Dicha propuesta se haría efectiva una vez culmine el proceso de reestructuración de deuda que el grupo negocia con los veintidós bancos acreedores, a los que ha solicitado la refinanciación de 2.500 millones de euros. Las aportaciones financieras de Eroski, que alcanzan un importe de 660 millones de euros, están colocadas entre unos 30.000 inversores. Ante esta situación, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha decidido suspender cautelarmente la negociación en el mercado de renta fija de estas dos emisiones.

A finales del pasado año, Eroski logró el respaldo de las entidades financieras a su plan estratégico de negocio, que culmina en 2016, para refinanciar su deuda por importe de 2.500 millones de euros. El presidente de la firma, Agustín Markaide, se comprometió a seguir reduciendo el pasivo de la compañía, tras haberlo hecho en 1.200 millones de euros en los últimos cinco años.

Recuperar 99 de los 660 millones

Ante esta propuesta, la asociación de afectados por las aportaciones subordinadas financieras emitidas por Fagor y Eroski, Kaltetuak, ha rechazado cualquier posible solución que implique quitas iniciales sobre el capital aportado y ha apostado por la vía judicial individual para tratar de recuperar su dinero.

Representantes de esta asociación han comparecido hoy en la comisión de Desarrollo Económico y Competitividad del Parlamento Vasco para explicar la situación por la que atraviesan. El portavoz de Kaltetuak, José Antonio Urrutia, ha asegurado no tener constancia oficial de la oferta, pero ha considerado «inadmisible» que el Gobierno de Lakua la avalara.

Según sus cálculos, una propuesta de estas características provocaría que los 30.000 afectados sólo recuperasen 99 millones de los 660 millones de euros invertidos en aportaciones subordinadas de Eroski. Además, ha cuestionado las garantías que otorgan los bonos de un grupo como Eroski, que se encuentra en estos momentos inmerso en la renegociación de su deuda.

En cuanto a la situación de los afectados por las aportaciones de Fagor, empresa que ha entrado en concurso de acreedores, Urrutia ha dado por perdida la posibilidad de que estas personas puedan recuperar el dinero como acreedores de la firma, porque se sitúan en el penúltimo lugar para poder hacerlo. «Cuando una empresa se liquida es porque no hay dinero y entonces si somos los anteúltimos, quiere decir que no lo vamos a recuperar nunca por las buenas. No vamos a sacar ni una arandela», ha reconocido.

Por eso, ha explicado que la asociación apuesta por la vía judicial individualizada, recomendada por los juristas que ha consultado, para que cada uno de los afectados reclame por separado recuperar el dinero aportado con demandas contra las entidades comercializadoras.