Jon Lizarribar y Rubén Gelbentzu, los dos detenidos el pasado martes por la Guardia Civil en Urnieta y Andoain, han declarado esta mañana ante el juez de la Audiencia Nacional española Ismael Moreno. Han comparecido asistidos por su abogado, después de que fuera levantada la incomunicación. Ninguno de los detenidos sabía cuál era su acusación concreta en el momento de ser conducidos al despacho del juez.

Ambos han negado la acusación de pertenencia a ETA, pese a lo cual el juez ha ordenado su ingreso en prisión, como solicitaba la Fiscalía. Les imputa delitos de «pertenencia» a ETA, dos de «estragos» y seis de «asesinato terrorista en grado de tentativa», en relación a los atentados con los que les vincula la Guardia Civil.

Los dos detenidos han rechazado las acusaciones e incluso han declarado que ni siquiera sabían de qué se les acusaba cuando han sido conducidos ante el juez. En su declaración delante de Moreno, Lizarribar y Gelbentzu han denunciado que cuando se encontraban en dependencias de la Guardia Civil han sufrido interrogatorios ilegales sin la presencia de abogados. Además, los dos han relatado que recibieron golpes y amenazas tanto en el trayecto desde Gipuzkoa hasta Madrid como durante las primeras horas de incomunicación, por lo que está previsto que interpongan una denuncia por torturas.

El miércoles, un agente que no se había cubierto el rostro se dirigió a ambos (los dos estaban separados y en celdas diferentes) y les transmitió que no iba a «ocurrir nada». A partir de ese momento el trato fue correcto, según han señalado a su abogado, Aiert Larrarte, en la cárcel de Soto del Real, donde han sido trasladados.

El fin de los malos tratos coincide en el tiempo con la reunión mantenida por Xabier Mikel Errekondo e Iker Urbina, diputados de Amaiur, con representantes del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, un órgano dependiente de la Defensora del Pueblo del Estado español.