Ramón SOLA
IRUÑEA

El debate sobre el estatus de Nafarroa crece tras duplicarse su deuda entre 2009 y 2011

En 2007 cada habitante soportaba 951 euros de deuda pública y hoy son ya 3.800. El Convenio impide un rescate oficial, que en realidad ya se produjo en el asunto del IVA de Volkswagen.

La presidenta de Nafarroa, Yolanda Barcina. (Jagoba MANTEROLA / ARGAZKI PRESS)
La presidenta de Nafarroa, Yolanda Barcina. (Jagoba MANTEROLA / ARGAZKI PRESS)

La Nafarroa aislada diseñada tras la muerte de Franco y materializada sin consulta a la ciudadanía vive su momento de mayor zozobra, no solo por el persistente debate político en torno a ese estatus, sino también por una cuestión de mera supervivencia: la viabilidad económica. La escalada imparable de recortes muy cuestionados por la sociedad, la ruptura del acuerdo de gobierno UPN-PSN en un tiempo récord (ni siquiera ha llegado a un año), la «espantada» del vicepresidente primero, Álvaro Miranda, y el desplome de popularidad de UPN son los indicadores políticos.

Pero los datos económicos son aún más rotundos: la deuda de Nafarroa se ha duplicado entre 2009 y 2011, según datos del propio Gobierno de Barcina, y a día de hoy es la quinta comunidad autónoma en este ranking negativo en relación con su PIB, por debajo solo de Catalunya, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Baleares.

La crisis económica general ha empujado al borde del abismo a un herrialde gestionado por UPN y PSN en comandita en estas tres décadas, con solo un paréntesis de un año. La caída por el tobogán es tan vertiginosa que parece mentira que hace apenas dieciocho meses su entonces presidente, Miguel Sanz, se jactara de que «indudablemente en Navarra se alumbran indicios más favorables para superar los problemas de la crisis que en otras comunidades autónomas. Se empezará a ver luz en 2012» (30 de diciembre de 2010).

El Convenio y el rescate

Obviamente, el Gobierno de Yolanda Barcina evita este debate a toda costa. Pero el volumen del agujero económico y la cascada consiguiente de recortes son la prueba más notoria de que el tema es ineludible. El único alivio para los gestores de UPN estriba en que su deuda (2.446 millones de euros, el 12,9% del PIB) no es absolutamente apremiante: en 2012 solo tiene que devolver 91 millones, por lo que sobrevivirá de momento. Sin embargo, la dificultad de liquidez para afrontar los gastos ya presupuestados este año es obvia y a partir de 2013 habrá que afrontar importantes vencimientos de deuda.

Volviendo al ranking por comunidades, se observa que las dos más entrampadas (Catalunya, con el 20,79% del PIB, y Comunidad Valenciana, con el 19,9%) ya han pedido el rescate. Se da por seguro que también caerán Castilla-La Mancha (18%) y Baleares (16,3%), las otras dos que preceden a Nafarroa, como ya le ha pasado a Murcia, que en teoría estaba bastante mejor (su deuda es del 10,1%).

¿Pedirá entonces Nafarroa el rescate? Hay dos apuntes que hacer al respecto. El primero es que no puede hacerlo. El segundo, que en realidad eso ya ha ocurrido, pero por otra vía.

¿Por qué no puede hacerlo? Que Nafarroa pidiera auxilio al Estado no supondría un mero parche puntual, como pasa con Murcia por ejemplo, sino que supondría enterrar todo su modelo de régimen foral con financiación propia, articulado en el Convenio Económico con el Estado y reconocido desde 1841. Todo ello lógicamente quedaría sin sentido si Nafarroa tuviera que pedir un rescate a Madrid.

¿Y por qué en realidad eso ya ha ocurrido? Porque el Convenio fue modificado en mayo, tras una negociación secreta entre el Gobierno de UPN y el del PP, para reparar el «error» producido en el cobro del IVA a todos los coches fabricados en la factoría de Volkswagen de Landaben, que en realidad se exportaba en su práctica totalidad y, por tanto, no debía ir a parar a las arcas navarras. Con esta operación, la Hacienda estatal perdonó a la navarra 1.700 millones de euros que, sumados a la actual deuda, habrían colocado a Nafarroa como la comunidad autónoma más endeudada por habitante.

Así pues, el Ejecutivo de Barcina no ha pedido el rescate -ni lo pedirá- pero sí ha sido rescatada con una aportación estatal que multiplica por cinco la que se concederá a Murcia. Y, pasados casi tres meses de aquello, sigue sin saberse cuál ha sido la contraprestación a Madrid por ese favor, que obviamente no será gratis. Parece claro que uno de los cromos cambiados será el del TAV, cuyas obras sigue anticipando en exclusiva la Administración navarra -sin garantía alguna de que el Estado llevará la vía hasta el enlace de Castejón y con dudas fundadas sobre la capacidad estatal para devolver ese dinero algún día-. En cualquier caso, esos 375 millones del tren no son ni la cuarta parte de lo perdonado por el Estado en el caso de Volkswagen.

A todo esto, cabe recordar que, en virtud del Convenio Económico, Nafarroa paga cada año un Cupo al Estado que se define como imposible de renegociar, y cuya cantidad en este ejercicio es de 539 millones. En teoría se trata de un pago por las competencias que el Estado gestiona en Nafarroa, sean deseadas o no (entre ellas están desde la monarquía al Ejército o la Guardia Civil).

El final de un cuento

La debacle se ha producido en estos dos últimos años. Los datos apuntan al final de un cuento y se producen además bajo la gestión de UPN. El partido que nació precisamente para garantizar este modelo de autonomía uniprovincial al margen del resto de herrialdes vascos y que siempre ha presumido de su efectividad se ve ahora abocado a gestionar su declive económico.

Y es que en estas tres décadas de crecimiento económico continuo, la Administración navarra había mantenido siempre una cuota de deuda asumible. Creció un tanto a mediados de los años 90, en la época de la implementación de las transferencias de Sanidad y Educación, las grandes obras públicas (la autovía Irurtzun-Andoain) y también la rapiña de Gabriel Urralburu y su clan. Sin embargo, luego la cota se mantuvo estable, e incluso a la baja, hasta que estalló la actual crisis. A partir de ahí, la paralización de la actividad económica ha hecho que se desplome la recaudación y la Nafarroa aislada ha empezado a caer en picado, quién sabe si definitivamente.