RECREATIVO 0

ALAVÉS 2

Tiene tiempo, si le da continuidad, y también una base sobre la que cimentar la reacción que le dé la permanencia. El Alavés sumó tres puntos sobre los que apoyarse en este final de temporada y le añadió uno, menos tangible pero también importante, que debe ejercer de referente en las siete últimas jornadas de Liga.

Porque el que se reencontró con la victoria, tras siete jornadas de agónica espera, fue un Alavés diferente al que se había visto en los ocho meses anteriores. En el Nuevo Colombino no compareció ni el equipo todo corazón que había conseguido sus escasos triunfos apabullando al rival ni, menos aún, el que tantas veces ha caído presa de su inseguridad y falta de concentración. Fue un equipo serio, trabajador, tranquilo, que no enamoró con un juego de kilates pero pudo presumir de la virtud que tanto había echado en falta hasta ahora: la contundencia. Tanto ofensiva, con una fuerte presión arriba y las ocasiones y el acierto suficientes como para recorrer la mitad del camino hacia la victoria; como defensiva, con una seriedad en todas las líneas que posibilitó que el Recreativo apenas llevara peligro a la portería de Iván Crespo. Y entre ambas completaron el viaje hacia el triunfo.

Los albiazules, además, marcaron pronto, que siempre ayuda. O debería, aunque precisamente el Alavés es un ejemplo de lo contrario. Pero esta vez el tanto de Manu García, que aprovechaba un balón suelto en el área tras un saque de banda, sí le sentó bien a la escuadra gasteiztarra, reforzada en su convencimiento, que pudo llegar al descanso sin sufrir prácticamente sobresaltos.

El segundo tiempo comenzó aún mejor. Apenas habían transcurrido tres minutos cuando Samuel recuperó un balón, sirvió en profundidad para Ion Vélez, abrió el navarro para Viguera y el delantero en el área para hacer lo que sabe y batir a Cabrera de disparo cruzado.

Ahí se acabó el partido. Porque, esta vez sí, el Alavés supo aferrarse a tres puntos que pueden resultar vitales cuando, dentro de mes y medio, las cuentas sean definitivas. Los nervios asomaron en alguna jugada aislada, pero el colectivo se impuso sobre el error individual. Así que el Recre quiso pero no pudo por mérito de la escuadra albiazul, que apenas concedió un par de ocasiones pero que también fue capaz de generar, como mínimo, otras tantas. No entraron, ni en una portería ni en la otra, y el Alavés acabó celebrando la victoria siete semanas después. Y dejando por primera vez, también desde entonces, la puerta a cero.

Si le da continuidad ante el Mallorca la recompensa puede ser doble, porque el equipo podría salir incluso del descenso.