Ingo NIEBEL Colonia
PROBLEMAS EN LA GRAN COALICIÓN

Merkel lidia con una crisis de confianza y socios embroncados

La primera crisis de la Gran Coalición tiene ingredientes de un «thriller» político: un exdiputado socialdemócrata relacionado con un caso de pornografía infantil; un ministro dimite por haber informado a la cúpula del SPD de ese caso; una Fiscalía que se entera la última de todo y cuya carta al Parlamento llega tarde y encima abierta...

La Gran Coalición de Angela Merkel (CDU-CSU-SPD) no padece ninguna crisis de Estado ni de Gobierno, porque ambos organismos siguen estando operativos. Lo que sí está en crisis es la confianza entre los tres socios de Gobierno porque ha sido reemplazada por los recelos mutuos.

La situación se ha deteriorado de tal manera que la jefa de Gobierno y presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) había preferido reunirse solo con su vicecanciller y homólogo socialdemócrata, Sigmar Gabriel, y el presidente de la Unión Social Cristiana (CSU), Horst Seehofer, a la sazón ministro-presidente de Baviera, en «petit comité» para ver cómo se podrá salir de ésta.

La alternativa habría sido celebrar esta reunión con las delegaciones de los tres partidos, tal y como estaba prevista en un principio. Pero Merkel se ha mantenido fiel a la segunda ley que caracteriza su muy personal «sistema operativo»: «No hables francamente si hay más de cinco personas a tu alrededor».

Merkel guarda silencio

De cara a la opinión pública, la canciller opera según su primera ley: «No te comprometas jamás, si no tienes que hacerlo». Por eso mantuvo un férreo silencio respecto al escándalo que sacude a Alemania desde hace una semana. Solo ayer dijo en muy pocas palabras que admitió la dimisión del ministro de Agricultura, Hans-Peter Friedrich, cuando se supo que fue él quien, siendo ministro de Interior en funciones, en octubre, dijo a Gabriel que el nombre del conocido diputado Sebastian Edathy había aparecido relacionado con una investigación por pornografía infantil. Más tarde el caso llegó a manos de la Fiscalía. Merkel hizo que el bávaro abandonara el gabinete porque, según ella «la confianza en el Estado de Derecho no debe ser puesta en duda». Friedrich cedió, aunque sigue sin reconocer error alguno.

Enfrentamiento SPD-CSU

Con la dimisión, Merkel no solo se ha quitado un problema de encima, sino que también lo ha transformado en un problema entre el SPD y la CSU.

Los bávaros quieren la cabeza del jefe del grupo parlamentario del SPD, Thomas Oppermann, porque fue él quién descubrió en un comunicado a Friedrich como la fuente que informó a Gabriel, quien a su vez lo dijo a Oppermann y al ahora ministro de Exterior, Frank Walter Steinmeier.

El presidente del SPD, en un reflejo de autodefensa, aún respalda a Oppermann, quien se niega a dimitir. En una reunión con su grupo parlamentario ha centrado su ira en Edathy, buscando la expulsión de este.

Sin embargo, varios diputados han criticado su gestión y hasta cierto punto han mostrado compasión por el excompañero que se halla en paradero desconocido.

La tercera ley del estilo político de Merkel dice: «Nada dura eternamente». Sin embargo, este affaire va a dar para rato: La Fiscalía de Berlín estudia si existe la sospecha inicial de que Friedrich traicionó secretos oficiales y la de Hannover investiga qué material podría haber poseído Edathy y quién le advirtió de las pesquisas policiales.

Mientras tanto la Policía busca la agenda del exdiputado, propiedad del Bundestag, y que supuestamente fue sustraída hace una semana en un viaje de tren de Hannover a Amsterdam.

Hoy se reúne la Comisión de Interior del Parlamento Alemán para preguntar tanto a Friedrich como también a la cúpula del SPD y al presidente de la BKA, Jörg Ziercke, sobre el caso. Después se sabrá si Oppermann podrá seguir en el cargo y si la oposición pedirá investigar el asunto en el parlamento.