Joseba VIVANCO
Internacional

El público quiere pasión

Borussia Dortmund y Liverpool frente a los «cuernos» de Icardi a Maxi López, la doble cara del fútbol.

«Si los espectadores quieren emociones pero tú les ofreces una partida de ajedrez sobre hierba, alguna de las dos partes tendrá que buscarse un estadio nuevo. Los 60.000 dortmundeses que llenan las gradas no vienen para sentarse a contemplar distraídamente un partido de fútbol. ¡Quieren pasión!».

Jürgen Klopp, entrenador del Borussia Dortmund

Este lunes, 14 de abril, se cumplían 36 años de la muerte de Dante Panzieri, uno de los grandes referentes en la historia del periodismo deportivo, no solo argentino, y una voz, una pluma, que marcó una época ligada a manchetas como la del semanario deportivo ``El Gráfico''. En su revisionista y ácida descripción del deporte y periodismo de su país, ``Dirigentes, decencia y wines'', escribía sobre la pelota, `mi vieja' que diría su compatriotra Alfredo di Stéfano: «Antes, la pelota esperaba que los jugadores quisieran usarla. Ahora los jugadores esperan que la pelota quiera hacer lo que ellos no saben. Y si la pelota no quiere y los jugadores no saben, el destino es el cero y las manos frías del silencio. Por eso, el fútbol está más interesante para leerlo y oírlo, como capaz de hacernos reír; que no para verlo, por muy capaz de hacernos dormir».

El 0-3 que este fin de semana le endosó el Borussia de Klopp al Bayern de Pep, con un fútbol alegre, ofensivo y veloz no solo ha ganado más adeptos si cabe para la causa futbolística de los renanos tras su exhibición europea ante el Madrid de unos días antes, sino que ha sembrado de dudas el rodillo bávaro, al que ya le perseguían algunas críticas a un juego previsible y oficialista como el del Barça de los últimos tiempos.

Hace un par de semanas el Bayern lo tenía todo a su favor para seguir rompiendo récords en la Bundesliga y prefirió no hacerlo. Reeditó ensaladera y perdió su primer partido de la temporada, pasó a semifinales de la Champions sin apenas brilllo y ahora ha sido ridiculizado ante su máximo rival doméstico en los últimos años. «La actitud del Bayern es válida: lo que al final cuenta son los títulos, no los récords. ¿Pero no dice eso mucho del `alma' de un equipo?», escribía el experto en fútbol alemán Daniel Martínez. «Buscar la perfección del fútbol, acercarse en extremo a ella, solo para acumular trofeos, negándole al aficionado deleitarse con el juego...», reflexionaba.

El técnico catalán asumió que lo sucedido podía entrar dentro de los cálculos. «Cuando ya has ganado un título, bajas la guardia. En Barcelona también me pasó. Hemos bajado de nivel, tenemos que volver a subir, esa es mi tarea», ha dicho. «Especialmente la derrota ante el Dortmund debe haber sido una bofetada, no importa que ellos digan que ya no había nada en juego, lo cierto es que el traspié los hace reflexionar», sostiene el sicólogo deportivo Jürgen Walter, catedrático en las universidades de Colonia y Dresden, consultor de diferentes deportistas y clubes profesionales, quien añade una arista más a la rivalidad Dortmund-Munich. «La simpatía que el equipo había conquistado en los últimos años se ha ido perdiendo. En los jugadores se percibe una cierta arrogancia que ellos no están preparados para manejar».

La realidad es que el Bayern ha dejado de ser la apisonadora que era para apostar por un pragmatismo el cual no tiene seguidores en la Premier inglesa, donde el esperado Liverpool-Manchester City fue una oda al fútbol a la que ni el mismísimo Jorge Luis Borges se hubiera podido resistir. Las lágrimas del capitán red Steven Gerrard al final del vibrante choque condensaron todo lo que es este espectáculo deportivo. Emoción, pasión. «Han sido los 90 minutos más largos que he jugado en mi vida», reconoció al término del duelo que acabó con 3-2 para los líderes y máximos aspirantes al título. Pero, como les advirtió a sus compañeros sobre el mismo césped, «esto no ha terminado». El eterno capitán, con 16 temporadas a sus espaldas honrando la célebre camiseta roja, está a cuatro partidos de ganar su primera Liga. Norwich City, en Carrow Road, Chelsea, en casa, Crystal Palace, fuera, y Newcastle, al calor de los suyos, constituyen el reto. 24 años sin títulos ligueros aguardan.

Medio tiempo para cada equipo, el primero para un Liverpool mortal arriba, el segundo para un City liderado por los goles de David Silva -se lastimó Touré Yayá y regresó unos minutos tras su lesión el Kun Aguero-, y un error garrafal de uno de los mejores centrales, el belga Kompany, permitió el tercer y definitivo tanto local que encendió Anfield en el día en que la ciudad y el fútbol inglés recordaban a los 96 de Hillsborough.

