Alfonso Sastre
Dramaturgo
KOLABORAZIOAK

Sobre la duración de la paciencia y los enemigos de la paz

La convocatoria suscrita, y eso es lo muy importante, por el PNV y EH Bildu muy bien podría responder a nuestra pregunta sobre qué hacer desde nuestra actual y dolorida paciencia

Empecé a escribir este artículo bajo el signo de una indignación muy justificada ante el reciente ataque de la Guardia Civil, con ayuda de una Ertzaintza cada vez más degradada, a un proceso que tiene como horizonte la arribada a una situación de paz, teniendo en cuenta, desde luego, que todavía no es un proceso propiamente dicho, efectivo, puesto que hasta ahora sólo ha sido puesto en pie y mantenido por una parte de lo que ha sido, durante unos años de hierro, un conflicto armado. Esa parte es la izquierda abertzale, que no cesa ni por un momento en su proclamación y en su práctica de la batalla de las ideas como el único posible marco social-político en el que hoy podrían desarrollarse las esperanzas históricas de una gran mayoría de este pueblo, y eso lo hace teniendo a dirigentes y otros militantes en las cárceles. Infame operación, pues en ella han sido detenidas una vez más personas activas en esta lucha por la paz, entre las cuales dos abogados y otros colaboradores en la mediación, concretamente en el tema de los presos que es uno de los puntos candentes de esta cuestión, aportando a este tema ideas de paz expresadas por este colectivo de los presos en términos muy claros e inequívocos, pues, como resume muy bien este diario en el que hoy escribo, «no cabe olvidar que este grupo de mediadores estaba plenamente activo y tenía una misión inmediata, adelantada en el comunicado del EPPK: buscar acuerdos en Euskal Herria para llevar a la práctica su decisión de explorar las vías legales para lograr salidas escalonadas e individualizadas para los presos vascos». (¡Como se ve, todo un programa propio de grandes terroristas! Para el ministro Jorge Fernández Díaz «integran el grupo de coordinación que es el tentáculo -la organización vasca es el pulpo- que permite a ETA controlar el grupo de los presos». En esta represión participan, sin duda, mentes enfermas, necesitadas de alguna ayuda psiquiátrica).

Lo muy cierto es que por este camino, con esta gente haciendo lo que hace, no llegaríamos a ninguna parte, y que en algún momento habrá que plantearse el tema de la duración de la paciencia, trayendo del recuerdo histórico de la Roma clásica una invectiva como la de Cicerón en sus Catilinarias: «Quosque tándem Catilina abutere patientia nostra?», dado que evidentemente una paz no puede hacerla sola una de las dos partes en conflicto y la paciencia no es una virtud eterna. En este caso intervienen además factores muy negativos como lo son, de un modo o de otro, las actividades de algunas asociaciones de víctimas, que han hecho una profesión de lo que fue ciertamente un episodio doloroso en el curso de sus vidas. Esas asociaciones se cuentan hoy entre los peores enemigos de la paz.

Aquí nos hallamos (pensé yo, y lo escribí en la primera redacción del presente artículo) en una situación cerrada que es, naturalmente, una mal amigo de la paz, mejor dicho, un gran enemigo, incapaz de tolerar que no haya más batallas que las de las ideas.

La izquierda, ante este gran desaguisado, expresó su convicción de que este hecho, por grave que sea, no va a comportar un obstáculo y menos aún un retroceso en el camino hacia la paz, pero nosotros, terminaba yo mi artículo, no podemos descansar en la idea de que la paciencia no tiene límites.

Mi artículo -que es éste- habría terminado de esta manera: en la indignación, en la incertidumbre y en la pregunta sobre qué y cómo hacer para salir de este círculo vicioso; pero ha ocurrido que al mismo tiempo, en unas horas, se estaban produciendo unas respuestas, una mala y otra buena, de gran envergadura y que acaso determinen que las actuales jornadas vayan a marcar una inflexión que podría ser histórica. ¿Qué noticias han sido estas? La mala golpeaba una vez más nuestra maltratada sensibilidad con un nuevo episodio que nos inclinaba al más gélido pesimismo: la prohibición de la manifestación del 11 de enero, en Bilbo. La segunda, recibida apenas encajado este nuevo golpe a la libertad, emergía inesperadamente como una gran réplica popular que muy bien podría responder a nuestra pregun- ta sobre qué hacer desde nuestra actual y dolorida paciencia. En este caso, se trata de una convocatoria unitaria para manifestarse en Bilbo; convocatoria suscrita, y eso es lo muy importante, por el PNV y por EH Bildu, juntos al frente de lo que va a ser sin duda un silencioso clamor (valga el oxímoron) por la esperanza, pues contendrá una respuesta muy deseable a nuestras preguntas más sombrías. ¡Aleluia, pues!

En cuanto al PNV, cuando se le juzga severamente y hasta se le considera traidor por izquierdistas patriotas, téngase en cuenta algo tan sencillo como que es un partido conservador, de derechas, y que en la dialéctica política desempeña un papel muy importante. En Catalunya esto -esta complejidad- parece haberse entendido mucho mejor.