EDITORIALA
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Sudáfrica sigue su camino hacia la libertad

Sudáfrica votó ayer en unas elecciones generales marcadas por el XX aniversario del fin del apartheid; por ser las primeras después de la muerte de Nelson Mandela, y por ser la primera vez que la generación de los «born free» -quienes nacieron después del final del régimen de segregación racial- depositó su voto. Nadie duda de que el ANC ganará estas elecciones ni que lo hará por una amplia mayoría que rondará el 60% del electorado. Ese apoyo no se puede solo achacar a la larga sombra de los líderes de la lucha contra el apartheid -entre los que, hay que recordarlo, se encuentran el presidente Jacob Zuma y el líder del ANC, Cyril Ramaphosa-. Pese a problemas acuciantes como el paro y la pobreza, los logros del Congreso Nacional Africano durante estas dos décadas son innegables.

El principal problema de la Sudáfrica actual es también su principal virtud: una transición que, si bien fue ejemplar en lo que se refiere a la reconciliación, dejó abiertos problemas estructurales graves. El más evidente, un sistema económico que tiene unas rémoras coloniales a las que se suman las taras habituales del capitalismo. En términos democráticos se universalizaron los derechos, pero en términos socioeconómicos prevalecieron ciertos privilegios. Las políticas de discriminación positiva han paliado esas desigualdades de modo muy parcial.

Con todo, y pese a una propaganda que mezcla prejuicios e intereses, Sudáfrica no es el país más corrupto, no solo de su entorno, sino de la gran mayoría de países del mundo. Tampoco es el sistema más clientelar ni nepotista. Desde una perspectiva de izquierda, la alianza entre el ANC, el Partido Comunista y la confederación sindical Cosatu es una referencia ideológica a nivel mundial. Sus valores de lucha, solidaridad e igualdad siguen inspirando y ayudando a muchos militantes por la libertad. La posición internacional del Gobierno sudafricano recoge lo mejor de la tradición de los países no alineados. Por todo ello, también, les votan los sudafricanos. No conviene ni ignorarlo ni olvidarlo.