Iñaki  Soto
Iñaki Soto
GARAko Zuzendaria / Director de GARA

Un chiste que cuenta mi padre

Tenía el blog abandonado. Ni estaba muerto ni estaba de parranda, simplemente se me quitaron las ganas de escribir, siquiera por un rato. Hay gente que tiene esa extraña «virtud»: le quitaría las ganas de escribir al mismísimo Gabriel García Márquez.

Sin embargo, no sé a García Márquez, pero normalmente a mí esa gente lo que suele es provocarme más ganas de seguir con lo mío, sea escribir, leer o andar en bicicleta. Lo que realmente me ha perturbado estos últimos meses es la hipersensibilidad de otras personas, a la que considero cercanas, que se ha dado por aludida por cuestiones que en ningún caso iban dirigidas a ellas. Todo lo cual me ha recordado un chiste muy bueno que cuenta mi padre y he decidido recuperar esta labor compartiéndolo (mi padre lo cuenta mucho mejor, por lo que si no os hace gracia la culpa es solo mía).

No en vano, un blog permite un tono diferente, más cercano, hasta cierto punto alejado de mi cargo y sus constricciones. Y el humor es una de las mejores formas de salirse de ese tipo de corsés.

La rana y el cocodrilo
Se reúne la asamblea de la selva para organizar la fiesta anual. El león, que preside el acto, anuncia el programa previsto:
- Para empezar, este año tocará la banda de la selva.
La rana comienza a quejarse a voz en cuello.
- ¿Otra vez la banda? Joder, que pesadez, todos los años lo mismo…
El león, impasible, prosigue con su propuesta:
- Por la noche habrá fuegos artificiales…
La rana le corta.
- Fuegos, fuegos… a cualquier cosa le llaman aquí fuegos artificiales. Siempre lo mismo.
El león, visiblemente enfurecido, hace un último anuncio.
- Este año se ha decidido que los animales verdes que tienen los ojos saltones y habitan en charcas no podrán participar en la fiesta.
- ¡Ya le han jodido al cocodrilo! –sentencia la rana

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