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El acuerdo de reconciliación entre los palestinos indigna a Israel y disgusta a EEUU

El acuerdo de reconciliación alcanzado por Hamas y Al-Fatah, que incluye la convocatoria de elecciones en enero y la formación, antes del 1 de julio, de un Gobierno de unidad nacional palestino, fue acogido con indignación por Israel, que parece dar por definitivamente muerto el diálogo con la ANP, y con disgusto por parte de EEUU, que advierte de sus consecuencias para ese proceso. Los palestinos recibieron con júbilo el pacto que pone fin a siete años de enfrentamientos.

Las facciones palestinas de Hamas y Al-Fatah firmaron un nuevo acuerdo de reconciliación con el que aspiran a poner fin a siete años de enfrentamientos y a la división entre Cisjordania y la Franja de Gaza. Los tres pilares del pacto, que por primera vez pone fechas a la eventual reconciliación, son la formación de un Gobierno de unidad nacional en el plazo de cinco semanas, la convocatoria de elecciones presidenciales y legislativas seis meses después y la reestructuración de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

El Ejecutivo estará presumiblemente liderado por por el actual presidente de la Autoridad Palestina (ANP), Mahmud Abbas, y compuesto por independientes.

Además de su formación y de la convocatoria de elecciones, dos cuestiones ya aceptadas en los acuerdos anteriores de El Cairo (2011) y Doha (2012) pero no implementadas, el pacto de Gaza incluye la liberación de presos y la reactivación del alto comité para la reforma y la renovación de la OLP, reconocida internacionalmente como única representante del pueblo palestino y a la que pertenece Al-Fatah.

Esa reestructuración era algo que Hamas exigía y que permitirá al movimiento de resistencia islámico y a otros grupos políticos poder sumarse a su Comité Ejecutivo.

Haniyeh, que fue el encargado de leer el comunicado conjunto en presencia de una delegación de la OLP, destacó que el acuerdo de reconciliación llega en un momento crucial, constituye un «acto de responsabilidad nacional», pone fin a la división y «tapa la brecha existente».

La fractura entre Al-Fatah y Hamas se remonta a 2007, cuando tras meses de desencuentros y actos violentos, los islamistas, que ganaron las elecciones del año anterior, tomaron el control de la Franja de Gaza tras derrotar a las fuerzas leales a Abbas que trataron de hacerse con el poder.

Por eso, la población de Gaza, sometida a un férreo bloqueo por parte de Israel desde entonces, festejó el histórico pacto en las calles, a pesar de que en las dos ocasiones anteriores no llegó a concretarse.

El acuerdo, por contra, fue recibido con indignación por Israel, que acusó a Abbas de no querer la paz y respondió bombardeando el norte de Gaza y provocando doce heridos, todos civiles y algunos de ellos niños.

«Tiene que escoger»

«Tiene que escoger. Quiere la paz con Hamas o quiere la paz con Israel. Puedes alcanzar una, pero no ambas. Espero que elija la paz, que hasta ahora no lo ha hecho», aseguró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. «Mientras aún había contactos para prolongar las negociaciones de paz, Abu Mazen (Mahmud Abbas) ha elegido a Hamas en lugar de la paz. Quien elige a Hamas no quiere la paz», afirmó.

«No se puede hacer la paz con Israel y a la vez con Hamas», advirtió el titular de Exteriores, Avigdor Lieberman, quien afirmó que el acuerdo es «el fin de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos».

El ministro de Economía, Neftalí Bennett, consideró que «la ANP se ha convertido en la organización terrorista más grande del mundo» y añadió que «Israel no habla con asesinos».

Más moderada, la negociadora jefa israelí, Tzipi Livni, declaró que el acuerdo «perjudica» el diálogo.

También EEUU se sumó a las críticas al expresar su «decepción» y advertir de que puede «complicar seriamente» los exfuerzos para prorrogar las conversaciones, al considerar que no puede esperarse que Israel negocie con Hamas, según manifestó la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, quien dijo que su titular, Jonh Kerry, había telefoneado a Netanyahu.

Sin embargo, Abbas se apresuró a defender que los dos acercamientos no son incompatibles y que el pacto con Hamas es plenamente «coherente» con las resoluciones internacionales y las iniciativas de paz con Israel. «Estamos especialmente comprometidos con el establecimiento de una paz justa basada en una solución de dos estados», insistió.

En esa línea, su ministro de Exteriores, Riad al-Maliki, aseguró que el acuerdo no interferirá en el diálogo con Israel.

No obstante, Tel Aviv anuló el encuentro previsto para ayer entre los negociadores israelíes y palestinos en el marco de las conversaciones entre Israel y la ANP. El Gobierno no explicó los motivos ni aclaró si se trató de una decisión puntual, aunque las palabras de Netanyahu sonaron a sentencia de muerte de un proceso que arrancó con reticencias y ahora se encuentra en el aire, después de que Israel cancelara la cuarta ronda de excarcelación de presos palestinos y la ANP respondiera solicitando su adhesión a quince convenciones internacionales.