Maite SOROA
msoroa@gara.net
PAPEREZKO LUPA

Que se vaya a la Antártida, por favor

Servidora no es especialmente aficionada a seguir ese espectáculo cutre que llaman Eurovisión, pero allá cada cual con sus gustos. Más de una conocida se pasó el sábado noche pegada a la tele para ver si la representante hispana hacía el ridículo una vez más. Cuentan las crónicas periodísticas que al final ganó una artista a la que sus padres pusieron por nombre Tomás pero que ella prefiere llamarse Conchita. Hasta aquí todo correcto, pero el hecho ha servido para que el incalificable Xavier Horcajo sacara lo peor de sí mismo, y tiene de dónde sacar, en su última columna en «La Gaceta». Atención a lo que sigue, porque es de lo más vomitivo que se ha escrito en mucho tiempo. La joya comienza con este párrafo: «Es terrible. Una sencilla trampa marketinera aprovecha lo políticamente correcto en Europa y gana la eurovisión un austriaco que se llama Tomás Neuwirth pero se hace llamar Conchita Wurst. En Austria nadie se llama `Conchita'. Es igual. Además él reconoce que le gusta el uso argentino de la palabra (allí se usa por órgano sexual femenino). El supuesto apellido Wurst, `salchicha', quizá sea más austríaco, con permiso de Sisi. Usa ropa, imposta voz y lleva joyas femeninas, pero no tiene pecho y su `salchicha' sigue donde la puso la madre naturaleza, esa gran perdedora en la Eurovisión». Como han visto, la estupidez llevada a la máxima expresión.

Pero descuiden, porque en el siguiente párrafo es donde el seudoperiodista da la medida: «Si un `travelo' inconcluso gana como el gran artista `transgénero' cantado mal, que es de lo que se trata, es porque tiene una cerrada barba masculina bajo unos ojos con pestañas marquesina y rimel a saco. Puedo entender que los austriacos, listos como para vender al mundo que Hitler era alemán y que Beethoven era austríaco, estén fascinados por la barba a lo Arda Turán. Al fin y al cabo ya se fascinaron con el bigote cómo de Adolf. Pero que Europa entre en trance con Conchita Wurst, un fraude musical para presumir de tolerancia, merece buscarse otro continente para vivir. ¿Esta Europa es la que queremos construir el día 25? `¡Joder que fiasco!'». Pues sí, este es el nivel que gastan en la derechona. Puestos a buscar otro continente para vivir, podía irse a la Antártida. Pronto.