La explosiva fusión entre thriller y drama que mueve con destreza el cineasta chino Jia Zhangke en «Un toque de violencia» permite al espectador occidental adentrarse en la trastienda sórdida de la sociedad china.
En su nuevo largometraje, el cineasta quebequés Jean-Marc Vallée indaga en las heridas y los pocos escrúpulos que demuestran las grandes corporaciones farmacéuticas.
Los diálogos están reducidos a la mínima expresión, de tal forma que todo se cuenta mediante la composición del plano. Es muy importante cómo aparecen colocados los tres personajes de la pequeña historia ante la cámara, porque dependerá de sus movimientos y gestos posteriores, todos ellos muy calculados, lo que quieren comunicar o hacer ver al otro.
La película del australiano Jonathan Teplitzky mira hacia atrás tanto en su tema histórico como en su tratamiento fílmico. En la escena en que la pareja protagónica se conoce en el tren, ella menciona a la Celia Johnson que David Lean dirigió en ‘Breve encuentro’.
‘Love Actually’ no solo supuso un punto de inflexión en la carrera del cineasta Richard Curtis, se convirtió en la «madre» de todas las comedias románticas gracias a un guión coral que abarcaba todos y cada uno de los resortes dramáticos que mueven los mecanismos de este género que, bien tratado, siempre aporta sorpresas agradables.
En estos tiempos de crisis y ceguera hacia todo lo que implica la cultura, nada mejor que arrimar el hombro y lanzarse a compartir aventuras como las que no propone la cineasta Liliana Torres en esta su ópera prima.
De entre las muchas frases atribuidas al filósofo griego Heráclito de Éfeso que abren los distintos fragmentos en que se divide «Quai d'Orsay», la que encabeza esta crónica es la más definitoria de todas, porque la película es la historia de un discurso político, desde la escritura del primer borrador hasta que por fin es pronunciado, pasando por un sinfín de correcciones y cambios sobre la marcha.
De paso resalta la importancia en la comprensión de los textos que acompañan a la música, algo que en la época del franquismo estaba al alcance de muy pocos, como el profesor de inglés que protagoniza esta película de carretera.
No hay nada nuevo bajo el sol y, aun así, no dudo en que Spielmann habrá puesto dentro del relato del que es autor algo de cosecha autobiográfica. Lo que suena a más personal, con una autenticidad casi bergmaniana, es la larga agonía del padre.
La última realización de Manuel Martín Cuenca no es tan radical narrativamente como su anterior ‘La mitad de Óscar’, que hacía del distanciamiento y de la contemplación visual su naturaleza expresiva pegada a la realidad. En ‘Caníbal’», salvo en la magnífica introducción de la gasolinera que da lugar a un crimen de fría y sobrecogedora mecánica, el resto se desarrolla por unos derroteros más dialogados y convencionales. Nada que ver con ‘Las horas del día’ de Jaime Rosales.