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La celebración de la Ashura se vuelve a teñir de sangre en Irak

La celebración de la fiesta religiosa más importante del credo chií, la Ashura, se volvió a teñir de sangre ayer en Irak por varios atentados contra fieles de esta comunidad que dejaron al menos 41 muertos en el país, que contabiliza ya más de 5.600 víctimas mortales en atentados desde comienzos de año. A la vez cerca de dos millones de peregrinos conmemoraron en Kerbala, entre fuertes medidas de seguridad, la muerte del imán Hussein en el siglo VII.

La comunidad chií de Irak vivió ayer la celebración de la Ashura -la ceremonia religiosa más importante para esta comunidad musulmana- bajo el luto de ataques que causaron la muerte de 41 de ellos.

Un atentado llevado a cabo por un kamikaze vestido con un uniforme policial dejó al menos 32 muertos y 80 heridos entre los fieles que asistían a una procesión en el sector de mayoría de población chií de Sadiya, en la provincia de Diyala, al norte de Bagdad.

Unas horas antes nueve personas fallecieron en dos atentados casi simultáneos en la localidad de Hafriyah, al sur de la capital.

Los chiíes son habitualmente objetivo de ataques durante la celebración de la Ashura en Irak por parte de grupos suníes vinculados a Al Qaeda, que los consideran infieles. Esta fiesta conmemora el martirio del imán Hussein, nieto de Mahoma, en la localidad iraquí de Kerbala en el año 680 a manos de tropas del califa omeya Yazid, líder de la rama suní del islam.

Pese a los ataques, dos millones de peregrinos, de ellos 200.000 llegados del extranjero participan en Kerbala en los diez días de celebración y los siguientes 40 de duelo. Las medidas de seguridad se han extremado con el despliegue de 35.000 soldados y policías, y perímetros de seguridad que impedían la entrada de vehículos en la ciudad, sobrevolada además por helicópteros. Vestidos de negro, los peregrinos se agrupaban ante los mausoleos del imán Hussein y su hermanastro Abbas, mientras los altavoces recitaban la crónica de la batalla en la que murió.

Las amenazas contra estos fieles también condicionaron la conmemoración de la Ashura en Egipto, donde son minoría frente a la mayoría suní y donde muchos de ellos mantienen su confesión en secreto. Los chiíes no pudieron celebrar el martirio de Hussein en la mezquita que lleva su nombre en El Cairo porque las autoridades cerraron el templo para prevenir posibles disturbios cediendo así a la presión de grupos salafistas que amenazaron con enfrentarse a a los chiíes que se reunieran en su interior.

Irán ha frenado su programa nuclear, según la AIEA

Irán ha frenado los avances de su programa nuclear, al mantener estable la cantidad de uranio enriquecido, indicó la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) en un informe difundido ayer en Viena. Según la agencia, Irán mantiene un depósito de 196 kilos de uranio enriquecido al 20 %, solo 10 kilos más que hace tres meses, mientras que no ha avanzado en la construcción del reactor de plutonio de Arak. Tampoco ha instalado nuevas centrifugadoras para enriquecer uranio, cuya cantidad se mantiene estable en unas 19.500 unidades repartidas por diferentes plantas de producción. Una fuente diplomática explicó a Efe que no hay ninguna razón técnica para este freno y que se trata de la voluntad de Teherán. Pero el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, minimizó estas conclusiones y dijo no sentirse «impresionado». El freno en el programa nuclear se registra en medio de las negociaciones entre Irán y el grupo 5+1. A la vez, el presidente de EEUU, Barack Obama, pidió ayer tiempo para negociar al demandar al Congreso dar una oportunidad a Irán de demostrar su seriedad, absteniéndose de votar nuevas sanciones. Ante la petición de congresistas de reforzar las sanciones que ahogan la economía del país persa, Obama intervino para afirmar que «si de verdad queremos resolver esto de forma diplomática, no hay razón para añadir nuevas sanciones. Ya son muy eficaces y han llevado a los iraníes a negociar». Añadió que se mantendrán las actuales y podrían reforzarse en un futuro si Irán «no demuestra su seriedad», dejando abiertas «todas las opciones», incluida la guerra, aunque advirtió sobre sus «consecuencias imprevistas». GARA