José Ramón Estévez
Preso político vasco

Por unos sanmarciales con memoria

 En este año que se cumple el V centenario de la conquista de Nafarroa a sangre y fuego por parte de Castilla y del arrebato de nuestra independencia por la que hoy, 500 años después, continuamos luchando. De igual forma se cumplen los 490 años de la batalla de San Marcial o monte Aldabe entre las tropas de Castilla capitaneadas por el capitán Beltrán y las capitaneadas por los lapurtanos de las casas Urtubia y Semper.

En conmemoración de la batalla del 30 de junio de 1522 se edificó la ermita San Marcial, por orden del capitán Beltrán al servicio del emperador Carlos V de España y I de Alemania. En aquellos años en que Nafarroa inició una ofensiva para recuperar la independencia arrebatada por Castilla en 1512 en Amaiur, consecuencia de ello fueron la recuperación del castillo de Amaiur en 1521, la batalla de Noain, la conquista del castillo de Behobia que originó la batalla de San Marcial, y la toma-sitio de Hondarribia dos años y medio en la que participaron entre otros los hermanos del luego santo Francisco de Xabier. Los Jaso, contaron con todo el apoyo del pueblo de Hondarribia y resistieron el cerco español compuesto por tropas guipuzcoanas, vizcainas, y alavesas, junto a los beamonteses.


En aquella época las tropas españolas sembraron Zuberoa, Lapurdi y Benafarroa de muerte y desolación. Ya se ha escrito mucho de esto y tampoco es el fundamento de este artículo hacer un relato histórico, sí por contra intentar aclarar la confusión o ignorancia. Porque afortunadamente los vencidos han sabido sacar del baúl del silencio la otra historia de nuestro pueblo, en la que tuvimos un estado independiente, Nafarroa, y demostrar que el conflicto no era entre españoles y franceses, como se nos quiere hacer creer, sino de españoles contra navarros-lapurtanos en la que desgraciadamente se luchó entre euskaldunes en el monte San Marcial. Como a lo largo de la historia ha sido habitual hasta la guerra civil española de 1936.


En aquella época Nafarroa tuvo que buscar aliados en Francia, e iniciar la reconquista de su independencia arrebatada por España, pero no nos equivoquemos, porque Ipar Euskal Herria no es Francia ni lo era en aquellos años, mientras que Hego Euskal Herria, excepto Nafarroa, estaba bajo dominio español en el que los respectivos jauntxos de Gipuzkoa, Araba y Bizkaia colaboraron con España para abortar cualquiere intento de Nafarroa de reconquistar su independencia. Esa es la historia que se nos ha pretendido ocultar, y el que siga creyendo en la versión oficial no creo que tenga un sentimiento abertzale, y sí más bien de los que se empeñan en mantener los símbolos españoles y aplauden la represión para torpedear el proceso hacia la resolución del conflicto de nuestro pueblo en términos democráticos.


Como decía, no es mi pretensión bucear en la historia, sí en cambio invitar a l@s irunes@s a realizar una reflexión sobre el Alarde de Irun, que es el que más conozco y que lleva a replantearme una cuestión de conciencia como abertzale, cual es si se está haciendo lo correcto celebrando una victoria española sobre los euskaldunes napar-lapurtanos que lucharon por recobrar nuestra independencia, al participar en esta mofa que para muchos navarr@s nos resulta hiriente mas que como navarr@s como abertzales, que al igual que ayer luchamos por la independencia de Euskal Herria recogiendo el testigo desde hace más de 500 años de los que cayeron en Amaiur en 1512-1522. La esencia del Alarde o Alardes, tanto el mixto como el oficial-betiko, son partícipes de este agravio a Nafarroa, y por tanto una lamentable equivocación.


La fiesta, sin ninguna duda debe de ser participativa e igualitaria, fuera de cualquier connotación patriarcalista, y más en estos momentos en el que el neoliberalismo busca, de la mano de los jauntxos del PNV y PP-PSOE, convertir las fiestas de los pueblos y ciudades de Euskal Herria en elitistas volcadas al consumo, impulsada por lobbies hosteleros y financieros. Para ello busca anular cualquier participación popular en la organización de las fiestas, llámese comparsas o peñas, y de igual forma borrar cualquier signo identitario euskaldun en ellas.


Por ello las mujeres y hombres abertzales que creemos en otro modelo de sociedad más justa e igualitaria entre mujeres y hombres, y sobre todo en una Euskal Herria independiente, deberíamos no sé si replantearnos el Alarde en sí mismo o su reformulación; y si merece la pena tanto esfuerzo y sacrificio para caer en el mismo error, la celebración de una victoria española, estamos a tiempo: hay fuerzas y conciencia necesarias para reformular el Alarde, que no debiera de ser un fin en sí mismo aunque se lograse finalmente un único Alarde igualitario, ¿pero para celebrar qué? ¡Por ahí nos equivocamos! Es lo que significa y celebra esta fiesta, y los árboles no debieran de impedirnos ver el bosque. Como decía, hagamos una reflexión, abramos un debate alejado de tópicos falsos de autoengaño: «Como lo importante es la fiesta y pasarlo bien»… etc. Por supuesto, es la finalidad de la fiesta su disfrute, pero que tampoco sea un ejercicio de amnesia, en fiestas también debemos de reivindicar nuestra historia y con ella nuestra identidad.


 En mi modesta opinión, es necesaria una recaracterización del Alarde de San Marcial. Esta podría ser una celebración cuyo fundamento fuese el homenaje a los hombres que en el monte Aldabe-San Marcial dieron su vida por la independencia de Nafarroa. Así, formando compañías mixtas de navarros y lapurtanos en el Alarde mixto; del ‘Betiko’ nos olvidamos porque ellos celebran otra fiesta y modelo social que no es nuestro. ¿Por qué no también en el Alarde de Hondarribia en recuerdo a los que murieron en el asedio de 1524 luchando por la independencia de Nafarroa en Hondarribia? En estos Alardes se leería un recordatorio a aquellos luchadores, así mismo, una bandera de Nafarroa abriría en lo sucesivo el o los Alardes junto con la bandera de Lapurdi. Podría ser una idea para reformular el Alarde; sino, para hacer lo mismo que los ‘betikos’ no merece la pena aunque sea mixto y todo lo que queramos, no para glorificar al imperio español que nos arrebató la independencia. Para hacer una copia del Alarde tradicional no merece la pena, insisto, sea como sea tenemos un año por delante para debatirlo. Hagámoslo y demos un paso en la reunificación de Euskal Herria.

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