@GARA_iintziarte
Donostia

El culebrón del Aviron y el rugby como pelota arrojadiza

El pasado miércoles por la mañana, el presidente del Aviron de Baiona de rugby, Manu Mérin, ofreció una rueda de prensa en la que presentó al nuevo entrenador y a los nuevos fichajes de cara a la próxima campaña, y explicó el plan estratégico del club labortano para las próximas cinco campañas. 

Partido disputado entre el Aviron y el Stade Francais, el pasado mes de abril en Anoeta. (Jon URBE/ARGAZKI PRESS)
Partido disputado entre el Aviron y el Stade Francais, el pasado mes de abril en Anoeta. (Jon URBE/ARGAZKI PRESS)

En su intervención, Mérin hizo referencia al interés del Ayuntamiento de Bilbo y del Athletic para que el nuevo San Mamés acogiera algún partido del Aviron, tal y como sucede esporádicamente en el donostiarra campo de Anoeta. Esa información fue recogida por la web especializada rugbyrama.fr y este periodista se hizo eco de ella, publicándola además en NAIZ (último párrafo). 

Al día siguiente, ayer jueves, la noticia salíó publicada en otro medios como el deportivo L'Equipe o el generalista Sud Ouest, pero ambos añadían que el Gobierno de Lakua también había intervenido en el intento de llevar al Aviron a la capital vizcaina.

La noticia fue comentada por @BUTTANO, un tuitero bastante conocido entre quienes siguen la actualidad de la Real Sociedad. Su tuit fue respondido desde la cuenta oficial del Aviron. Eran las 10.08 de la mañana:

Nótese que no se menciona al Gobierno autonómico. A renglón seguido, @BUTTANO preguntó si San Mamés contaba con las medidas necesarias para la práctica del rugby. Esta fue la respuesta, a las 10.21:

Todo indica que las conversaciones no han ido más allá de algunos comentarios informales. Vayamos a los datos. El terreno del nuevo San Mamés tiene una longitud, según Wikipedia, de 105 metros, por una anchura de 68 metros.  Las dimensiones mínimas para un campo de rugby son de 115 metros de largo x 66 de ancho, a lo que habría que añadir un perímetro de seguridad. Todos estos datos se recogen en esta página del Ministerio español de Educación, Cultura y Deporte. 

Visto así, no parece que San Mamés pueda acoger partidos de rugby, o no al menos de una competición como el Top 14. Cierto es que, por ejemplo, la última final de la Copa española se jugó en el campo de La Nueva Balastera, en Palencia, que casualmente tiene las mismas medidas que San Mamés. Pero no es menos cierto que a día de hoy no se pueden comparar las dimensiones sociales, mediáticas o económicas de este deporte a uno u otro lado del Pirineo. En cualquier caso, la idoneidad o no del recinto sería algo que tendría que decidir el propio club blanquiazul. 

Otros factores son el tiempo y la distancia. Para la afición labortana resulta mucho más práctico, rápido y barato desplazarse hasta Donostia que hasta Bilbo. Eso no tiene discusión, y el Aviron se debe en primer lugar a sus abonados.

En cuanto al aforo, San Mamés sería demasiado grande, salvo una inesperada afluencia de espectadores locales. Recientemente, el Aviron disputó en Anoeta su último partido en casa de la temporada, penúltimo del torneo, con la salvación en juego. En esas circunstancias, hubo 22.138 espectadores, bastante lejos del lleno, y menos de la mitad del aforo del nuevo coliseo del Athletic.

Pese a todo, llevamos dos días de dimes y diretes, con el portavoz del Gobierno municipal donostiarra hablando del "enésimo disparate del Gobierno vasco en el sentido de querer castigar a nuestra ciudad y beneficiar siempre a Bilbao, algo que siempre que puede hace el PNV".

PSE y PP no se han quedado atrás y han presentado una moción mezclando churras con merinas, la Capitalidad Cultural de 2016, el Festival Publicitario El Sol y los equipos «vascofranceses». Ya puestos, el PNV de Donostia se ha sumado a esta loca carrera y ha ligado el tema a la reforma de Anoeta.  

Entre tanto, el Gobierno de Lakua ha desmentido que haya intervendio en el tema y su versión ha sido respaldada, lo ha sido desde el primer momento, por el Aviron de Baiona, que además no tiene programado «deslocalizar» ningún partido fuera de su campo en la próxima temporada. 

Por cierto, la final de Copa la ganó el Quesos Entrepinares de Valladolid y el Aviron se salvó gracias a un empate fuera de casa en la última jornada, pero en realidad el rugby poco tiene que ver en todo este embrollo. Por desgracia, esta vez le ha tocado al balón oval ser el arma arrojadiza en las clásicas disputas entre ciudades y/o partidos políticos.