Ainhoa Güemes eta Zaloa Basabe Blog
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Homenaje a Eva Forest: Nuestra querida Antígona-Amazona

     “Le ponen una mano en la espalda, le obligan a inclinarse hasta tocar la frente con las rodillas y le indican que esté tranquila, que van a pasar la frontera y que es mejor que no la vean. Le echan alguna prenda por encima. Onintze está atenta. Aprovecha el momento para agrandar con la uña un pequeño orificio de la capucha, a la altura del ojo, a la vez que escucha. Se han parado en una especie de control y la voz del chofer dice: “Servicio oficial”. Este dato la orienta. Cuando se incorpora, tiene tiempo de leer la palabra “Burgos” sobre un gran cartel azul: están en la autopista que va a Madrid. El coche empieza a correr de nuevo y, aunque risotadas y groserías le dicen que ya está en Francia, ella sabe que es mentira. Y aunque los peligros siguen siendo grandes, sobre aquella palabrería de fondo, empieza a considerar lo inimaginable que es todo aquello que le está pasando.

Su obsesión, ahora, es fijar en la memoria aquellas grotescas conversaciones, aquel lenguaje degradado de aquellos infrahombres que están en alguna vía muerta de la evolución…

Haciendo cábalas de este tipo se ha quedado traspuesta cuando, bruscamente, la sacuden y la hacen bajar del coche. La introducen en una casa muy fría y la conducen escaleras abajo sujetándola por el brazo y, luego de caminar un poco, la introducen en un lugar en el que la dejan, diciéndole que cuando oiga el cerrojo de la puerta ya puede quitarse la capucha”.

 

Eva Forest, ‘Onintza en el país de la democracia’

 

 

Eva, nuestra querida Eva, Antígona contemporánea que nos ha precedido en esta lucha apasionada y justa, de quien estamos orgullosas, quien con su testimonio valiente nos ha hecho más fuertes. Aquí, ante nuestros ojos, se yergue una fortaleza, un lugar frío, oscuro, pero por los ventanales atisbamos la comunidad futura que deseamos construir. Abandonar las sombras del imperio para iluminar un mundo nuevo, un pueblo libre donde esos nihilistas infrahombres no tengan lugar. Queremos que se vayan.

 Mañana, en Hondarribia, le vamos a rendir homenaje a Eva Forest, también a Alfonso Sastre, porque la palabrería fascista, la narrativa hegemónica que nos silencia, solo puede ser superada por palabras alentadoras que nos sostengan dignamente. Eva y Alfonso nos han hecho más dignas y más dignos con su obra, una obra cargada de positividad y de futuro. Les estamos profundamente agradecidas.

 Aunque haya días que ellos nos vencen, hay otros días en los que vencemos nosotras. La lucha, nuestra esencia constitutiva, el mito que nos guía como hilo de Ariadna, nos conduce a la comprensión de nuestra genealogía. Hemos abandonado el círculo cerrado, somos cuerpos abyectos que se niegan a reproducir el discurso del Gran Significante. Como Eva, las antígonas contemporáneas vascas, somos esa frágil vegetación que crece en las dunas, junto al mar Cantábrico.

Eva-Antígona marca una diferencia genealógica. Eva tensó el arco y rompió el silencio, Eva-amazona. Si alguien nos preguntara, ¿quiénes sois?, ¿quiénes sois las feministas abertzales?, responderemos con una sonrisa maliciosa, somos las hijas de Eva. Pagamos el precio por ser diferentes, porque el gesto de Antígona contra Creonte es inmoral, porque la coherencia de Antígona hace temblar al soberano. Porque la integridad de Eva-Antígona instaura esa serie divergente que nos permite escapar del encierro, la pasividad, la sumisión y la asfixia. La seriedad de Antígona es subversiva porque alberga en su seno una inmensa felicidad. Su humor, demasiado serio, pervierte la moral, esa moral cubierta de cinismo, de mugre y de nihilismo.

 Eva-Antígona es un extra-ser, nació demasiado pronto para ver su fruto maduro. Pero aquí nos tiene a nosotras las antígonas contemporáneas, rindiéndole homenaje. Eva fue la liebre que bailó alrededor del cazador, evitando ser dominada. Se enfrentó a la profundidad para alcanzar la superficie. Antígona recorre todo el circuito, asciende y desciende, del núcleo magmático al cosmos. Antígona-Eva, la gran rechazada, la más valiente, nuestra heroína. ¿Acaso debe Eva-Antígona arrepentirse por haber luchado hasta el final contra la autoridad ilegítima, responsabilizándose siempre de sus actos?

 Victoria o derrota; de victoria en derrota. El caso es que Eva esparció sus semillas en esta tierra fértil. Esas semillas, ya convertidas en robusto árbol, somos nosotras, las feministas abertzales. Somos sus hijas e hijos legítimos.

 Nuestra gramática tiene otras reglas, ¿cuál es el sentido de nuestro discurso?, ¿cuál es el alcance de nuestra obra? La lógica de otra genealogía, de la que no se puede decir nada sin arruinar al Logos.

 Pero, mejor acotamos su discurso en los confines de la lógica imperial y falogocéntrica, mejor expulsamos a Antígona del mundo, la desterramos, la silenciamos por la fuerza. Mejor la negamos como referente liberador, mejor la convertimos en un sujeto debilitado, vencido y arrepentido. Mejor acatar la ley abstracta del Estado y arruinar la fuerza de nuestro mito, sus leyes sagradas que dan sentido y forma a la comunidad de iguales. Juzgamos a Eva-Antígona, no sabemos hacer otra cosa que mermar su poderosa voluntad.

 Eva-Antígona fraternizada eternamente con su hermano Polinices, con su amante Alfonso-Dioniso. El Estado patriarcal nos separa de nuestros hermanos, se afianza sobre esa escisión mortífera. Antígona se opone a que el Estado decida sobre el valor de sus alianzas vitales (amor fati).

 Antígona se desplaza de un polo a otro de las secuencias normativas que la patologizan. Antígona no es complaciente. Eva fue diferente, ¿por qué?, porque no fue nunca dominada. Porque su grito de guerra cayó fuera del concepto, estalló en una tierra amazónica, en nuestra tierra, el grito de Eva se hizo carne en Euskal Herria. Las feministas abertzales, hijas e hijos de Eva-Antígona-Penthesilea no hemos quedado atrapadas en esa especie de tartamudeo de lo negativo y lo reactivo, no quedamos afectadas por la neurosis de la dialéctica de Creonte, porque la dialéctica del Estado patriarcal no libera lo diferente, sino que, por el contrario, garantiza que siempre estará atrapado: trabaja para la salvación de lo idéntico, evitando la subversión de lo Otro.

 Eva labró un pensamiento sin negación, dijo sí a la diferencia, valoró positivamente las diferencias y esencias constitutivas entre comunidades y pueblos, entre individuos singulares. Su pensamiento fue el pensamiento de lo múltiple.

 Mañana, en Hondarribia, vamos a rendirles a Eva y Alfonso el homenaje que se merecen. Allí estaremos sus hijas y sus hijos. Porque nuestro linaje ha echado raíces, porque algún día, en un futuro cercano, sus frutos estarán maduros.

 

                                            Gudari Kings Komando Anonimoak

 

 

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