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El muro del apartheid israelí amenaza dos lugares emblemáticos palestinos

La suerte de dos lugares emblemáticos del patrimonio palestino, la ciudad de Battir, célebre por sus antiguo sistema de irrigación, y el valle de Cremisan están pendientes de la decisión del Tribunal Supremo israelí sobre el muro del apartheid que separa Cisjordania.

El Tribunal Supremo israelí examina un recurso contra el paso del muro por Battir, donde las terrazas agrícolas que se remontan a la época romana están consideradas como un serio candidato de la Unesco a Patrimonio Mundial de la Humanidad. En su primera sesión, la sala registró un lleno completo por la expectación que ha provocado el caso.

«La construcción del muro destruiría partes del sistemas de irrigación que existe desde hace 2.500 años, incluidos canales de piedra romanos», explicó el alcalde de Battir, Akram Badr.

«Sería catastrófico, no solo para los palestinos sino para este lugar del patrimonio mundial», advirtió. Lo inhabitual del recurso, presentado por la ONG Amigos de la Tierra, es haber recibido el apoyo de las autoridades israelíes de reservas y parques naturales, dirigido por partidarios de la colonización, en nombre de la protección del medio ambiente. La ONG señala que el Gobierno está dividido.

A la vez, debe responder a un recurso sobre el valle de Cremisan, cubierto de olivos y limoneros y conocido por sus viñedos, unos recursos que suponen la principal fuente de ingresos de cientos de personas y que quedaran fuera de su alcance una vez construido el muro.

Estas tierras pasarían a formar parte del Estado de Israel y quedarían anexionadas a dos asentamientos israelíes. Nael Salman, alcalde de Beit Yala, el municipio vecino de Belén con el 80 % de la población cristiana, explicó que la decisión final podría todavía retrasarse dos meses.

El Tribunal Internacional de Justicia, al igual que la Asamblea de la ONU, juzgó el muro del apartheid ilegal en 2004 y exigió su desmantelamiento.

Por otra parte, el ministro de Economía de Israel, el ultraderechista Naftalí Bennett, se disculpó ayer ante el primer ministro, Benjamín Netanyahu, por los ataques que le lanzó estos últimos días, y que han amenazado con romper la coalición de gobierno. «Si el primer ministro se ha ofendido no era esa mi intención», dijo Bennett, líder del partido Habayit Hayehudí, vinculado al movimiento colono.

La crisis se originó por una crítica del ministro a la idea de Netanyahu de que, en un eventual acuerdo con los palestinos, algunos colonos judíos quedasen bajo soberanía palestina con tal de no desplazarlos de sus hogares. Netanyahu dio un ultimátum a Bennet para que se disculpara.