Grave ataque a las libertades y los derechos humanos

La Guardia Civil está desarrollando en estos momentos una extensa operación contra Herrira, que lleva la firma del juez Eloy Velasco y cuyo saldo aun se desconoce, aunque el propio Ministerio del Interior español habla de quince detenidos. Asimismo, se habría ordenado el cierre de páginas web y numerosas cuentas de twitter y facebook, las únicas armas que van a encontrar quienes pretenden vender la redada como un operativo contra el «terrorismo». Que nadie se lleve a engaño, lo que está ocurriendo en estos momentos en un grave ataque a las libertades y a los derechos humanos, ejecutado además por un cuerpo militar experto en ese cometido.

Herrira es un organismo cuya función única y exclusiva es la defensa de los derechos humanos de las personas presas. Con este objetivo se presentó ante la opinión pública y esa es la labor que hasta el momento ha desarrollado, siempre a la luz pública. Con indudable éxito además, como demuestran las enormes manifestaciones celebradas en los dos últimos años en Bilbo y las innumerables movilizaciones convocadas a lo largo y ancho de este país. Es además un agente plural, una característica que ha venido persiguiendo desde su propia constitución y de la que pueden dar fe muchísimas personas que desde ámbitos muy diferentes han participado en sus dinámicas. Pluralidad y éxito, demasiado para quien se muestra incapaz de respetar, no ya los derechos de este pueblo, sino la más mínima noción de democracia.

Con todo, esta agresión interpela directamente a los agentes políticos y sociales de Euskal Herria, sobre todo a quellos que tienen la responsabilidad de conducir, o al menos acompañar, a este país a un nuevo escenario. Ha llegado el momento de poner pie en pared, de plantarse ante un Estado que ha hecho una apuesta clara por la confrontación y la violencia. No dicen la verdad quienes sostienen que ha llegado la paz, que nadie es perseguido ya por sus ideas. Muchos vascos y vascas siguen siendo sometidas a una persecución política incompatible con un marco de solución y reconciliación. Admitir este hecho y darle respuesta es el primer paso que deben dar quienes aun sostienen que este pueblo no tiene prisa por alcanzar la libertad.

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