Ainara LERTXUNDI
PROCESO DE RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA

La reconciliación que empieza en las regiones

La sociedad colombiana hace tiempo que asumió el riesgo de hacer memoria e impulsar la reconciliación en medio del conflicto armado. Los principales medios de comunicación del país y el sector empresarial, con el respaldo de entidades internacionales y locales, han impulsado el proyecto Reconciliación Colombia.

Es un momento decisivo para todos los colombianos, es el momento de comprometernos para aportar a la paz, para lograr la unión en medio del disenso, no se trata de abandonar la crítica ni de acallar la voz de aquellos que no comparten este proceso; es con ellos y para ellos también, es la paz para todos», ha afirmado en reiteradas ocasiones el jefe negociador del Gobierno en los diálogos con las FARC-EP en La Habana, Humberto de la Calle. «Se trata de imaginarnos un país sin conflicto armado, con la mira en la reconciliación», insiste para acto seguido preguntarse «qué podemos hacer cada uno para lograr ese objetivo, para construir ese camino».

La reconciliación en su sentido más amplio y la construcción de la memoria del conflicto son dos de los principales retos que afronta Colombia, con seis millones de víctimas desde 1984, según un reciente cómputo de la Unidad de Víctimas del Gobierno.

Este organismo cifra en casi 5,4 millones los desplazados internos; en 130.000 los amenazados; en más de 90.000 los desaparecidos; en cerca de 75.000 quienes han perdido algún bien por causa del conflicto; en más de 21.000 los secuestrados; en 55.000 las víctimas de algún tipo de atentado; en 95.000 los homicidios y en más de 540.000 los afectados por la muerte de un ser querido; en 10.500 las víctimas de minas antipersona; en 6.500 los casos de tortura; en 7.000 los casos de reclutamiento forzoso de niños y en 4.000 los de violencia sexual. Pese a que el conflicto sigue siendo una realidad incontestable y que el acuerdo final entre las FARC y el Gobierno parece aún lejano, 35 entidades -empresas, organizaciones sociales y de cooperación internacional así como los principales medios de comunicación colombianos- acaban de lanzar el proyecto Reconciliación Colombia con el fin de «enviar un mensaje a la sociedad colombiana de la importancia de iniciar un proceso de reflexión y acción hacia la recuperación y reconstrucción de la confianza».

Con ese propósito, el 12 de febrero cerca de 60 organizaciones empresariales, sociales y gubernamentales de los departamentos de Chocó, Antioquia, Putumayo, Caquetá, Huila y Tolima participaron en Medellín en el primero de los cuatro encuentros regionales organizados por el recién estrenado proyecto Reconciliación Colombia. El quinto y último, por el momento, se celebrará a nivel nacional en Bogotá el 15 de mayo.

En el marco de esta primera experiencia, el alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, remarcó que la reconciliación es un proceso que se debe dar al margen de las conversaciones de La Habana y que también debe involucrar a los colombianos que no han sido víctimas directas de la violencia. Para el director del Observatorio de Paz y Derechos Humanos de la Universidad de Tolima, Luis Carlos Salinas, «no hay una memoria, hay múltiples memorias». Una postura compartida por la directora del Museo Casa de la Memoria de Medellín, Lucía González.

En una entrevista publicada por la página web oficial de Reconciliación Colombia, González incidió en que «hay que reconstruir la historia con las múltiples voces que tenemos, porque la historia que nos han enseñado en la escuela como historia patria es sesgada. La idea fundamental es construir un relato plural que no necesariamente tiene que llegar a un consenso para constituir una sola historia, sino más bien ser una polifonía que nos haga reflexionar y donde todos se sientan representados».

Subrayó que «se hace memoria no para sentarse a dolerse del pasado sino para encontrar las claves de superación para el presente y el futuro». Alertó, en este sentido, sobre el riesgo de que la construcción de esa memoria «quede anclada en el dolor y en el resentimiento y construya retaliación. Por el contrario, la memora está planteada como la posibilidad de sanar, de no repetir y de superar las condiciones que nos han anclado al conflicto tan eternamente. La memoria nos debe poner en un ejercicio de reconciliación, de comprensión, de inclusión del otro en el discurso y de conciencia».

«La memoria significa nombrar lo sucedido y ese, como dicen los sicólogos, es el primer paso para la sanación y la liberación de esa historia que nos ata. Compartirlo con otro es ponerlo en común y hacer reflexión», concluyó González.

La necesidad de rescatar las «verdades» ocultas del conflicto también quedó plasmada en las intervenciones de los participantes. «Yo no puedo perdonar si no sé quién y por qué me hizo daño», manifestó Ángela Salazar, directora de la Iniciativa de Mujeres por la Paz en Antioquia.

El informe presentado en julio por el Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia puso de relieve el gran número de acciones armadas sin atribuir a ningún actor armado por la estrategia de «ocultación» que han llevado a cabo, especialmente los grupos paramilitares.

Incentivos

Para acompañar estos procesos de diálogo y acercamiento, Reconciliación Colombia plantea una serie de incentivos a las entidades públicas y privadas o personas que trabajen por su consecución, como la firma de «un pacto empresarial», premiar a los mejores alcaldes y gobernadores, entregar el sello de la ONU a las empresas y un reconocimiento explícito a las organizaciones sociales. Una de esas empresas podría ser Estructuras PAR de Bucaramanga, que apuesta por la contratación de exguerrilleros y exparamilitares. «Los empresarios debemos reconciliarnos con nuestros conciudadanos. Sin ellos no podemos vivir. Todos nos necesitamos, de una manera u otra manera», señaló Elton Acuña, representante legal de esta empresa, en declaraciones a la web de Reconciliación Colombia. Aseguró que no miran si «es feo o bonito, negro o blanco, gordo o flaco. El que viene a pedir trabajo en construcción es porque tiene necesidades y seguramente sabe qué es pasar hambre. Aquí no se le pregunta nada a nadie, simplemente se la da una oportunidad para que forje su vida». En su plantilla, explicó hay exintegrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia, como José Manuel Ortiz. «Uno llega como desmovilizado a buscar trabajo y nadie lo contrata, nadie cree en uno. La reconciliación es volver a la vida civil, poder encontrar caminos para establecerse y vivir en paz».

Precisamente, en la cita de Medellín, la responsable de su Casa Museo de la Memoria emplazó directamente a las empresas -muy cuestionadas por su implicación directa o indirecta en el conflicto armado- a que «cumplan todas las leyes sin ninguna excepción y generen trabajo digno, además de eliminar las barreras de acceso».

No en vano, la acumulación de la riqueza es una de la causas del conflicto colombiano, tal y como recordó el director del Observatorio de Paz de la Universidad del Tolima.