Iñaki IRIONDO GASTEIZ
OBRAS EN EL RAMAL GUIPUZCOANO DE LA «Y VASCA»

Lakua ha gastado 1.129 millones en el TAV que Madrid todavía no paga

El Gobierno de Lakua lleva gastados ya 1.129 millones de euros en la ejecución de las obras del tramo guipuzcoano del TAV que tiene asignadas. Según el convenio suscrito con el Ejecutivo español, estas cantidades deben ser luego restadas al hacer las cuentas del Cupo. Lo que ocurre es que no está claro si estas cuentas se están haciendo y, según señaló el diputado del PNV Aitor Esteban en el Congreso, Lakua está adelantando el dinero y Madrid «no está pagando»

Entre 2008 y 2013 el Gobierno de Lakua ha gastado en las obras del ramal guipuzcoano del TAV un total de 1.128.953.306 euros, según las últimas cifras oficiales conocidas. A tenor de los datos remitidos por el Departamento de Hacienda y Finanzas, la mayor parte de esa cantidad se ha incluido ya en las «minorizaciones» practicadas en los pagos del Cupo durante estos años.

Pero siendo esta la teoría, no está nada claro que los cobros se hayan efectuado en la práctica. De hecho, según denunció el PNV en el Congreso de los Diputados el pasado mes de diciembre, ese dinero «está apuntado» pero «no cobrado», por lo que el Gobierno de Lakua «está adelantando y adelantando y adelantando dinero» en la confianza de que después le será retribuido.

Una y otra vez, el Ejecutivo autonómico defiende su gasto en el TAV recordando que en virtud a los acuerdos firmados con el Gobierno español, es Madrid (con ayudas de la UE) quien en realidad financia la obra a través de los descuentos que se hacen en el Cupo.

Sin embargo, ha sido el propio portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, quien en una interpelación realizada el pasado 18 de diciembre a la ministra de Fomento, Ana Pastor, se encargó de matizar esta aseveración. Esteban se anticipaba a que la ministra le recordara que toda la obra, también la realizada en Gipuzkoa por Lakua, la pagaba Madrid y le respondía rotundo: «Pues mire, no, por ahora no. Por ahora lo tenemos apuntado. Pregúntele al señor ministro de Hacienda porque igual se lleva una sorpresa y descubre usted que no están pagando y que el Gobierno vasco está adelantando y adelantando y adelantando dinero».

Señalaba el portavoz jeltzale que «es una deuda que tarde o temprano -espero que no esté en una barra de hielo- habrá que cobrarla, porque corresponde al Estado, como es su obligación, afrontar esa obra. Pero no saquen ustedes tanto pecho diciendo: no, eso también lo pago yo». Reconocía Aitor Esteban que «es el Gobierno vasco el que está haciendo en estos momentos el esfuerzo, el esfuerzo financiero, de dedicar esos millones a eso y no a otra cosa porque está convencido de que es una prioridad».

Es más, hoy por hoy, es el Ejecutivo de Lakua quien mantiene el ritmo de gasto y obra en el ramal guipuzcoano, mientras que el Gobierno de Madrid tiene prácticamente paralizado el resto de las obras. Esto supone que quizá llegue el día en el que no es que la llamada «Y vasca» sea una isla sin conexión en ninguno de sus extremos, sino que puede ocurrir que la línea de Gipuzkoa sea la única terminada en medio de la nada.

Por otra parte, es preciso recordar que aunque se fíe todo a la liquidación final del Cupo, esta lleva años paralizada a la espera de que pueda alcanzarse un acuerdo sobre las diferencias existentes y que ascienden ya a unos 700 millones de euros.

El presupuesto inicial del tramo guipuzcoano, cuya encomienda realiza el Gobierno de Lakua, fue de 1.642 millones de euros. Los proyectos constructivos se redactaron entre los años 2008 y 2011 y el presupuesto de licitación de los 17 tramos de plataforma entre Bergara y Astigarraga ha ascendido a 1.707,25 millones de euros.

Gasto desbocado

En 2006 el TAV se presupuestó en 4.178 millones de euros. Sin embargo, según datos del Ministerio de Fomento, ese coste ya ha crecido hasta los 4.615 millones cuando no se ha ejecutado ni el 50% de la infraestructura ferroviaria». Eso sin contar los accesos a las capitales, que no están presupuestados. A todo ello, habría que sumarle los gastos del tendido de catenarias, las estaciones y los propios trenes.

