Golpe de fuerza previo a la reunión sobre la crisis ucraniana en Ginebra

La ofensiva contra los rebeldes prorrusos en el este lanzada por Kiev fue aplaudida por Estados Unidos como «una medida mesurada» mientras Rusia pedía a la ONU una condena por un paso que pone al país «al borde de la guerra civil». Las demostraciones y declaraciones de fuerza se producen dos días antes de la reunión entre EEUU, Rusia, la UE y Ucrania, que deben intentar en Ginebra alcanzar una solución negociada a la crisis.

Ucrania lanzó ayer a sus fuerzas armadas contra los rebeldes prorrusos que han ocupado varios edificios oficiales en el este del país. Una columna de blindados de las fuerzas especiales ucranianas se situó en Izium, a unos cuarenta kilómetros al norte de Slaviansk, mientras a 15 kilómetros al sur llegaron refuerzos transportados por helicópteros, con el fin de rodear esta localidad cuyo control han tomado las milicias prorrusas.

Los sublevados controlan las sedes locales del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU, siglas en ucraniano) y del Ministerio del Interior, y han levantado barricadas en las inmediaciones de esos edificios. «El objetivo de estas acciones, es defender a los ciudadanos de Ucrania, frenar el terror y los intentos de desmembrar el país», afirmó el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchinov, al anunciar el comienzo de una «operación antiterrorista» en la región de Donetsk.

El jefe de la operación lanzada por Kiev, el general Vasili Krutov, advirtió a las milicias prorrusas de que «no habrá más ultimatums» y de que el Ejército ucraniano «combatirá a los invasores extranjeros». «Si no deponen las armas serán liquidados», amenazó.

La ofensiva comenzó dos días antes de la reunión que se celebrará en Ginebra entre Estados Unidos, Rusia, la UE y Ucrania para intentar llegar a una solución dialogada a la crisis. Pero todas las partes llegan con posiciones de fuerza, bien sea con acciones armadas, sanciones o declaraciones hostiles.

El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov advirtió que la orden «criminal» del Gobierno ucraniano de enviar los carros de combates minaría las conversaciones. «Uno no puede enviar tanques y a la vez mantener charlas; el uso de la fuerza sabotearía cualquier oportunidad ofrecida por las negociaciones a cuatro bandas de Ginebra», afirmó el ministro ruso desde Pekín, donde se encuentra de visita oficial.

En una conversación con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el presidente ruso, Vladimir Putin, demandó a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional una «condena clara» de estas acciones anticonstitucionales». «Las informaciones procedentes de Kramatorsk suscitan la preocupación más profunda. Todo indica que los acontecimientos comienzan a evolucionar según el peor de los escenarios», afirmó el delegado de Derechos Humanos del Ministerio de Exteriores ruso, Konstantin Dolgov, en referencia a las noticias que hablaban de las primeras víctimas mortales de la operación.

«Ucrania está al borde de la guerra civil y es escalofriante», alertó el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, que dijo esperar que las autoridades ucranianas tengan «suficientes cerebros» para evitar una mayor escalada del conflicto en el este del país.

EEUU aplaude la «mesura»

Pero Estados Unidos aplaudió la operación, que además le pareció mesurada. «Admiramos la contención que el Gobierno de Ucrania ha mostrado (...) para tratar de calmar la situación en el este del país y subrayamos el mesurado enfoque mostrado por las fuerzas de seguridad de Ucrania hasta ahora», afirmó Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca sobre una crisis que considera «volátil y peligrosa».

El objetivo de EEUU es continuar con la presión a Rusia y el Departamento de Estado afirmó que está «considerando seriamente» nuevas sanciones pero aseguró que «no está barajando suministrar ayuda letal a Kiev».

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, se sumó a las acusaciones y sostuvo que «la mano de Rusia» está implicada en el este de Ucrania. «Obviamente como principio nunca comentamos sobre inteligencia, pero creo que por lo que se ve está muy claro que la mano de Rusia está profundamente implicada en esto», indicó Rasmussen a su llegada a un Consejo de Ministros de Defensa de la UE en Luxemburgo, en el que participaba como invitado.

El Kremlin tachó de absurdas estas denuncias occidentales sobre la presencia de tropas rusas en el este ucraniano. «Son declaraciones absurdas. Allí no hay tropas rusas. Ya lo han dicho el presidente y el ministro de Exteriores» aseguró Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, que expresó su perplejidad porque Occidente haga oídos sordos a las reiteradas afirmaciones de Moscú de que no ha desplegado tropas.

Precisamente, destacó que los rusos abogan por una participación más activa de Rusia en los sucesos en Ucrania. «Muchos ciudadanos rusos consideran que es necesaria una intervención más activa. Dicha opinión la expresan los ciudadanos, pero esto, insisto, es la opinión de la gente», matizó.

Peskov aseguró el lunes que Putin recibe muchas peticiones del este de Ucrania, de mayoría rusohablante, para que intervenga de una u otra forma.