Beñat ZALDUA BARCELONA
PROCESO SOBERANISTA EN CATALUNYA

Un informe del Govern augura un Estado catalán dentro de la UE

El Consell Assessor per a la Transició Nacional entregó ayer al Govern un informe sobre las vías de integración de un eventual nuevo estado catalán en la Unión Europea (UE), tema sobre el que sostiene que una Catalunya independiente permanecería automáticamente en el club europeo o se integraría rápidamente a través de algún mecanismo excepcional. En cualquier caso, el informe asegura que no es una cuestión jurídica, sino política y económica.

Pese a no ser, ni mucho menos, el principal debate dentro de la sociedad catalana, la supuesta expulsión automática de una Catalunya independiente de la Unión Europea (UE) es una de las principales armas que esgrime el Gobierno español a la hora de atacar el proceso soberanista. Para desmentir dicha afirmación y plantear un debate sobre una base sólida, el Consell Assessor per a la Transició Nacional (CATN) entregó ayer al Govern un informe sobre la materia. En él defienden que un nuevo Estado catalán seguiría perteneciendo a la UE o se integraría inmediatamente.

Vayamos por pasos. Los miembros de este órgano asesor nombrado por el Ejecutivo catalán parten de la premisa de que a Catalunya le conviene estar dentro de la EU -conveniencia que simplemente no entran a debatir- y, con ese objetivo en mente, dibujan cuatro escenarios posibles. El primero consiste en la permanencia automática de Catalunya en la UE, dado que el nuevo Estado contaría con «un territorio, unas instituciones y unos ciudadanos que durante casi 30 años han formado parte de la UE», según explicó ayer el presidente del CATN y exvicepresidente del Tribunal Constitucional, Carles Viver i Pi-Sunyer.

El segundo escenario es el de una adhesión ad hoc, en el que Catalunya saldría de la UE, pero esta habilitaría -por las razones que justifican el primer escenario- un sistema excepcional para permitir un rápido proceso de integración, durante el que se mantendrían las relaciones jurídicas, económicas y políticas con la UE.

Viver i Pi-Sunyer insistió en que las dos primeras opciones son «similares en la práctica», ya que se seguiría aplicando el derecho europeo.

La tercera opción es la de la salida de la UE y la de un proceso de adhesión ordinario, lo que supondría ponerse a la cola de países como Islandia, Serbia o Montenegro, que aguardan turno. En último término, el CATN contempla la posibilidad de que Catalunya quedase completamente excluida, negándose la UE «a abrir el proceso de adhesión o a otorgar el estatuto de candidato», según el informe.

Presentados los escenarios, el CATN establece dos premisas sobre las que posteriormente sustenta su conclusión. Por un lado, recuerda que «ni el derecho internacional ni el derecho de la UE prevén de manera expresa un supuesto como el que plantea el caso catalán» y, por otro, recuerda la actitud «extremadamente flexible y pragmática» que la UE ha adoptado para «dar solución a los problemas imprevistos» que le han ido surgiendo, entre los que Viver i Pi-Sunyer destacó los casos de Groenlandia, Chipre o la reuni- ficación alemana.

Tras repasar los argumentos que unos y otros pueden esgrimir para defender sus posiciones, el informe concluye que el escenario más probable -siempre habla de probabilidades, nunca de certezas- es uno de los dos primeros, es decir, o la permanencia automática en la UE o la rápida incorporación -que podría ser la opción si el Estado español vetase una entrada automática, según dijo Viver i Pi-Sunyer-. Para justificar esta conclusión, el CATN considera que tendrán más peso los argumentos a favor de la integración -argumentos económicos y referentes a los principios funda- cionales de la institución como la integración europea- que los contrarios, que se agarran a la supuestamente limitada capacidad de absorción de la UE o al efecto-contagio que pueda tener en otros estados con disputas territoriales.

Una cuestión política y sobre todo económica

Uno de los elementos clave que el informe se esfuerza en subrayar es que los tratados europeos no prevén escenarios como los planteados por Catalunya y Escocia, lo que descarta la expulsión automática como única opción -como pretende hacer ver el Gobierno español-, así como una permanencia también automática. El presidente del Consell Assessor per a la Transició Nacional, Carles Viver Pi i Sunyer, fue claro ayer a este respecto: «no es un debate jurídico, el gran debate será el basado en criterios políticos y económicos». De hecho, el informe insiste en que «la Unión Europea dispondrá de un gran margen de flexibilidad y discrecionalidad» a la hora de tomar su decisión.

Es por ello que, más allá de las preferencias en un principio evidentes de un órgano nombrado por un Govern en pleno proceso soberanista, el informe se centra en las cuestiones económicas para justificar sus conclusiones y asegura que «desde una perspectiva estrictamente económica, parece claro que la permanencia de un futuro estado catalán en la Unión Europea o su integración rápida tendrían más ventajas para la Unión y los actuales Estados miembros, que no su expulsión».

Frente a la amenaza de veto que el Estado español puede utilizar, Viver i Pi-Sunyer recetó también argumentos económicos, al recordar que «gran parte de las exportaciones españolas -más de dos tercios, de hecho- pasan por territorio catalán». B. ZALDUA