Aitor AGIRREZABAL
Análisis | Proceso soberanista en Escocia

La autodeterminación será la base de la constitución escocesa

La viceprimer ministra escocesa, Nicola Sturgeon, presentó en la Universidad de Edimburgo el borrador de la constitución de una Escocia independiente. Tal y como definió Sturgeon, «el documento gira en torno a la soberanía del pueblo». El borrador cuenta con 37 apartados sobre los que se debe basar la Escocia independiente y que deben ser desarrollados una vez se declare la independencia del nuevo estado.

En caso de que el próximo 18 de setiembre la sociedad escocesa decida ser independiente, este boceto sería reemplazado por la versión definitiva de la constitución, que la realizaría un grupo ajeno al gobierno a partir del Día de la Independencia, fijado en el 24 de marzo de 2016.

Es decir, tras una victoria del `Sí' el Parlamento escocés, que aceptará la constitución provisional, recibirá poderes para preparar la independencia. En mayo de 2016, dos meses después de la declaración de soberanía, se celebrarían las primeras elecciones de las que saldría el primer gobierno.

A partir de ahí, un grupo independiente formado por sindicatos, intereses empresariales, ayuntamientos, grupos religiosos, grupos comunitarios y otros ciudadanos sería el encargado de formalizar la constitución permanente. De hecho, el borrador estará disponible en la página web del Gobierno hasta octubre para que los ciudadanos puedan ser partícipes de la elaboración del texto.

El autogobierno y la soberanía son la base del esbozo presentado por el gobierno de Alex Salmond. El artículo 3 asegura la soberanía de los escoceses para la autodeterminación y su derecho de elegir libremente la forma de Estado y cómo desean ser gobernados. Sin embargo, el punto 9 también define el nuevo Estado como una monarquía constitucional independiente, donde Isabel II mantendrá la jefatura de Estado como reina. Pese a que el archivo no lo recoge, el premier escocés ha asegurado en más de una ocasión que esto será así mientras los escoceses así lo deseen, dejando una puerta abierta a la celebración de un referéndum sobre la monarquía. Una posibilidad que se siente lejana debido al arraigo de gran parte de la sociedad con la corona.

Otro de los puntos que ha copado titulares durante toda la campaña y que ahora ha sido plasmado por escrito en el borrador ha sido la pertenencia a la Unión Europea. El esquema de lo que debe ser la futura constitución da por hecho que Escocia seguirá perteneciendo al club europeo. La sección 24 recoge que Escocia, simplemente, pasará de ser parte de un Estado Miembro, a ser un Estado Miembro, lo que supone aceptar toda ley que llega de la UE, así como la ciudadanía europea.

No menos debates ha protagonizado el plan de desarme nuclear de Escocia. El SNP se ha opuesto desde un inicio a los submarinos nucleares que se encuentran en Clyde, cerca de Glasgow. Ahora, en caso de lograr la independencia, preparan un «desarme nuclear seguro de acuerdo con la ley internacional», moviendo los submarinos Trident fuera de Escocia.

Este es un punto en el que deben negociar los términos y tempos con la OTAN, de la que pretenden seguir formando parte, y Gran Bretaña, quien ha mostrado su interés por mantener los submarinos.

De hecho, voces del Gobierno de Westminster han llegado a asegurar que si Escocia quiere mantener la moneda, podría negociarlo a cambio de mantener los submarinos en Clyde. Sin embargo, los documentos presentados en la biblioteca de la Universidad de Edimburgo no dan lugar a este tipo de negociación, definiendo Escocia como un país libre de armamento nuclear y con el deseo de unirse al Tratado de No-Proliferación de Armamento Nuclear, de la cual ya forman parte 190 países.

La constitución, además de la soberanía completa de Escocia, prevé una mayor autonomía para las comunidades de las islas, que llevan tiempo reclamando responsabilidades debido a la distancia con Edimburgo. Esta misma semana Salmond viajó a Shetland para anunciar la ampliación de poderes con la que contarían en caso de que Escocia vote por la independencia. Se reconoce su carácter geográfico especial.

Finalmente el documento «repele» el Acta de Unión de 1707 que firmaron los reinos de Inglaterra y Escocia para la unión de ambos países. El acta quedará invalidada al día siguiente al Día de la Independencia. Del mismo modo considera oportuno que Westminster legisle para derogar el Acta Inglesa de 1706, como parte de los Acuerdos de Edimburgo en el que ambos gobiernos firmaron que la independencia sería un proceso mutuo y acordado.

A diferencia de Gran Bretaña, que no cuenta con una constitución escrita, los independentistas entienden que es la mejor forma para construir la nueva realidad. «Debe ser la base sobre la que podamos construir ese mejor Escocia. Una constitución escrita es una parte importante de la identidad de una nación, que define quiénes somos y establece los valores que nos son propios», aclaró Sturgeon durante la presentación.

De este modo, entienden el documento como una declaración de independencia que da continuidad al Libro Blanco presentado en noviembre y que será rematado por la constitución permanente una vez se declare la independencia.

La campaña soberanista va dando pasos hacia la construcción de la Escocia independiente a medida que los sondeos hacen cada vez más creíble la opción de la victoria del Sí en la consulta de setiembre.

Las dos últimas, publicadas el pasado fin de semana, arrojaron un apoyo del 47% y 48%, respectivamente, a la opción independentista. El Estado independiente va tomando forma y la constitución provisional debe ser el motor sobre el que debe empezar a funcionar y a crecer Escocia.