Pablo GONZÁLEZ

Kiev sigue hablando de negociar mientras Donetsk es bombardeada

Ucrania vive dos realidades cada vez más separadas. Los combates en el este han dejado al menos 45 muertos en las últimas horas. El Ejército ha utilizado aviones y helicópteros de combate para bombardear a los guerrilleros prorrusos en el aeropuerto de Donetsk. Mientras esto sucede, las autoridades ucranianas siguen hablando sobre su disposición a mantener conversaciones tanto con los rebeldes como con Moscú.

La jornada del lunes fue una de las más sangrientas desde que empezó la denominada «operación antiterrorista» en el este de Ucrania. Al menos 45 personas murieron en los enfrentamientos entre, por un lado, guerrilleros prorrusos, y por otro la guardia nacional y el ejército ucranianos. Tres de estas personas eran civiles que murieron a causa del fuego cruzado.

Los choques empezaron cuando los guerrilleros prorrusos ocuparon el aeropuerto internacional de Donetsk, como parte del intento de controlar todas las infraestructuras básicas de la región por parte de las autoridades autoproclamadas de Novorossiya, la unión de las repúblicas populares de Lugansk y Donetsk. Al poco tiempo las fuerzas de Kiev lanzaron una contraofensiva para recuperar el control del aeropuerto.

En apoyo de las fuerzas de tierra ucranianas se utilizó activamente la aviación de combate. Helicópteros y aviones bombardearon tanto el aeropuerto como las zonas cercanas a él en las periferias de Donetsk.

Los choques se trasladaron también a la estación central de trenes. A pesar de que Kiev anuncia que ha recuperado el control de toda la zona, no está claro que eso responda a la realidad, ya que muchos guerrilleros siguen en el aerea de los combates. El aeropuerto sigue cerrado sin recibir vuelos, ni internos, ni internacionales.

Violencia en aumento

En el bando guerrillero en Donetsk están combatiendo mercenarios procedentes del Cáucaso ruso. Veteranos de las guerras de Chechenia de los años noventa están dirigiéndose a la zona para enfrentarse a las fuerzas ucranianas. Ellos han sido los protagonistas de algunos de los actos más violentos ocurridos en los últimos días, aunque el bando ucraniano tampoco se queda atrás. Así, los militares ucranianos se jactan en las redes sociales de que disparan a los genitales de los guerrilleros. Por otro lado, hace unos días los guerrilleros chechenos apuñalaron en el corazón a un combatiente ucraniano de extrema derecha que llevaba tatuada una esvástica y el símbolo SS en el pecho.

Parece ser que ninguno de los bandos hace prisioneros. Todo ello hace que el nivel de violencia esté continuamente en aumento, y los bandos están cada vez más lejos de las posibilidades de reconciliación. Interlocutores locales que intentan sentar a las partes enfrentadas en la mesa de negociaciones a nivel local, opinan que esto ya es casi imposible, y los enfrentamientos pueden durar años si no hay un acuerdo de voluntades políticas de mayor calibre, en referencia a Moscú y Kiev. Mientras las televisiones retransmiten las imágenes de combates, en Kiev la tranquilidad es total. La gente vive ajena a lo que sucede en el este del país. Solo de vez en cuando unos pocos transeúntes comentan con preocupación las últimas noticias sobre Donetsk.

La deuda del gas

A un nivel más alto, el de las autoridades, tampoco hay mucho más movimiento todavía. Kiev parece tener más prisa en encontrar una solución a su disputa por el gas con Moscú, que en cualquier otra cuestión. Moscú ya anunció su deseo de que Kiev pague de una vez sus deudas, y que a partir de ahora pague por adelantado el gas que piense comprar cada vez. Ni el pago de su deuda, ni el pagar por adelantado le parece correcto a Kiev antes de que Moscú le conceda una nueva rebaja en el precio del gas.

Esto se debe a que el actual gobierno no tiene liquidez. Depende de la concesión de ayudas internacionales. Todas estas ayudas están supeditadas a su vez a diferentes reformas que debería ejecutar el gobierno, las cuales en su mayoría llevarían a una disminución del nivel de vida de los ucranianos.

El movimiento de protesta del Maidán, en la diana de las autoridades

Una de las primeras medidas que piden las nuevas autoridades electas, tanto el nuevo presidente, Petro Poroshenko, como el nuevo alcalde de Kiev, Vitaly Klichko, es que el movimiento de protesta vaya disolviéndose poco a poco y abandone el centro de la capital ucraniana. Según ellos, ha cumplido sus objetivos y es hora de limpiar la zona.

Estas declaraciones han encontrado una oposición frontal entre los coordinadores y centuriones de las defensas del Maidán. Ellos no están dispuestos de ninguna manera abandonar el lugar, ya que entienden que los objetivos no se han cumplido, y que los políticos deben seguir bajo la presión de los manifestantes movilizados, ya que de otra manera pueden caer en las mismas tendencias que el gobierno de Yanukovich.

La tarea de los líderes callejeros de los manifestantes parece que va a ser muy difícil, ya que la gente está cansada después de tantos meses de protestas. Los más activos están trabajando o combatiendo en el este del país. Los que quedan, muchos de ellos elementos marginales, no despiertan las simpatías de la población para apoyarlos con medios como donaciones o directamente comida. Si la situación no cambia radicalmente, parece muy complicado que el campamento pueda aguantar más allá de unas pocas semanas más a pesar de todos los esfuerzos de los activistas. La ausencia de financiación de los oligarcas enfrentados a Yanukovich y las ayudas de gobiernos occidentales hace que los medios disponibles para mantener todo el campamento sean cada vez más escasos. GARA