Luis Iriarte

«Navarra siempre para adelante», ¿hacia el abismo?

No es verdad que los detentadores del poder sean estúpidos. Nos gusta reírnos de ellos. De sus meteduras de pata, de sus tropezones, de sus necedades y memeces. Los chistes y burlas sobre los poderosos son una pequeña revancha que nos hace olvidar por un momento nuestra impotencia, incluso las humillaciones e injusticias que nos han inflingido. Recuerdo que en una manifestación en contra del pantano de Itoiz, cuando en este se acababan de realizar las pruebas de llenado, un grupo de personas se paseaba entre los participantes subidos a una pequeña lancha remedando la caída que el día anterior había sufrido nuestro gran economista foral, Alvaro Miranda, en las aguas empatanadas del río Irati.

En general, no es verdad que sean estúpidos, aunque lo parezcan. Como no lo es que inteligencia militar sea un oxímoron, ya saben, esa figura literaria que une dos términos contradictorios, como ensordecedor silencio. Pero lo puede parecer. Como aparenta serlo el empeño del Gobierno navarro en continuar con la construcción del tren de Alta Velocidad, o si prefieren, de Altas Prestaciones, que resulta más publicitario. El Gobierno Foral sigue empeñado en proseguir las obras de plataforma de este proyecto a pesar de que en la realidad todo indica que lo sensato es pararlas. Veamos.

El coste total de esta obra supera los 3.000 millones de euros (cuatro mil si se incluyen las anunciadas plataformas logísticas). Por ahora quien principalmente ha gastado dinero en su realización es el Gobierno navarro. Nos dicen que solo es un adelanto y que según el Convenio firmado en 2010, ADIF, gestor estatal ferroviario, irá devolviendo lo gastado a partir del año que viene. Pero lo cierto es que la Hacienda navarra deberá pagar entre 45 y 60 millones de euros en concepto de intereses por el préstamo solicitado al BEI (Banco Europeo de Inversiones). Una deuda más a sumar a las existentes.

Y de todas formas, ¿por qué gastar esta ingente cantidad de dinero, aunque procediese de las arcas de Madrid, en esta inútil y despilfarradora obra cuando los recortes más mezquinos se ceban sobre la mayoría de los habitantes del Reino de España hasta propiciar que decenas de miles de españoles subsistan en la más severa pobreza?

Lo cierto es que ADIF tendrá serios problemas para pagar, dado que tiene una deuda de más de 50.000 millones de euros. Lo cierto es que el Gobierno central no tiene intenciones -¿por ahora?- de continuar la obra en el resto de tramos. Así lo ha manifestado recientemente el portavoz de Economía del PP en el Congreso, Vicente Martínez Pujalte: «vamos a tener que aplazar el calendario del TAV navarro». En la misma línea lo ha dejado claro el ministro de Hacienda, Cristobal Montoro: «no hay más dinero» en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para acometer inversiones públicas porque la prioridad es la reducción del déficit.

Lo cierto es que como dice el portavoz de Economía, «lo que no tiene sentido es haber hecho estaciones con decenas de millones de euros para que solo pare en ellas un AVE al día y, encima, sólo con dos pasajeros. No es el caso de Navarra, donde hay estudios que indican que el AVE se automantendrá». Supongo que se refiere al estudio MECSA realizado por encargo del Gobierno de Navarra en los años previos a la crisis y que solo contempla las ventajas del TAV. Pero la realidad es tozuda y lo cierto es que todas las líneas en el Estado español son comercialmente deficitarias. El coste de los billetes no alcanza para pagar su funcionamiento. ¡Sin incluir el enorme coste de la obra! Los expertos hablan de la necesidad de un mínimo de pasajeros que ronda entre los seis y los nueve millones al año en cada línea. Sin embargo, el propio informe MECSA apunta un número probable de pasajeros de ¡seiscientos mil! en el corredor navarro. Por otro lado, la propia CEOE afirmó en su informe anual que el TAV no sirve para el transporte de mercancías. Declaración que se confirma al comprobar que ninguna de las numerosas líneas de Alta Velocidad existentes en el Estado las transporta.

Por tanto, nos encontramos ante un proyecto ya en marcha en el tramo Castejón-Pamplona que costaría más de 700 millones de euros, completamente deficitario y sin visos de tener continuación. Traerá empleo y competitividad, nos repiten como un mantra, pero la realidad nos muestra que el Estado Español es el país con mayor número de kilómetros de Alta Velocidad. Y ya vemos en qué situación está. Todo esto por no extendernos en el enorme impacto en el territorio, su desproporcionado gasto de energía, su uso habitual solo destinado a una minoría de la población, ya que no para en los pueblos y el coste del billete es considerablemente elevado.

Nuestra presidenta Barcina ha afirmado que las obras «van a seguir para adelante» y su consejero, Luis Zarraluqui, asegura que el plan de la estación, financible con 9.000 viviendas, se va a poner en marcha aunque sea por fases. Pero lo cierto es que no hay dinero para esta macroinfraestructura ni viabilidad económica para la estación.

Desde el año 2010 el Gobierno de Navarra ha venido anunciado con orgullo diversas partidas que iba a dedicar a la construcción de este tren y al plan de la estación. Hasta el 30 de junio de 2012 estas partidas sumaban oficialmente algo más de 184 millones de euros pero lo cierto es que en la realidad «solo» se han gastado 40 millones.

Dice el escritor Terry Eagleton que a pesar de su inflexible pragmatismo, el poder está lleno de falsas ilusiones cuando supone que el mundo gira servilmente en torno a sí. Disuelve la realidad en el espejo de sus propios deseos. Así ocurre en el caso del tren de Alta Velocidad en Navarra. Todo apunta a que no es más que un tremento despilfarro. Y este Gobierno erre que erre. Y estúpidos no son. Así que solo nos queda una simple pregunta: ¿están ciegos o más bien es que tienen intereses políticos y económicos en seguir con este desaguisado? «Navarra siempre pa´lante» decía el ínclito Miguel Sanz, hoy presidente de Audenasa, gestora de la autopista A-15, ya puesta en cuestión en los años setenta. Navarra siempre para adelante, dice Yolanda Barcina, que en algo se le tenía que notar que es más fina. Razones de peso para parar esta infraestructura las habido durante años, y así lo han denunciado durante años los opositores. Pero en la situación actual continuar gastando un solo euro es un insulto a la población.

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