Los gastos de mantenimiento de la «Y vasca» también son superlativos, puesto que se estiman en unos 120.000 euros por kilómetro cada año.

Todo ello encarece enormemente el servicio, por lo que es preciso recurrir a la subvención de los billetes para abaratar los recorridos. Pero eso supone que lo que no paga el viajero lo hace el conjunto de la ciudadanía a través de sus impuestos.

El uso de explosivos por trabajadores no preparados genera accidentes mortales

Entre mayo de 2008 y mayo de 2013 se han producido en el tramo de las obras del TAV dependientes del Gobierno de Lakua ya 5 muertes, 11 accidentes graves y 297 accidentes leves. La investigación de estos accidentes y otros informes realizado por organismo de control constatan la existencia de numerosas irregularidades en la realización de las obras, algunas de las cuales afectan a la seguridad de los trabajadores de las mismas.

En el último informe del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas que evaluó las obras públicas del Ejecutivo autonómico, llamaba la atención la advertencia de que, en las obras de los cuatro tramos del TAV contratadas por el Gobierno de Patxi López en 2011, la aprobación del plan de seguridad y salud se realizó una vez comenzados ya los trabajos, lo que incumple la legislación sobre disposiciones mínimas de seguridad en las obras de construcción.

Los sindicatos vascos han ido denunciado constantemente las condiciones en las que se están desarrollando estas obras de construcción, con turnos que llegan a superar las doce horas diarias, sin las medidas de seguridad necesarias y sin respetar los convenios provinciales del sector.

Pero estos datos, siendo graves, palidecen ante la constatación de que en las obras de la «Y vasca» hay operarios manejando explosivos sin disponer ni de la titulación ni de la formación ni del contrato legalmente exigible para ello.

El 9 de diciembre de 2010 se produjo una explosión en el tramo Legutio-Ezkoriatza del TAV en el denominado túnel de Albertia. Resultó muerto el trabajador ucraniano Mykola Vyschenkyy, resultando gravemente herido otro operario de origen búlgaro, de la subcontrata Hergon, y una vigilante de seguridad vallisoletana.

La explosión se produjo cuando ambos operarios procedían a la destrucción de los explosivos sobrantes de las voladuras realizadas en el túnel. Como la empresa no disponía de almacén para guardar los explosivos, por el coste que ello suponía, las entregas de cartuchos se realizaban los días en los que iban a utilizarse.

Para la destrucción de los cartuchos se procedía a su quema y en este caso, el fallecido y los heridos no se encontraban a la distancia suficiente para evitar los efectos de la explosión.

Lo que sucede es que los trabajadores que procedían a la destrucción de los explosivos habían sido contratados como simples encofradores y no disponían de la cualificación profesional requerida para la realización de estas funciones. Según detalla el informe realizado en su día del Departamento de Industria, el personal que llevaba a cabo la destrucción del explosivo no contaba con la cartilla de artillero, incumpliendo lo establecido al efecto» por las leyes y «no contando, por lo tanto, con la capacitación legal exigible para el uso de explosivo».

Además, «a pesar de lo especial de esta tarea y en función de lo establecido en la normativa de aplicación, no se encontraba presente personal técnico competente responsable de la voladura durante la destrucción, supervisando los trabajos».

Pero lo que añade gravedad a lo ocurrido es que el informe detalla además que «en el riesgo cubierto por la póliza de responsabilidad civil de esta empresa no se incluyen las voladuras ni trabajos con ella relacionados. Esta empresa no consta inscrita como empresa habilitada para la ejecución de voladuras especiales, mientras que los trabajadores han venido realizando trabajos directamente relacionados con esta actividad».

De hecho, el escrito constata que la evaluación de riesgos de Hergon aportada en su día no incluye el puesto de trabajo de artillero en el momento del accidente. La ficha correspondiente a este puesto de trabajo se elabora con posterioridad al accidente y no está firmada, ni se justifica la capacitación del personal que supuestamente la elaboró.

Este caso está desde principios de 2011 en el juzgado de Bergara, donde permanece paralizado sin avances desde entonces y sin que la Fiscalía ni las partes lo muevan. I.I.