Aitor AGIRREZABAL GLASGOW
Referéndum independentista escocés

Gordon Brown agita el fantasma del miedo ante los pensionistas

Gordon Brown se sumó ayer a la estrategia del miedo del unionismo frente al independentismo escocés apuntando esta vez a los jubilados, los más reacios a la separación, al cuestionar el futuro de las pensiones escocesas sin la protección británica derivada de compartir riesgos y recursos.

El ex primer ministro británico Gordon Brown se había desmarcado, en un principio, del proyecto Mejor Juntos, alejándose de los conservadores y los liberal-demócratas, pero ayer se postuló como la nueva apuesta del unionismo ofreciendo, mano a mano con el que fuera su canciller, Alistair Darling, un discurso de apoyo a esta campaña. La buena reputación de Brown en tierras escocesas ha llevado a los unionistas a ver en él una de sus últimas bazas tras el avance independentista registrado en los últimos sondeos.

La última encuesta, publicada el domingo en «Scotland on Sunday», situaba el apoyo al «sí» en el 39%, frente al 42% que votaría «no» y el 19% de indecisos. Es decir, restando a aquellos que todavía no se han decantado por una u otra opción, un 48% de los votantes apoyaría la independencia.

Brown centró su discurso en la Universidad de Glasgow en advertir a los escoceses de un posible déficit en los fondos de pensiones si optan por la indepen- dencia. El nuevo disparo del Proyecto Miedo apuntó directamente a los jubilados, quienes, según los sondeos, son los más reacios a una Escocia independiente.

Gran parte de esa masa indecisa proviene del tradicional voto laborista, y es ahí donde el unionismo quiere jugar la carta de Brown. Sin embargo, la ruptura de la clase trabajadora escocesa con el sur de la isla se va imponiendo y la opción soberanista va calando. Durante su intervención quiso acercarse al votante escocés al referirse a la elección «entre dos futuros para Escocia» e intentanto alejar el debate de la lucha entre las políticas escocesas y las políticas que llegan desde Londres. Mencionó la necesidad en Edimburgo de «un Parlamento fuerte», pero que cuente con el respaldo de Gran Bretaña para compartir riesgos y recursos.

Proyecto Miedo

Ante las críticas que ha sufrido la campaña Mejor Juntos sobre su excesiva negatividad y su falta de propuestas, el antiguo líder laborista quiso plantear un argumento positivo, asegurando que «en áreas como las pensiones es bueno tener un Parlamento escocés que forma parte del Reino Unido». Pese a ello, terminó haciendo hincapié en los riesgos del independentismo, un discurso al que la campaña del miedo unionista viene recurriendo desde hace muchos meses atrás.

Hace escasamente un mes, en la misma ciudad, el ex primer ministro laborista defendió la devolución de poderes a la Cámara escocesa en caso de que Escocia vote contra la independencia.

La nueva cabeza visible del unionismo calificó la independencia como una «bomba del tiempo», debido a que la población será cada vez más anciana en Escocia. De hecho, llegó a decir que el coste de las pensiones triplicaría los ingresos producidos por el petróleo del Mar del Norte.

La respuesta de la campaña independentista y del Ejecutivo escocés no se hizo esperar. Eilidh Whiteford, portavoz de Trabajo y Pensiones del SNP, afirmó que esas son simple alarmismo. «En esta lógica, el proyecto de ley de pensiones del Reino Unido es 25 veces el valor de su petróleo y gas, por lo que es imposible para el Reino Unido para pagar el costo de las pensiones», respondió.

Brown quiso atraer el voto de los pensionistas hablando de riesgos de pobreza en la edad de jubilación. Sin embargo, las primeras reacciones no fueron positivas y reflotaron datos de la época de su Gobierno. Voces independentistas recordaron que durante su mandato, los pensionistas perdieron más de 100 millones de libras debido a inversiones erróneas del Gobierno. Además, derechos que los pensionistas lograron en muchos años de lucha, fueron erosionados con recortes que todavía siguen afectando a este sector.

Triple objetivo

En su Libro Blanco sobre la independencia escocesa, el SNP de Alex Salmond afirma que todos los derechos de pensión del Estado y del sector público acumulados estarían protegidos en una Escocia independiente.

El Instituto Nacional de Investigación Económica y Social también entrar al debate y aludió al análisis publicado a principios de año que señalaba que el coste de la pensión estatal sería menor en la Escocia independiente. «La realidad es que las pensiones son más asequibles en Escocia que en el resto del Reino Unido».

Whiteford añadió que «con la independencia seremos capaces de garantizar un trato justo para los pensionistas», y defendió el triple objetivo de mantener las pensiones con el coste de vida, revisar la edad de jubilación y volver a enfocar las pensiones del sector público.

La CBI pierde miembros por su posicionamiento unionista

El Colegio de Abogados de Escocia se convirtió ayer en el último miembro en dejar la Confederación de la Industria Británica (CBI) por el apoyo de esta organización empresarial a la campaña unionista del «no» en el debate sobre la independencia de Escocia.

La semana pasada, la CBI anunció su registro formal para apoyar la campaña del «no», lo que significa que puede gastar hasta 150.000 libras en esta iniciativa, y las universidades de Glasgow, Edimburgo y Aberdeen y la emisora STV renunciaron a seguir integrando esa organización.

Jack Lorna, director ejecutivo del Colegio de Abogados, aseguró que en los últimos tres años, ese organismo ha sido «un participante activo, pero no partidista en el debate sobre el futuro de Escocia», lo que ha motivado su salida de la CBI. De hecho, el Colegio de Abogados ha organizado y participado en distintos debates públicos en los que se debatía sobre lo que la independencia o el mantenimiento de la unión podían suponer para Escocia. En todos los casos lo ha hecho para aportar información al debate, pero, según palabras de su director, «nunca como parte interesada» para decantar la balanza en uno u otro sentido.

Desde el Colegio de Abogados afirman que necesitan respuestas a las preguntas «con el fin de informar mejor» a sus miembros. Sin embargo, no comparten la actitud partidista de posicionarse a un lado o al otro del debate. «No creemos que nuestra imparcialidad sería creíble mientras seamos miembros de algo que está contribuyendo activamente a otra organización que está registrada formalmente ante la Comisión Electoral para hacer campaña por un voto».

La CBI ya dirigió la campaña contra la devolución de poderes de 1998 y ahora vuelve a posicionarse de lado del unionismo, pese a que sus miembros han visto con malos ojos este posicionamiento y están abandonando la organización. De hecho, de ahí le vienen las críticas. Se le achaca que debía «haber expresado su preocupación por cuestiones políticas concretas». «Podían haber dado una visión de cómo se podrían utilizar los poderes de la independencia para hacer crecer el sector privado, sin expresar una opinión definitiva sobre el voto». Sin embargo, han decidido situarse en contra de la independencia. A.A.