Estados Unidos, Rusia, Ucrania y la Unión Europe alcanzaron ayer un acuerdo para una «desescalada» rápida de las tensiones. Entre las medidas que recoge el acuerdo se incluye el desarme de «todos los grupos ilegales», así como el desalojo y la liberación de «todos los edificios tomados ilegalmente, calles y plazas y otros lugares públicos en las ciudades ucranianas».

Esta medida supone no solo el desalojo de los edificios oficiales y comisarías tomados por los grupos prorrusos en el este de Ucrania, sino también de la plaza Maidán, que sigue controlada por milicias armadas que lideraron el derrocamiento del expresidente Viktor Yanukovich, y que también deberán ser desarmadas. Asimismo, se concede una amnistía a todos los que se desarmen y desocupen los espacios públicos con excepción de los culpables de delitos de sangre.

Una misión de observadores de la OSCE se encargará de que estas medidas se pongan en marcha y se trasladará a los lugares donde grupos prorrusos han tomado dependencias y negociará con ellos su rendición. Por otro lado, las autoridades de Kiev se comprometen a comenzar un proceso de reforma de la Constitución. «inclusivo, transparente y claro, que abra el diálogo con toda la población y que permita tomar en cuenta las aspiraciones de todos los ciudadanos del país», según explicó el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, al concluir la reunión

Ni Crimea ni federalismo

En relación a la península de Crimea, que fue anexionada por Rusia tras un referéndum, Kerry recalcó que «no la damos por perdida», aunque no se incluye en el texto, como tampoco la retirada de tropas que Ucrania y EEUU aseguran que Rusia ha desplegado en la frontera pese al desmentido ruso.

Rusia «no tiene ningún deseo de enviar tropas a Ucrania», afirmó el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov. Previamente, Putin había señalado que esperaba no tener que hacer uso del derecho que le otorgó en marzo pasado el Senado para enviar tropas a Ucrania.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por su parte, aprobó el envío de «ayuda militar de carácter no letal» al Gobierno de Ucrania, según confirmó el secretario de Defensa de EEUU, Chuck Hagel.

Pero el problema ahora será la aplicación del acuerdo y su interpretación. El primero que expresó sus dudas fue Obama que señaló al respecto que «no podemos estar seguros de nada en este momento». Además, amenazó con nuevas sanciones contra Rusia si no se producen avances. Igualmente, el Parlamento Europeo demandó que Bruselas refuerce las sanciones contra cargos rusos y se prepare para aplicar nuevas sanciones económicas contra Moscú

Por una parte, Kiev debe convencer a los grupos armados que lideraron el levantamiento de Yanukovich de que abandonen Maidán, cuando habían reiterado que no dejarían el lugar.

A su vez, las milicias que ocupan edificios en el este deberían sentirse concernidas por el acuerdo para que este tenga algún efecto. Y la reforma de la Constitución que se plantea no llega a la federalización que reclaman los prorrusos por lo que puede verse empantanada.

Lavrov consideró «desafortunado» que el acuerdo de no haga referencia a Ucrania como una futura federación y defendió que, cualquiera que sea el modelo de Estado que se adopte, debe concederse «más competencia a las regiones» y un mayor rol al idioma ruso.

Muertos en Mariupol

Al margen del acuerdo, Ucrania aceptó la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional para los crímenes que pudiesen haberse cometido durante el levantamiento contra Yanukovich.

Por otra parte, varios cientos de personas se manifestaron ayer en Mariupol, onde la noche anterior murieron tres personas al intentar asaltar una unidad de la guardia nacional.