PABLO GONZÁLEZ
ENVIADO ESPECIAL
ANÁLISIS | INTERESES TRAS EL CONFLICTO UCRANIANO

Guerra de oligarcas en Ucrania

Los intereses personales de las élites pasadas y actuales se enfrentan en la región donde los partidarios de Yanukovich son más fuertes. Los anteriores dirigentes del país intentan imponer su voluntad para tener mayor autonomía de Kiev con el objetivo de mantener parte de su posición privilegiada.

A finales del mes de febrero caía el gobierno del Partido de las Regiones (PR) presidido por Viktor Yanukovich. Muchos de sus destacados miembros tuvieron que huir y ver cómo sus mansiones eran saqueadas por parte de la multitud descontenta. Desde entonces sus fortunas y sus numerosas posesiones han sido objeto de persecución por toda Ucrania. Rusia ha ofrecido a varios de ellos refugio en su territorio, pero no se encarga de defender sus intereses o de proporcionarles cargos de ningún tipo, ni siquiera en la recién adquirida Crimea.

Por ello han decidido defender sus intereses en su último reducto, la región de Donetsk. Región donde su partido, el PR, era el más votado con gran diferencia. Hay que señalar que muchos altos cargos del PR provienen del mundo criminal o tienen con él claros vínculos. Con todos estos elementos han decidido echarle un pulso a Kiev en un momento en el que el nuevo ejecutivo se encuentra en estado de debilidad por la pérdida de Crimea y los serios problemas económicos.

La élite del Partido de la Regiones. El depuesto presidente Yanukovich, el exfiscal general V. Pshonka y el exministro del interior V. Zajarchenko se encuentran en Rostov, ciudad rusa cercana a la frontera con Ucrania. Con ellos está el oligarca y miembro del Partido de las Regiones Yura Ivanyuschenko. Según informaciones del SBU (servicio de seguridad ucraniano) sería este último el encargado de organizar y financiar las primeras protestas que empezaron en Donetsk, mientras que los otros han puesto sobre la mesa sus contactos con las fuerzas de seguridad del estado regionales y parte de sus fortunas para la causa común.

Su objetivo es claro, tomar el poder aunque sea en la región de Donetsk. Para ello necesitan que los gobernadores sean elegidos por votación y no designados por Kiev. El poder se aseguraría con una organización federal de Ucrania. De esa manera podrían mantener su coto privado en la región sin temer la influencia de Kiev. Tampoco desean realmente integrarse en la Federación Rusa, ya que sería perder el poder otra vez, pero en este caso a favor de Moscú. Ya es conocida la mano dura de Vladimir Putin con cualquiera que no siga sus deseos, sobre todo si es un oligarca que además tiene pretensiones políticas.

En el camino hacia sus objetivos este grupo no ha dudado en jugar la carta rusa. Por un lado, porque la reciente anexión de Crimea por parte de Moscú; por otro, porque la población es sensible a este tema, aunque no en un porcentaje tan alto y de una manera tan convencida como en la península del mar Negro. En ese escenario pedir la federalización se presenta como la mejor opción. Sobre todo si se combina el sentimiento ucraniano, aunque prorruso, del este de Ucrania con el rechazo que despierta el gobierno de Kiev y el sentimiento ucraniano occidental que representa.

Las protestas se extienden. El mapa de las protestas sigue estrictamente el mapa de poblaciones donde el grupo de Rostov tiene buenos contactos. Las protestas empezaron en Donetsk y Lugansk. En Lugansk los manifestantes han tenido éxito y no se han encontrado con problemas gracias a que la ciudad está gobernada por el PR de Yanukovich. Su hombre fuerte ahí es el que fuera gobernador de la región de Lugansk y el líder actual de la fracción del PR en el parlamento ucraniano A.Efremov.

Sin embargo, la apuesta principal se hizo en la ciudad más importante de la región de Donbass, Donetsk. Aquí, a pesar de ocupar la administración regional, los manifestantes no han conseguido controlar completamente la situación. Ello se debe a que en la ciudad el poder lo controla el oligarca más rico del país, Rinat Ajmétov. Ajmétov apoyo al PR y lo financió durante bastantes años, pero en los últimos tiempos se había alejado de ellos y había mostrado, como el viernes pasado, su apoyo al nuevo gobierno de Kiev. Ante la imposibilidad de asegurar Donetsk, y viendo cómo el viernes las autoridades empezaban a calmar la situación, mediante concesiones a los manifestantes, el equipo de Yanukovich decidió jugar la carta de ir ocupando otros municipios de la región donde tenían contactos suficientes para hacerlo. Así han ido cayendo numerosas ciudades una tras otra en los alrededores de Donetsk.

Alcanzando el límite. La influencia para seguir expandiendo las protestas parece que está alcanzando sus límites. Los intentos de llevar a cabo acciones de toma de edificios oficiales no han resultado fructíferas en toda una serie de ciudades. En Járkov, controlada por G. Kernes, no ha habido éxito a pesar de que se ha intentado en varias ocasiones. El alcalde a pesar de ser miembro del PR, ya no apoya a Yanukovich. La motivación de Kernes es su deseo de seguir realizando su carrera política bajo el nuevo gobierno de Kiev.

Tampoco ha habido suerte para los manifestantes en Dniepropetrovsk. Esa ciudad es dominio de I.Kolomoiski, importante oligarca ucraniano cercano a Yulia Timoshenko.

Otra ciudad del sureste ucraniano donde se han intentado llevar las protestas, pero con éxito limitado, es Odessa. Ahí Ivanyuschenko tiene importantes intereses, pero no controla toda la ciudad. Odessa es el puerto más importante de Ucrania, y son numerosas las compañías que tienen puesta en ella su atención. Entre otros, el aliado de Timoshenko Kolomoiski posee ahí intereses a través de su holding, el Grupo Privat.

Por todo ello parece que por ahora no debería haber nuevos avances de las manifestaciones hacia otras regiones ucranianas, ya que el territorio proclive ya está de alguna manera en sus manos. A los manifestantes les quedaría consolidar sus posiciones tomando más elementos de los que componen el estado, pero esa parece que no es su intención, a diferencia de lo que hicieron las tropas rusas en Crimea. Eso, una vez más, señala que es una manera de presionar al gobierno en vez de hacerse con el poder total.

Militares e intervención rusa. GARA ha podido hablar con el jefe del centro regional de prensa del Ministerio de Defensa ucraniano, D.Gorbunov. A través de él se ha podido confirmar que los militares no tienen ninguna orden de actuar dentro del territorio de Ucrania a menos que se produzca una invasión. Invasión que a día de hoy no se ha producido. Los movimientos de tropas se deben a que el Ejército se ha movilizado tras los sucesos de Crimea y ahora se dedica a entrenar y ponerse al día, mientras que los asaltantes con uniformes se califican de simples aficionados. No hay ninguna constancia de que nadie, portando armas o no, haya cruzado ilegalmente la frontera desde Rusia.