Patxi IRURZUN
Edición revisada de un libro clave en la historia del rock vasco

Hertzainak: Uno de esos orgasmos de la historia

Dos décadas después, la editorial Pepitas de Calabaza vuelve a editar «Hertzainak. La confesión radical» (Pedro Espinosa y Elena López) con nuevas entrevistas, prólogo, todas las letras del grupo... Un libro clave en la historia del rock vasco que es mucho más que la biografía oral del grupo gasteiztarra, pues da testimonio también de una época plena de rabia, rebeldía, humor, todo ello sin ninguna intención de inmovilizar al lector con un ataque agudo de nostalgia, aportando, al contrario, el poso para gestar nuevos movimientos contestatarios.

Pakean utzi arte», «Ta zer ez da berdin», «Si vis pacem», «Eh, txo!»... En todos los garitos de los cascos viejos de Euskal Herria se escuchaban a mediados los ochenta las mismas canciones de un grupo que nunca las tocaba igual en sus conciertos irrepetibles y locos. Hertzainak, el grupo que volcó el punk, el ska, la irreverencia en los textos a la música euskaldun. Los «The Clash» vascos. Triunfaron y, consciente e inconscientemente, renunciaron con cada disco al camino fácil, a repetirse, se echaron al monte y alcanzaron de ese modo cimas como «Aitormena». Hertzainak aglutinó, o en su camino se cruzaron la «baska» con el culo más inquieto de aquellos años: el primer cantante del grupo, Gamma (hoy Xabier Montoia), Natxo Cicatriz, Ruper Ordorika, Itxaro Borda, Karra Elejalde... Y las radios libres, las procesiones ateas, las drogas, los gaztetxes, el euskadi tropical... «La confesión radical» es también el recuento general de una época y un lugar y uno de los hitos en la historia del rock radikal vasco.

Julián LACALLE (editor de Pepitas de Calabaza):

Es un libro al que le teníamos mucho cariño. Cuando leímos su primera edición nos encantó. Y es un libro que llevaba muchos años agotado. Nos pusimos en contacto con sus autores y, cuando todos estuvimos de acuerdo en cómo mejorar la edición y se hizo, pues lo editamos. Gran parte del encanto del libro reside en que, al participar tanta gente y tan diferente, da una visión muy plural (y real) de lo que realmente ocurrió.

Pedro ESPINOSA (autor del libro):

No creo que se pueda hablar de reedición sino de nueva edición, porque hemos corregido errores que había en la primera, hemos incluido un quién es quién, porque solo los coetáneos de aquella época reconocerían a las personas que hablan en el libro, hemos renovado las fotos y añadido más ilustraciones, hay un prólogo de Roberto Moso a esta nueva edición (que se suma al original de Pablo Cabeza), hay un nuevo capítulo titulado «Nuevas Confesiones» en el que se incorporan comentarios e impresiones de personas que en 1993 no pudieron hablar en el libro, bien porque su testimonio no llegó a tiempo, caso de Itxaro Borda, bien porque eran muy jóvenes, como Kirmen Uribe, Rafa Rueda o Txuma Murugarren. Finalmente, presentamos la discografía completa del grupo con las portadas de todos sus discos y todas sus canciones en euskara y castellano.

Elena LÓPEZ (autora del libro):

Hemos incluido todas las letras del grupo, con las correspondientes correcciones, así que «La Confesión radical» funciona también como un (buen) libro de poemas. Justo cuando estaba corrigiendo las letras, amargas y realistas, y terminé con la última del último disco -es decir, con «Eguneroko ilusioa» de José Vicente Carrasco, quien también aporta su confesión-, pensé que esas canciones no habían perdido actualidad ni mordacidad. En el libro están las luces y las sombras, hay marea alta y baja, sueños y desilusiones, apogeo y crepúsculo, principio y fin, parabienes y críticas, equivocaciones y aciertos. Queríamos plasmar el subidón de energía que rodea a la creación de un grupo, la ayuda de la amistad, el trabajo en el local de ensayo, los conciertos y su poder adictivo, las relaciones con las discográficas, los problemas y los buenos momentos en los estudios de grabación, la ilusión de los comienzos y la amargura del final, los que se quedaron por el camino...

