Pablo GONZÁLEZ SIMFEROPOL
Referéndum en Crimea

Crimea ha decidido en referéndum abandonar Ucrania y unirse a Rusia

La opción de la reintegración con Rusia fue ayer la más votada en Crimea, con un 93 % de los votos, imponiéndose con mucha claridad a la posibilidad de seguir en Ucrania. Los comicios se celebraron con absoluta normalidad a pesar de la intervención militar rusa en la región, la cual de hecho ha posibilitado realizar la votación, pero no ha influido decisivamente en ella. La participación de las principales minorías étnicas del territorio fue baja.

La República Autónoma de Crimea ha decidido mediante un referéndum popular dejar de ser parte de Ucrania, para integrarse en la Federación Rusa como un sujeto más de dicha entidad. En la consulta celebrada ayer, la población podía elegir entre seguir formando parte de Ucrania, pero regresando a la constitución del año 1992, en la cual Crimea tenía más autonomía respecto a Kiev, o reintegrarse con Rusia. Esta última opción fue la elegida, como preveían todos los sondeos previos.

La intervención militar rusa ha posibilitado de hecho la consulta, pero no ha sido decisiva en los resultados. La mayoría rusa en la región se ha hecho notar. Han sido ellos los que han acudido a votar en masa y de forma unánime a favor de que Crimea deje de ser Ucrania a favor de ser parte de Rusia. Los ucranianos, el segundo grupo étnico y que representan cerca de un cuarto de la población de Crimea, han ignorado en su mayoría la votación. A ello se une la desunión en la minoría tártara (aproximadamente un 12% de la población), la cual no tenía una postura única para votar. La mayor parte decidieron abstenerse de acudir a los colegios electorales. Las dos minorías quedan en una posición delicada a partir de ahora.

Las ciudades de Crimea vieron desplegadas en sus calles un número significativo de fuerzas de seguridad variopintas, desde policías del grupo Berkut hasta cosacos tanto de Crimea como del sur de Rusia. Sin embargo, su presencia era algo menor que en las dos jornadas anteriores. Ello ha posibilitado que el orden haya sido ejemplar en todos los colegios electorales y en las principales calles del centro de las ciudades de la península.

La gente que paseaba por las calles más céntricas no ocultaba su euforia por la unión con Rusia, que la inmensa mayoría daba por hecha incluso antes de ir a votar. Las esperanzas de la población de un nivel de vida mayor son las mismas que en el resto de Ucrania, aunque en Crimea el referente para la mejora del nivel de vida es Rusia. Así, todos los entrevistados no dudaban en acudir a los mismos argumentos para justificar su elección.

«Queremos paz»

Lidiya, jubilada de 86 años, decía que «quiero una vida mejor para mis tres nietos y dos bisnietos, una vida de respeto a nuestra identidad rusa». Para ella, el camino elegido por Kiev, «el de la guerra, no es el nuestro, nosotros queremos paz». Tanto Lidiya como las también jubiladas Elena y Tamara, de 60 años, estaban ilusionadas con el futuro que espera a la región: «mañana vamos a despertar rusas. En 20 años no hemos tenido nada bueno en Ucrania. No había respeto hacia nosotros, ni siquiera el primer ministro (Yuschenko)». Creen que las pensiones subirán, y que habrá más trabajo y mejores sueldos.

Sobre el papel de las tropas rusas que han intervenido Crimea desde hace varias semanas, Andrei, de 40 años, opina que «si no fuera por las tropas rusas, aquí ya estaría Pravy Sektor, la gente de Bandera (líder nacionalista ucraniano de la Segunda Guerra Mundial); tendríamos una guerra». Sobre las posibles dificultades de abastecimiento e infraestructuras que habrá en los primeros meses tras abandonar Ucrania y entrar en la Federación Rusa, Andrei comenta que «Moscú no se construyó al momento, con lo cual si hemos esperado 23 años, podemos esperar un poco más». La ilusión entre la población rusa es total.

Prorrusos toman edificios públicos en el este de Ucrania

Manifestantes prorrusos causaron ayer disturbios en edificios públicos en las ciudades de Jarkiv y Donetsk, en el este de Ucrania, donde entraron en bibliotecas y centros culturales para quemar libros escritos en ucraniano. Algunas de las concentraciones aglutinaron a varios miles de personas y alcanzaron incluso algunas partes de Crimea aprovechando el amparo de los militares rusos desplegados allí.

Particularmente intensa fue la concentración de Donetsk, en el corazón de la región carbonera de Donbass, donde 5.000 personas irrumpieron en numerosos edificios culturales cuyas ventanas reventaron a pedradas.

Por último, los manifestantes entraron en la oficina del fiscal general ante la pasividad de la Policía antidisturbios. Allí, se subieron al tejado y, tras arrancar la bandera ucraniana, colocaron la tricolor nacional de la Federación Rusa.

En Jarkiv también se registraron manifestaciones prorrusas en la plaza Lenin y frente al consulado de Rusia, donde los congregados pidieron el envío de «tropas de paz rusas», según informaron medios locales. En la plaza de la Libertad de esa ciudad, y pese a la prohibición de las autoridades, otro grupo celebró una especie de simulacro de referéndum para «la federalización de Ucrania». GARA