Elkarrizketa
Joana Serrat
Vocal, guitarra acústica, compositora

«Dejo que la canción vaya tomando su forma y luego es cuando veo cómo debe sonar»

La catalana Joana Serrat ha escrito «Dear great canyon», uno de los mejores álbumes de la temporada o de los últimos años, incluido el resto del mundo. Prospera con su segundo disco de forma exponencial. Mantiene su onda americana, un toque vaqueo y folk, pero todo es más ambicioso y poliédrico. Hoy actúa en el cine Modelo de Zarautz, qué complicado perdérselo.

Sería una canallada situar a Joana Serrat dentro de la tendencia de chicas con acústica, entre otras cosas porque tampoco es así, simplemente son más visibles, se restablece el orden. Además, la chica de Vic en «Dear great canyon» seduce por el contexto general, por la belleza, donde la producción sitúa el acabado lejos de la soledad solista/guitarra. Ella se acerca con banda lo que permitirá reflejar con cierta veracidad el contenido de su segundo álbum. Conviene, en todo caso, no olvidar, que sin canción no hay ni arreglos ni producción. Buena voz, buen timbre, entonación y una épica que va desde la sencillez a la envoltura. 22.00 horas. 7 euros y momentazo.

Tiene treinta años, aunque no lo parezca. Este es su segundo disco, al margen de primeras escaramuzas, ¿se necesita tanto tiempo para encontrarse?, ¿para dar con las claves?

Creo que el proceso de cada uno es muy personal. Como bien dices, en mi caso he necesitado mucho tiempo para encontrarme artísticamente. Desde siempre he hecho canciones, primero con el piano y más tarde con la guitarra. Te podría decir que mi primera composición la hice cuando tenía 11 años sin haber estudiado piano. Pero mi abuela tenía uno en su casa, que había sido de mi abuelo paterno, y lo primero que yo hacía al entrar por la puerta era abrir la tapa del piano y tocar. De este primer encuentro hasta ahora han pasado, no sólo muchos años, sino diversas experiencias que junto a mi indecisión y falta de sinceridad conmigo misma, hicieron que nunca diera el paso definitivo para apostar por la música.

¿Decisiones acierto-error?

Primero tuve que meterme en el jazz para descubrir que estaba en el lugar equivocado, luego tuve que irme a Dublín para cambiar mis roles con las personas que amo, meterme de lleno con Bob Dylan y sentirme salvada; al regresar y descubrir que había encontrado mi propio lugar, mal grabé una primera maqueta para darme cuenta que lo había hecho con las personas menos indicadas y que más tarde me darían la espalda. Tuve que tocar fondo, perdí la autoestima y dejé de confiar en mis posibilidades como cantautora, tuve que enamorarme sin ser correspondida para empezar a hacer nuevas canciones y ausentar mi tristeza; al mismo tiempo sané mi relación con la música, conmigo misma, grabando «The relief sessions». A partir de ahí surjo de las cenizas, renazco. Y durante la presentación de mi primer álbum, tengo la inmensa fortuna de cruzarme con David Giménez (crítico musical, periodista y exmiembro de Cabeza Borradora, Pumuky y Partido) quien me guía y me enseña a ver más allá de mis horizontes. Él es quién me levanta y me dice que mis sueños pueden hacerse realidad.

Se le sitúa dentro de la americana, pero algunas canciones tienen una prestancia, una envoltura mayestática, que supera el género, como «The blizzard», suficiente para dejar al oyente turbado entre sensaciones.

«The blizzard» fue una canción que al principio ninguno de mis músicos acababa de entender cuando estábamos grabando las demos. La letra es de David Giménez, eso me permitió una distancia con la lírica y una libertad total para explotar los paisajes sonoros que sonaban en mi cabeza. Fue una canción, que creció en el momento en que Gavin Gardiner (cantante y líder del grupo canadiense The Wooden Sky, con quien tuve el inmenso honor de poder trabajar en este disco) se sumó a nosotros en los ensayos previos a la grabación. Sin decirle nada, él captó y entendió el sonido y profundidad que la canción reclamaba, le dio su «toque canadiense». Estoy muy orgullosa de esa canción. Me halagó muchísimo que la cadena de tiendas inglesa Rough Trade la eligiera canción de la semana en marzo.

¿Son composiciones suyas? ¿Qué mérito le da a los arreglos?

Las composiciones son todas mías, pero no sería honesto apropiarme de la sonoridad del disco sin citar a David Giménez, quién siempre supervisa, revisa y da su opinión de todas mis canciones. Hablamos mucho de cómo veíamos las canciones. Cuando grabé todas las demos en los Dakota Studios de Edu Martínez, David añadía su punto de vista y nos daba su opinión del trabajo hecho. También debo citar en su parte de responsabilidad proporcional a Gavin por dirigir los ensayos y aportar toques de calidad inmensos con su guitarra y bajo, y sobre todo la ingeniería de Howard, que diseñó el sonido del disco después de meses de intercambio de centenares de correos electrónicos conmigo. Los arreglos no me los puedo apropiar para nada, yo no sé escribir lo que tengo en mi cabeza. A mí me gusta que cada músico aporte su personalidad en mis canciones, creo que les da calidad y amplitud (a menos que sienta que no pega para nada lo que están aportando), pero también es verdad que pauté y expliqué qué necesitaban las canciones, e incluso en algún caso canté la parte instrumental para que sirviera de guía a los músicos.

¿Las canciones le hablan, solicitan un entorno?

Creo que en este trabajo hay una homogeneidad de sonido muy sólido, pero cada canción pide ser tratada de una forma u otra. Es decir, a priori no me planteo qué tipo de canción quiero hacer, simplemente escribo una canción y a medida que la voy tocando con la guitarra y voy dibujando mi relación con ella, dejo que vaya tomando su forma y luego es cuando veo cómo debe sonar. En este caso, se podría hacer un paralelismo con los personajes de las novelas de ficción en la literatura. Muchos escritores dicen que son los propios personajes quienes acaban dibujando su propio recorrido.

¿Se está quitando de The Wooden Sky?

Jajaja. Es difícil quitarse cuando tocas con alguien excepcional, polifacético, versátil y sensible como es Gavin. Le estaré eternamente agradecida.