Roberto MOSO (Cantante de Zarama, autor del nuevo prólogo):

Hertzainak fueron un referente constante para nosotros. Empezamos con una relación de camaradería (y rivalidad disimulada) pasamos por otra de tensiones y reproches más o menos manifestados (con un momento crítico en cierta actuación de Muskiz) y acabamos con una buena relación, que se suele plasmar en mesas redondas y encuentros culturales y en mi caso, también en una amistad ya duradera sobre todo con Gari y Josu. Hertzainak demuestran que ese axioma de que «Para que un grupo funcione se tiene que llevar bien» no es necesariamente cierto. Todos debemos tener desencuentros y hasta broncas para que los demonios no se queden a vivir dentro.

Óscar BEORLEGUI (periodista y crítico musical, uno de los nuevos testimonios del libro):

En octubre de 1984 su tema «Eh txo!» no dejaba de sonar en la maquinita de singles del bar La Cueva de Irunberri, donde pasé aquel verano. A duro la canción. Yo también era de los que cantaba «Que te he dicho que no» (cuando se oía aquello de «Gehiegi itxoiten duk). No entendía nada, ni la música ni las letras, pero la actitud y la marcha derrochada por el grupo me sobrepasó.

Pedro ESPINOSA

Desde el primer momento, cuando decidimos dedicar el libro a Hertzainak al poco de su desaparición, no queríamos tanto contar su historia sino la del movimiento que se generó en Gasteiz en la década de los 80. Un movimiento que tuvo a la música como catalizador y en concreto las letras y canciones de Hertzainak, grupo que se alimentó mucho de la gente que había a su alrededor incluyendo siempre en sus canciones temas y letras que aportaban los que en aquel entonces llamábamos «la baska». Fue así como contando la historia del grupo contamos la historia de aquel momento convulso y magnífico donde surgieron las procesiones ateas, las fiestas alternativas, las radios libres o los gaztetxes.

Julián LACALLE

Nos interesa, sobremanera, todo lo que ha rodeado a Hertzainak: nos parece un momento muy importante de la historia reciente, uno de esos «orgasmos de la historia» que decían los Diggers. Yo no sabría decir qué ha quedado de su espíritu, pero estoy seguro de que cuando vuelva a nacer un movimiento contestatario de verdad, de esos que reafirman la vida y que no se preocupan por gestionar la miseria, se tendrá en cuenta todo lo que se hizo en esa época.

Óscar BEORLEGUI

A simple vista parecería que no dejaron tanta huella como otras bandas, sobre todo viendo que los Hertzainak, a día de hoy, son una de las pocas formaciones que se salvan de esa sombra o «extensión» que representan los omnipresentes «grupos-tributo» o de «versiones». Pero tal vez por ello creo que dejaron huella; pero una huella no superficial, sino muy profunda. Una huella marcada a fuego en el subconsciente popular y presente en ciertas bandas actuales a nivel espiritual más que meramente musical. Como verdaderos perros verdes que fueron, cosa de su espíritu transgresor, provocativo, y de su valentía a la hora de afrontar la composición de sus canciones o gestionar posteriormente su éxito.

Pedro ESPINOSA

Ojalá se recupere el espíritu de aquella época, han pasado treinta años desde la edición de la primera y única maqueta de Hertzainak, pero las condiciones son parecidas: el paro era altísimo, nosotros estábamos en paro, pero no parados, compartíamos con la gente que se movía en la calle las ganas de vivir y de crear, de no dejarnos explotar ni engañar, de ser libres para cometer cualquier pecado y de pensar que todo es posible si realmente lo quieres, si te empeñas y esfuerzas.

Elena LÓPEZ

Queríamos plasmar toda la energía que a nosotros nos transmitió la maqueta de Hertzainak del 83. Parafraseando a Kirmen Uribe, ni Pedro ni yo seríamos los mismos, de no habernos topado con ellos.