Mikel INSAUSTI DONOSTIA

Farhadi rueda en las afueras de París su intenso drama familiar «El pasado»

Tras ganar el Óscar a la mejor película de habla no inglesa con «Nader y Simin», el cineasta iraní Asghar Farhadi compitió en Cannes con «Le passé», que le valió a Bérénice Bejo el premio de mejor actriz. Se trata de un intenso drama familiar rodado en las afueras de París, y que habla de la descomposición de la familia dentro del contexto de la inmigración. Su habitual cuidado por el diálogo es puesto al servicio de un suspense emocional con verdades ocultas.

Asghar Farhadi es un cineasta iraní que no tiene problemas para trabajar fuera de su país, porque ya ha conseguido consagrarse internacionalmente. Aunque es cierto que «Nader y Simin» le dio fama al ganar el Óscar a la mejor película de habla no inglesa, la oportunidad de rodar en París vino de antes, cuando a raíz de que «A propósito de Elly» le valiera el premio de mejor director en la Berlinale, el productor Alexandre Mallet-Guy le propuso hacer un proyecto para el mercado francófono.

Pero lejos de descentrarse por lo novedoso de la localización, Farhadi filma «Le passé» en interiores situados en las afueras, manteniéndose fiel a la intensidad de su dramaturgia. Con respecto a su anterior realización guarda una evolución lógica, porque si allí se seguía el proceso de una separación, aquí se parte de lo que viene después.

Lo que se mantiene como constante es el contexto de la inmigración, que en las películas de Farhadi suele constituir un perpetuo ir y venir, una especie de viaje de ida y vuelta, tanto geográfico como temporal. Los inmigrantes iraníes aparecen en «Le passé» ya mezclados con nativos o ciudadanos procedentes de otros países, sin encontrar una estabilidad laboral, personal o familiar en el lugar de acogida. Esta es la historia de Ahmad, que regresó a Teherán tras separarse de su esposa francesa. Cuatro años después de aquello vuelve a París para tramitar el divorcio.

Una vez allí, más que enfrentarse a la definitiva ruptura de la pareja, se verá inmerso en la total descomposición familiar. Las complicaciones vienen del lado de su ex, que intenta formar un nuevo hogar junto a su joven amante, que todavía está casado con una mujer que permanece en coma en el hospital. Su estado se debe a un intento de suicidio, según la hija adolescente de la ex provocado por la relación mantenida en secreto por su madre.

A Ahmad le tocará mediar en la difícil relación maternofilial, tratando de sacar a la luz las verdades que permanecen ocultas en ese pasado reciente al que alude el título. Una terapia necesaria observada mediante un suspense emocional graduado a lo largo de las más de dos horas de duración con mano maestra por el cineasta iraní.

Al final se impone la reflexión sobre la necesidad de superar el pasado, debido a la dificultad que supone juzgar unos hechos anteriores como si estuvieran ocurriendo ahora mismo. No se pueden entender de las motivaciones pretéritas de cada cual a la vez.