Los cuatro jóvenes están acusados de «pertenencia a Segi, desórdenes públicos y actos de kale borroka», en un sumario basado en las declaraciones autoinculpatorias obtenidas por la Policía española durante el periodo de incomunicación. Las peticiones fiscales contra ellos son de 27, 9 y dos de 6 años de cárcel.

Gasteizko Harresia ha reunido en el frontón Auzolana de Alde Zaharra a casi un centenar de personas, entre ellas gente de distintas edades unida por el nexo común de haber sido torturada entre los años 70 y la actualidad.

Desde el conocimiento de haber «sufrido en sus propias carnes la lacra» de la tortura, han sostenido que «no importa el delito del que se acuse a una persona. Nadie debería ser juzgado en base a declaraciones firmadas ante la policía en periodo de incomunicación».

En el manifiesto leído declaran estar «de acuerdo con el juez de la Audiencia Nacional Ramón Sáez Valcárcel» cuando dice que la mejor manera de evitar la tortura es no aceptar como prueba las declaraciones cuando el acusado se echa atrás en lo dicho y ha sido objeto de malos tratos.

Tras preguntarse con qué objetivo alguien puede inculparse a sí mismo o a un amigo, para después negarlo todo ante el juez, los congregados han utilizado las palabras del exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán para responder con otra pregunta: «¿Alguien se cree que declaran lo que declaran sin coacciones?».

Después de recordar las preocupaciones mostradas por los relatores especiales contra la tortura de la ONU durante años y el poco caso que desde el Estado español se hace a sus recomendaciones, los reunidos han llamado a acudir a la manifestación que el próximo sábado, 29 de marzo, saldrá desde el Artium a las siete de la tarde con el lema «Epaiketak eten! Torturarik ez!».