Dicen que sólo seis de ellas se distinguen con claridad y que la séptima solo pueden verla quienes gozan de una vista fina. Son Electra, Maya, Taigeta, Astérope, Mérope, Alción y Celeno, las siete hijas de Atlas, las que habitan a un costado de la Constelación de Tauro porque Zeus se apiadó de ellas y las convirtió en estrellas. Forman el núcleo más brillante de una agrupación de doscientas, el cúmulo de las Pléyades.

Unas estrellas que son vigiladas desde hace tiempo por los campesinos de los Andes del Perú y de Bolivia en determinada época del año. A finales del mes de junio, concretamente, tras el solsticio de invierno (es hemisferio sur), estos recios hombres de campo ascienden en medio de la noche a los picos más altos y observan el cielo. Su objetivo, rastrear el brillo de las Pléyades.

¿Se ven antes del 24 de junio, en esa fecha o algo después? ¿Es mayor o menor el cúmulo estelar? ¿Es más o menos brillante? Son las preguntas que se hacen (relacionadas con la claridad relativa de la atmósfera) y con las que pronostican la llegada y la intensidad de las lluvias. Si las estrellas están brillantes plantarán en las fechas acostumbradas. Y retrasarán la siembra si las ven mortecinas.

Lo curioso del caso es que investigaciones recientes relacionan las costumbres andinas con la presencia de determinadas nubes que pueden enturbiar en mayor o menor medida la visión de las Pléyades. Y que esto tendría relación con un sobrecalentamiento de las aguas del este del Pacífico Ecuatorial. O lo que es lo mismo, con un episodio de El Niño. En definitiva, que tiene base científica.

Y es que la previsión del tiempo no siempre ha contado con los métodos actuales y la observación de la naturaleza y de sus ritmos ha debido interesar por fuerza a nuestros antepasados. Al igual que desde hace tiempo interesa el estudio del clima desde una perspectiva antropológica. Una relación entre clima y sociedad -como en el caso de la predicción de las lluvias andinas según el brillo de las estrellas- de la que se ocupa una ciencia relativamente joven conocida como Etnoclimatología.