Xabier Pérez Herrero | Irun

Puerto exterior de Pasaia: agur

Por si no fuera suficiente el largo y expresivo silencio del gobierno central sobre el tema, tenemos ahora también el posicionamiento —este explícito— de la actual Consejera de Medio Ambiente del Gobierno Vasco, quien declara encontrarse «en contra del proyecto de dársena exterior» y ser, en cambio, «favorable a la adecuación de la actual dársena interior y su entorno». Pocas noticias agradables tiene hoy en día el contexto socioeconómico para la gente preocupada por el tema medioambiental y esta, sin duda, es una de ellas.

Soy plenamente consciente de que no ha sido precisamente la inquietud ecológica la causante del giro copernicano de nuestras instituciones, sino la crisis y su estrecha relación con la disponibilidad de dinero público al respecto. De no haber sido así, probablemente estaríamos ahora embarcados en un proyecto faraónico, carente de toda justificación económica que no fuera la ya socorrida de los puestos de trabajo temporales y precarios de su misma realización.

Durante el tiempo en que formé parte del Consejo de Administración de la Junta del Puerto dejé clara la postura contraria al proyecto de mi Sindicato (ELA), por injustificable económicamente y dañino medioambientalmente. A causa de ello, fui tratado en el seno del mismo como una especie de neardenthal contrario al progreso. Ahora que los hechos consumados nos dan la razón, ¿sería mucho pedir que alguno de los entonces ardientes defensores del absurdo y fantasmal macroproyecto hiciera algún tipo de autocrítica al respecto?.

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