendrán más difícil para controlar los precios y manipular el mercado», asegura López, que concluye recordando que «hoy en día, el mayor poder que tenemos como consumidores es, precisamente, nuestro consumo».