Y si los Reds se lo creen, sus vecinos evertonians empiezan a hacerlo. Los Toffees siguen quintos tras su séptima victoria consecutiva -reciben al United este domingo-, y se disputan ese acceso a la Champions con un Arsenal que ganó y mantiene un punto de ventaja, y de paso se ha clasificado para la final de la FA Cup, el que podría ser el primer trofeo de los Gunners en nueve temporadas.

Venció el Chelsea al Swansea, y se pone con 75 puntos, a solo dos del Liverpool al que debe rendir visita. Como atemperó la euforia Steven Gerrard, «fue emocionante, muy emocionante, pero necesitamos mantener la calma. Aún quedan cuatro grandes partidos, y eso es mucho». Cierto, una Premier en la que el City estuvo lanzado, como antes lo fue el Arsenal, luego el Chelsea que parecía tenerlas todas consigo y ahora le toca el Liverpool. «Lo dije antes del partido, que aquí no terminaba la Premier League. Lo más importante ahora es lo que podamos hacer en el futuro», advirtió Manuel Pellegrini.

De Di Natale a Anelka

El famoso ``You'll never walk alone'' que sonó con más fuerza que nunca en Anfield, se escuchó también esta jornada en San Siro, donde un pragmático y defensivo Milan derrotó por un solitario gol al colista Catania y gracias a esa cuarta victoria consecutiva de los lombardos y las derrotas de sus rivales se ha metido de lleno en la pugna por la Europa League.

Hubo muchos goles este domingo en la Serie A, como en el triunfo por 4-2 del Nápoles ante la Lazio, con tripleta incluida del Pipita Higuaín, 29 años después de que otro argentino hiciera lo mismo ante el mismo rival, el 24 de febrero de 1985, Diego Maradona. La Juventus sigue a lo suyo y ganó, con otro gol -y van 14- de Fernando Llorente, y mantiene ocho puntos de ventaja con la Roma. Faltan 15 puntos por jugar con un Roma-Juventus de por medio.

Pero los focos mediáticos se fijaron esta vez no en la cabeza de la tabla, sino en el Sampdoria-Inter, y todo porque se cruzaban dos enemigos dentro, pero sobre todo fuera del campo. «Si la Premier tuvo su momento morboso entre John Terry y Wayne Bridge, la Serie A se ha paralizado este fin de semana por culpa de tres argentinos de moral dudosa», como lo define Toni Padilla. La historia comienza en 2005, cuando el delantero argentino Maxi López firmó por el Barcelona y un joven paisano de la cantera llamado Mauro Icardi se hizo una foto con su ídolo, con el que años más tarde les uniría una amistad en el Sampdoria. Nada hacía sospechar al mujeriego de Maxi que su amigo se la iba a `jugar' con su mujer y madre de tres hijos, la modelo Wanda Nara.

En octubre de 2013 ella anunciaba vía Twitter su separación y poco después destapaba en la misma red social su idilio con el joven Mauro Icardi, ya jugador interista. Su amor contado en vivo y en directo desde entonces, con la pareja haciendo gala del mismo y Maxi López aguantando de todo, ha vidido un nuevo capítulo en el choque Samp-Inter de este fin de semana, en el que Maxi negó el saludo a Mauro, el primero falló un penalti y el segundo anotó dos goles en el 0-4 final. Para más recochineo, Icardi colgó luego en Twitter una foto con sus manos manejando el volante del coche, haciendo la señal de `cuernos', que pudiera ser por aquello de sus dos goles... sino no fuera porque añadía: «¿Por qué Wanda me hace manejar asi?». Como ha dicho su técnico Walter Mazzarri, «si Mauro consigue controlar sus excesos puede ser un gran delantero».

Modos y maneras en un Inter donde juega todo un caballero del fútbol como Zanetti, como lo es Totó Di Natale, y no solo por sus goles, sino por su gesto de correr con la manutención de la hermana discapacitada del malogrado Piermario Morosini, jugador del Livorno fallecido de manera súbita hace dos años. Antes del Livorno-Sassuolo mil niños salieron al césped, se mostró una pancarta con su foto y se entonó su nombre.

Quien también ha fallecido estos días es el hermano de Zlatan Ibrahimovic, tras una larga enfermedad. Lesionado, el sueco no pudo estar con su equipo en la segunda derrota del PSG, esta vez ante el Lyon, 1-0. En el Parque de los Príncipes tendrán que retrasar el alirón, que es cuestión de tiempo, como el Benfica, Ajax y Galatasaray en sus respectivos campeonatos, un título que también busca el Pamplemousses de la liga de Isla Mauricio, en la que es máximo artillero su jugador Kersley Appou, que este fin de semana desbancó al mítico camerunés Roger Milla como internacional más veterano de África en defender su selección, a los 44 años. Lo dijo el legendario Ryan Giggs, «la edad te hace perder resistencia y velocidad, pero la clase nunca». O casi. El francés Nicolas Anelka, que se comprometió con el Atlético Mineiro de Ronaldinho, no ha dado señales de vida y el equipo brasileño ha decidido olvidarse de él.